Así construido el individuo. Así, con miedo y con recelo. Así, con falta de humanidad; con la puerta entornada y casi rozando el esperpento.
El hombre pide ayuda; su aspecto, debido a su esencia alternativa, (barba blanquecina desaliñada y cabellos largos) asemeja descuido. Él necesita encontrar su domicilio. Él pregunta a los transeúntes; su mirada denota angustia dado el extravío provocado por la desmemoria -¡Ay, vejez! no sé si és suerte la que tienen los que de ti escapan- Nadie responde a su llamada. Nadie acude y le atiende ante su fragilidad. El hombre aparece invisible frente al resto mientras le atenaza el naufragio. Así son nuestras tinieblas. Así construye este sistema animales insensibles y despiadados que solamente acuden y asisten cuándo intereses.
¡Cómo temerle a la soledad o a la muerte cuando acostumbrados a vivir entre fantasmas!
Resulta extremo, ese latir rápido del corazón de un chiquillo escondiéndose del desamparo, acurrucado en sus adentros, pisando una tierra fértil pero teñida con llantos y rojo. La cual lo vio nacer, que es suya y, ahora fragmentada, no le corresponde, es escurridiza ante sus ilusiones, necesidades y anhelos.
Él, siendo simiente de un mañana sólo obtendrá como fruto el miedo: Miedo a la barbarie que reconoce a su alrededor. Dolor, muerte, angustia y, como única recompensa, el no morir ajusticiado por pertenecer a una etnia o a otra, o por no someter a su esperanza ante la destrucción que su alma soporta al vivir cercana al peso incontrolado de una sinrazón, sometida a esa determinación que ni establece ni conoce la mano misma que tortura o asesina, que cruel ajusticia (respondiendo a intereses ajenos, a suculentos beneficios económicos, a las finanzas de los opulentos); mano cual empuña el rifle o el puñal mercenario e irónicamente hermano.
Mientras tanto, a seis aldeas de distancia, son violadas y asesinadas sus propias mujeres e hijas, sus propias hijas y las de sus mismos hermanos. Así es como se masacra lo mejor que hay dispuesto en todos: la fuerza, confianza e ilusiones que comportan las esperanzas.
El engaño se tercia situando suculentos manjares que nunca llegarán a avistar y disfrutar en su mañana. Están encadenados, se convirtieron, por necesidad o codicia, en lacayos de seres poderosos a los cuales ni conocen y dicen supuestamente aborrecer, esos mismos que les brindan horrores y los sitúan dentro de grandes jaulas.
África, Asia, América latina, grandes porciones de la esperanza que vive dentro de este planeta, subyugada a conceptos y entendimientos engañosos, continentes y gentes tristemente manipulados.
Tierras poseedoras todavía de una esencia primigenia y vital. De esa porción de pureza cual el mundo occidental ya perdió hace bastante tiempo, e incapaz de valorarla y recuperarla ahora, simula despreciar cuando en realidad la envidia.
Soledad de cientos de tribus que sobreviven en unas míseras tierras sobre las cuales les han ido arrinconando los estados. Las riquezas no entienden de lazos sanguíneos, siempre están prestas a hacerle un tentador guiño a la ambición de cualquiera. Podemos luego buscar razones que escondan esos ciertos propósitos y no nos hagan acarrear el insoportable peso de una indigna conciencia, caer en el abismo más miserable de la condición humana.
Pero, en el fondo, sabemos que en buena medida, desde aquí, nosotros, estamos contribuyendo a promover tales delitos que se cometen en otros continentes. Hipócritamente nos disfrazamos con la falsa y conveniente interpretación o respuesta, para continuar satisfaciendo a ese bienestar superficial que precisa de ingentes tributos, tributos humanos que resultan de un descaro insolente.
Así, chiquillos que podrían ser hijos de cualquiera, con ojos limpios y adivinados por su sonrisa; y luz propia con la que resurgirían mil grandes imperios, están siendo utilizados, torturados, expulsados de su tierra, masacrados por el mero hecho de nacer en un lugar del planeta, con uno u otro color de piel, creencias o cultura.
Son considerados como valor cero dentro de un sistema mundial en el que no se aplican siempre las leyes que se acuerdan. En un sistema global en el que la justicia es una gran farsa y nuestros hijos siempre pierden.
“Sé de mis lazos estelares contigo, hijo de cualquier tierra, reconócete en el vínculo, éste pretende y puede darte abrigo.”
Resuenan cementerios donde viven soledades que no respetan al tiempo ni al olvido, siempre abiertas, esperan tumbas donde caben tanto los pies descalzos como los mejor vestidos. La vida se iguala en un sinremedio de tejidos desmaquillados y almas caídas en la espiral absorvente e insaciable de reconocidos agujeros negros que aguardan en cualquier bolsillo o esquina.
El sonar de un requiem se sucede constante y los espacios son fríos y los huecos, tozudos y la rueda circula chirriante al quedar corazón y respiros difuntos de motivos y alegría.
Un romántico muere ¡es Romeo caído! y a su lado Julieta concediendo emociones es sentencia y verdugo. La angustia arremete interminable si la ausencia voltea las horas: cuándo el desamor infringe condena y al hombre le hace remar siendo esclavo sometido a tenebrosas galeras.
Un gélido invierno se perpetua en los días: se multiplican glaciares y es derrotada la paz si habitásemos atrapados dentro de insoportables pesadillas que martirizan mediante deseos inalcanzables nuestra parte más valiosa y escondida.
Sufrir desterrado. Vagar en el limbo pues desamor da castigo de cual no salvan los rezos. Mariposas descoloridas sirven de atuendo y de velo; delante del dolor y del luto extraviar todo vuelo. Deambular como sonámbulo en laberinto. Ganar en confusión al devenir el desvelo. Padecer las entrañas. Mostrar la hiel en los ojos incluso disponiendo de la exquisita miel del consuelo. Saber que existe la muerte en la vigencia de lo vivo que muchos vivos que hablan, comen y andan están bien… pero que bien muertos. Perder el paladar, la intuición y la brújula al ser esquiva la gracia del ensueño cual ensalza cada instante hasta los adentros del cielo.
Hijos de… Hijos de madre capaz… madre capaz de palabrería madre parca en enseñanza bondadosa y enjuta de miras.
Perros con dentadura tenaz y afilada de mandíbula férrea que al apresar desgarran aquello que pillan.
Progres de otrora que ya desistieron que aparcaron sus reivindicaciones y hoy son tiburones cosmopolitas jactándose del poder estipulando con la vara de mimbre impuestos desafiantes y leyes sobornables sobre cómodos butacones.
Los hijos de otros hombres que ondearon la igualdad por bandera. Hijos con una astucia anclada en ese pragmatismo tan extremo que saca la esencia más fatal de nuestra verdad zorruna.
Cazadores que cazan desleales y utilizan como cepos argucias maquiavélicas. Leñadores ambiciosos que por su hambre insaciable talan bosques y selvas que corresponden a futuro y les conceden el aire que respiran.
Seres de naturaleza enranciada y esquiva. Hijos de otros hombres que hacen de la fortuna presente suerte ladina. Suerte que quiebra tobillos ¡el paso! y dando pie a un diálogo sucio con el destino obstruye las mejores rutas: Obligando al dolor a que el infortunio sea retrato habitual que quede enmarcado claro como seña de identidad de nuestra (in)civilización.
Hijos de un adonis narcisista, de un Baco artificial que rehúsa beber el vino de sus viñas y que, coito tras coito, a Venus y Artemisa desvirtúa.
Hijos irresponsables. Padres del sumo consumo adictivo cuales asumen competir bajo efectos del sorbo de un éxtasis más bien hitleriano, anfetamínico de todo menos budista.
Cuales experimentan con el resto de seres llenando sus arcas particulares con la transgénesis alimentaria y medicamentos obsoletos inoportunos que solamente atienden a beneficios anuales.
Hijos de un “dios” muy atrayente (para mí, poco convincente) desconocedores del hombro con hombro de la verdad que hace grande a un equipo. Hombres que omiten el saber de aguadores y de arrieros cuales jamás se pararon a escuchar el eco sabio nacido de entre las montañas o desde el pozo.
Hijos de un ¿dios? que olvidó la razón de la creación e hizo olvidar a esos hombres la potente voz de sus abuelos. Hijos amnésicos debido a la avaricia que exprime incesante a sus hermanos como a tragaperras así dando cabida a las segundas residencias al lujo de doscientos caballos e invocando a fantasmas con publicidades que martirizarán por siempre a su propia sangre.
Hijos amnésicos hasta de la lumbre de la vela que fogonea amarillenta entre muros cálidos y resistentes dentro de casas de piedra encaladas donde todavía perdura la fe y el olor a leña.
Padres del suplicio del que nace la soledad no esa soledad instructiva y grata sí aquella aberrante del individuo que extravió familia y percibe a los demás como insignificantes hormigas como a extraños cuales no merecen ni la compasión ni el saludo.
Hijos de la especulación del tráfico de influencias de manos ensangrentadas aunque enjabonadas. Hijos del delito sin condena que se pavonean de su infinidad de tréboles afianzados en coronas elaboradas a razón del llanto ajeno de próximos aterrados que sólo reciben inseguridad, precariedad y miedo.
Hijos que se desmarcan ante la palabra genocidio que bajan su mirada al tiempo que le dan la espalda al horrible y laboral infanticidio. Hombres a cuales les significa un trabalenguas pronunciar humanidad que pululan, intocables, almorzando con proxenetas y traficantes de armas con diputados y congresistas que pregonan la paz y fomentan la guerra también con estadistas y monarcas cínicos que manipulan el estramonio y el arsénico a su antojo mientras le dan el visto bueno a reformas y convenios.
Hijos de pe… de peculiar raciocinio buscando el cáliz el elixir de la eterna juventud la flor de la inmortalidad. Buscando el reconocimiento vanidoso pero sin presentar sus verdaderos rostros ante el mundo. ¡Padres de la guadaña!
… Por todo lo dicho jamás se precipitará el edén sobre ninguna de sus aventuras.
“Puede llenarse de mar cualquier planeta; porque el universo dispone y transporta la lava según corresponda sin temerle a la edad… La creación desconoce la impaciencia.”
Sonríe presente (tiempo disponible sin la angustia de la espera). Comprende cada paso como alimento camina atento ¡por cada paso se transforma! mezcla tierra firme con alunizajes y eclosiona. ¡Inhala profundo! Ya despierto desplaza las nubes deshace sus bordes y extiende sus soles ¡se reconoce! ahora beso unido a la hierba: pasto renacido. Crece como futuro; tras degustar el ayuno y el hambre y saciarse con banquetes, tras creer en nacimientos y extinciones inexplicables para cualquier ciencia, tras elegir ser probeta desestimándose por entero como caja de pandora. Crece como futuro por atender a maestros: corazón y sentidos.
“Me río de la crisis de occidente. Lloro por el consumo desmedido mientras la decadencia inventa nuevas locuras”
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Por muchos lugares y escenarios la muerte se pasea dando bocados, el hambre contornea con sorna millones de vientres, la salud es desvirtuada sin contemplaciones.
Hace ya bastante tiempo que en muchos lugares naufragó la cordura dentro del reloj de los hombres, al arrancársele el mordisco indispensable a los más humildes de nuestros congéneres, porque el egoísmo atrapó el alma y el desatino las mentes de unos pocos desalmados egoístas e indecentes.
(Los cuerpos se marchitan. Los respiros se quiebran para los tantos enfermos que enmudecieron sus ojos cabiendo un remedio.)
Hace mucho tiempo que es causa de nostalgia la empatía. Hace largo tiempo que a millones de manos les cuesta de enlazarse sinceras; más diría que omiten y rechazan antes que proponerse como ayuda: Porque el significado de hermano suena como jeroglífico extraño; y reparten miseria ¡y prefieren cadenas! y sentencian a esclavos escondidos tras vocablos tales como “obrero” o “extranjero”.
Nada más que amar el hoy porque un hoy, Sí, está dispuesto y dudar por “si un mañana” nunca vale. **
Camino; el polvo fue tierra y la tierra está repleta de trigo ¿Qué mayor muestra de amor? Confiar en la vida; percibir su infinidad de luciérnagas. Mientras camino sé acerca de los millares de fuentes que sacian mis necesidades sin estar enaltecidas por nadie. ¡Cuánto de ciegos y mudos tenemos! Agradecer equivale a tener un presente completo y un mañana bien nacido. Extender los brazos. Abrir las manos, ofrecidos: Sumados al universo absorvemos el espíritu del sol y recorremos las fases de la luna. Somos humanos; y antes roca y antes aire y antes madera y antes fuego y antes agua en busca del océano … si dentro de una burbuja… falta espacio.
Aguardo el baile ¡la fiesta! Aguardo tus manos y tus ojos impregnados de Corazón. Aguardo el ¡aleluya! interminable que corrige a los topos y rechaza la extinción.
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Salvajes incontrolados:
Cómo cambiar el mundo si somos incapaces de admitir y tratar la propia parte repudiable. En qué medida resultamos tóxicos y situamos al edén del revés
… ¡Qué importante es tener la sed de honestos!
Señalar y señalar el lado oscuro ajeno mientras nos desentendemos de la labor; permitirnos garrapatas, vampiros y gusanos en nuestro adentro al disculparnos un seguido de miserias.
¿Cómo la paz cuando vivimos sobre tierra ajada? ¿Para cuándo la paz?… (Surge desde mí. De mí depende aunque fuera zarandeado, aunque en ruidos me sumerga)
La seda aparece, lenta. Cuesta avanzar; peldaño tras peldaño —el camino es pedregoso— busco el paraíso (cielo/tierra) dispuesto en cada instante: ¡Madre! ¿Dónde guardas mi hogar?
Hogar; llegar a ti tras encontrar la salida del laberinto. Llegar a ti tras liberarme de trampas, tras dejar de confundirme con instintos y lenguajes que me azotan como oleaje. Llegar a ti tras ser capaz de abatir fronteras y derrocar reinos; de saltar cercos que anulaban mis respiros acorralándome entre tumbas.
Esta puta pandemia equivale a multiplicar los índices de esclavitud. Multitud de sectores serán engullidos por aquellas empresas que disponen de capital suficiente como para hacer frente a este tiempo de espera (siempre los mismos); como así mismo, los obreros, nuevamente, tendremos que aceptar las condiciones laborales que nos dicten si queremos sobrevivir. Ante esta realidad ¡Cómo no ser conspiranoide!. ¿Puede existir una casualidad que incline tanto la balanza en contra de los desfavorecidos?. Es cierto que han sucedido otras pandemia que han condicionado la vida y la muerte de muchos, pero tal cual se está dando ésta (dado los avances científicos a cuales unos pocos acceden -a escondidas-, igual que a los condicionantes económicos que lastran a una mayoría), somos nosotros, los ciudadanos de a pie, principalmente los seres humanos del tercer mundo que gozan de una mayor miseria e invisibilidad, los que pagaremos con creces todo aquello que nos cuentan nos están prestando durante este tiempo de magia humana pero bien negra.
Porque mis anhelos… Porque mis suspiros… Porque mi placer se prolonga gracias a este don pasajero con traje y maneras de hombre. Porque la creación persiste en saludar y darme cobijo; y hasta proseguirá conmigo aun traspasado aquel umbral que asociamos con despedida pero suma siendo, otro viaje.
Descorrer las cortinas frente al amanecer sorpresivo. Superar las nubes que convocan la carne, la mente y los huesos. Desenmascarar patrañas: doblegar epitafios. Abrazarme la madre de todos los seres de todos los vacíos y de cada esfera; la paridora infatigable ¡fiel amante! que copula, desvergonzada, copula, abona y transforma, desconocedora de calendarios. ¡Maravilloso! asomarme de nuevo a la vida tras darme su pecho… desde los brazos de la creación.
Diario digital que nace con la vocación de informar sobre Jaca, Jacetania, Alto Gállego y los valles de Tena y del Aragón, reflejando con fidelidad y objetividad todo lo que sucede e interesa a sus gentes. Editado por la periodista Rebeca Ruiz
Este blog es únicamente para mayores de edad. Relata la vida de sumisión de una chica que se adentra en el mundo del BDSM casi por casualidad, sin saber muy bien ni qué significan esas letras.