Suspiros interiores (R)

Son luciérnagas tus zapatillas;
lumbre vivaz,
llama encendida
indicando que estás.
Recuerdo de pareja.
Proverbio ideal
digno de quedar como estela.
Techo azul. Lago azul.

Luminosas y atrayentes,
me incitan a encontrarte
y a seguirte por un puñado de caminos.
Lucen como entrada y hablan como puerta;
señalan la aventura seductora
y la oportunidad que se deja.

Ya llegó el tiempo de aceitar la llave
y descerrajar el baúl de mis miedos;
timidez y vergüenzas.

Pasé tantas veces por delante.
Paseé rozándote y sin atreverme; acobardado.
Pasé a escondidas queriendo alcanzar con mis manos
lo que solo asía en mis sueños.

Me permito la desnudez
despojado de lastres;
oso pasar,
al fin me atrevo.

Entro, de puntillas, en el refugio
donde toma forma lo mejor de mi imaginación.
Tomo aliento e inspiro un pedazo de futuro,
nacen un sinfín de proyectos al entrar en tu habitación.

Tan cauto como sigiloso
recorro a ciegas tu estancia
y me mimetizo con tu necesidad.
Soy animal.
Soy un zorro.
Soy un perro;
a cuatro patas saboreo
la flora y fauna que ampara tu piel…
retozo satisfecho.

Husmeo tu silueta.
Viajo entre suculentos sentires;
exclusivos, placenteros y tuyos.
Hallo el sortilegio
que incluso despierta el tacto sonámbulo,
al besarte y sorber el vino
vertido sobre tu vientre.

Magnetizas y maceras mi ser.
Dispones del rostro amalgamado
que concede una cita con la tentación
y de la serena suavidad del satén;
de la belleza rosácea y natural
que embriaga hasta a los mismos dioses
que quisieron darte cuerpo.

Siendo un camaleón
me relamo contigo;
eres alada e insecto.
Repaso con mi lengua
sendos dulces de azúcar hallados
en la cúspide de tus senos.

Hay panal en tus entrañas,
desde él rezuma esa savia que ambiciono;
por ello me vuelvo una abeja golosa
recogiendo elixires sólo de una copa,
remedios que salvaguardan del tedio.

Igual desmiembras a mi hombre racional
hasta hacerlo desaparecer,
como invocas al ser visceral e impulsivo
que tiembla y gime mientras embiste.
Posees la sabia de la alquimia;
conviertes hielo en fuego
y la madurez en poca edad.

Ante ti, suena fino mi motor
y se ahuecan, ambiciosos, los poros de mi piel.
Derramas sobre mi desierto
la espuma e impronta del mar,
y entiendo que mis dunas esperaban tu agua
para aprender a flotar.

318-omu G.S. (bcn. 2014)

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