Mirar alrededor y contemplar la gran diversidad de formas, maneras y colores esparcidos —maravilloso, el universo, al ser el verdadero Dios cual ampara creación—. Cualquier mundo precisa de transformaciones porqué equivalen a progreso; la vida reclama variedad, pues, tras la amalgama de energías y sujetos, se ensancha el camino y prosigue el avance. ¿Por qué?… ¿Para qué la xenofobia, la discriminación y el racismo?. No somos el resultado de una única huella; somos el fruto de trillones de estrellas. Somos viaje que, a merced de los tiempos, abarca todos los espacios.
«… Se acuerde todo ocaso de darnos madrugada, así como el fracaso verter lección preciada, y luzca a cada paso mi vida aleccionada, por joya que es acaso, incluso la pisada, cual deja llanto en vaso, si triste es la jornada.»
Atreverme. Acercarme y asomarme hasta mi mismo, para percibir el vértigo que provoca el colapso y el vacío. Vencer el temor a perderme, y… encontrarme/te.
** Soy prisionero del pasado, jinete del presente y fantasma del futuro. ¡Soy! Una exclamación que expresa fe, un interrogante que equivale a muelle y una pausa refrescante cuál hila inventos igual que músculos. Soy mano suave: Caricias. Latigazo inesperado: Carácter. Una vuelta al mundo en tan sólo un pensamiento, una sonrisa o una frase. Soy la muerte en vida cuándo solapo la buena ventura; al guiñarle el ojo al egoísmo ensalzándolo como arte. Soy la vida itinerante. Un guión interminable. Millares de epitafios antes escritos. Un algoritmo inquebrantable en aras de un principio.
Soy un universo que gira alejado de teorías complejas y de religiones confusas, de leyes que encorsetan y de dioses castigadores. Existo, tal cual soy, como parte de una naturaleza, inquebrantable y cambiante, que engendra y moldea todo lo habido y lo que vendrá. Soy un cero que pretende completar su círculo. Un alumno que repasa. Una balanza que bascula teniendo en cuenta, que la bondad y la maldad tan sólo dependen de la intencionalidad de los seres que transitan; no deriva de alas y aureolas o tridentes, ni de destinos ni conjuros, no deviene por imposiciones infernales, ni por nadie más que no sea, nosotros mismos. ¡Ay, paraíso!. ¡Podemos coexistir sobre una balsa de aceite!. Podemos existir templados y que como filo vivieran sonrisas.
Soy un universo que juguetea con un conjunto. Soy un universo tan efímero como eterno. Soy ciclo… A veces nieve y a veces nube sobre el espacio.
Las teorías y las ciencias bailotean tanto
que acaban por darle la espalda a todo siglo y cualquier regla
así quebrándose los métodos y fórmulas que servían
y resultando renovados los lindes del entendimiento.
Todo elemento y circunstancia sella, al nacer,
su parte innovadora y su porción caduca
siempre proseguiremos amarrados
a una sola reacción de vida y fe; la del extasiante continuo.
Las leyes danzan tanto que dejan de ser evidentes.
Parlotean y parlotean hasta que enmudecen.
Se alternan los resultados y cambian las cuentas.
La exactitud de las formas cae en la evidencia
como la certeza que auspiciaban las maneras.
La carga de cada paso y de cada posición varía,
no hay peso ni distancia que se extienda por largo tiempo
con sus kilogramos o sus kilómetros.
Ante tales hechos, termina por perderse aquel sentido de rotunda negación
creeremos posible darle alcance a nuestros sueños.
Llenar con luz y de rosas la oscuridad hedionda que penetro sigilosa invocando suciedad y cavernas. Poder —por voluntad— cambiar el vinagre y la cal por avena y frutas jugosas que tornen suaves y dulces todos los pasos que dieran estos jugadores y los que vendrán. Recuperar, del corazón, su pulso partido. Llamar a la paz, untarla con gestos. Desterrar la venganza. Extirpar rencores enfermizos, todo yugo y al odio. Erradicar las guerras, a la violencia y a sus sedientos. Hasta perecer, si con tal… las manos se brindaran amnésicas olvidadas de flaquezas y ambiciones.
Porque los hombres avanzaron y crecen ¡evolucionan! a razón de la entrega y sus esfuerzos y de un leño llamado credulidad. Cual aviva las fuerzas y desmantela lutos y pincela incesante hasta lograr que el arco iris abandone su voz humilde y proclame su presencia tangible así empujando a las ilusiones para no quedaran siendo sólo ansiados deseos; futuro y sueños.
Porque desear el bien que traspasa las morales perniciosas y la justificación liberal dispongo de una claridad que destierra el ateismo e invoca e invita a Dios a ser polifacético y políglota. A ser aceptado y reconocido como un tu-yo indivisible repartido en porciones. Lo incita… a ser y hablar como algo nuestro.
Porque poder. Porque recuperé degusto cada mota escondida dentro de las zonas invisibles y valido cualquier lazo terrenal. Tengo el privilegio de calzar zapatos nuevos. El horizonte se me muestra ameno y amplio.
No desperdicio segundos deletreando amé; escogí amar. Y el huerto rejuvenece fértil y el campo luce interminable. Y reviento grilletes y candados y aprendo a llenar… al sopesar con un corazón sangre-cielo mis elecciones.
Hay mar sudando nubes benditas repletas de mensajes. Cada día quisiera regaran sus gotas… lloviera sobre mí su correspondencia para indicarme cuál equipaje. Nubes: Olas alzadas esbozando grisáceas. Celeste ceremonia. Sal volátil repitiendo «¡Vida. Conjúgate, Vida!». Y mientras, el mar; guarda, reparte y recoje.
« Con tanta y tanta comida… como para faltarme tenedor y cuchara.»
Cuándo el deseo padece atrapado, se ahoga dentro de un laberinto incapaz de escaparse; tras los días, tras los meses, tras los años. Cuándo… aunque oigo los cánticos quedo siendo Ulises; con ganas, queriendo, pero amarrado al palo mayor, de cintura, pies y manos. Sirenas. Este mundo está repleto de Sirenas.
Cuándo asoman, vociferantes… llamémosles dudas, miedos o demonios: La intemperie inclemente e insalvable agrediendo al hombre. Porque el hambre perdura, aguerrido, nunca se extingue, al contrario, marcha «in crescendo» desentendido de otoños e inviernos, de músculos y canas.
Cuándo su olor se alinea con la sal marina y crecen los ríos y sudan los océanos hasta inundarse el total de mis pasos… Suena mal decir no. Sabe fatal echar la vista atrás y constatar lo que era. Conozco, de veras, la combinación agridulce.
Leo deseo y me agrando, exultante, al sentirme pletóricamente joven. Es entonces que me pregunto qué mensaje pretende esta feria vital. Los por qué de la decadencia y sus pruebas. Me cuestiono, una y otra vez, si acepto la ley de envejecer. Reconozco que, ante tal batalla, no existe cuartel, tengo todas las de perder, resulta estéril la lucha.
El ¡CUÁNTO! siempre prosigue marcando una vida, adhiriéndose a las formas curvas de tu cuerpo y a las fragancias que desprende el carnaval de tu fémina felina… Y todo hombre tendrá hora donde sabrá sobre ruidos y acerca de óxidos. Cualquier máquina, tarde o temprano, renqueará, padecerá de la lentitud y la cojera, escuchará la voz de la obsolescencia. Mientras, mi hombre, sumergido, conversa con el deseo aun afianzado en la filosófica cuestión básica que pregona con mantras el budismo. Y, tú: Señalada. Musa y diva. Tentación. Por llamativa, culpable.
Y la coz y ladrido y arañazos y rivales, con y cuándo mi yo de animal. Animal impulsivo e instintivo que se inclina a olfatear y seguir los rastros ancestrales, cual reclama gozo y más gozo, cubrirse de placeres desentendiéndose de lógica y razón.
Cuándo los Cuanto quedan relegados a ser sin conquistar la consistencia.
Cuándo reconozco vivir en una zona abierta donde domina el deseo.
Temo esa hora que vendrá. Donde, aunque sentiré haber hallado nuevos saberes, se me cerrarán las ventanas que ahora me ofrecen paisajes exentos de puertas: Edén terrenal. Aleteo y Libertad. Extremos y término medio. Movimiento y pausa junto a la relajación y el éxtasis. Nirvana aliado a la eclosión de los sentidos. Temo tanto a la impotencia que comporta frustración, como a la pasividad que omite o contradice a la energía renovadora. Temo apreciarme deseoso y reconocerme castrado. Hallarme frente a la imposibilidad de emprender, estos de ahora, sencillos pero maravillosos viajes. Temo lucir destartalado cuándo me llames. No poder acudir con mi mejor traje a la cita. Temo querer y que mi cuerpo se encuentre resentido, demasiado fatigado para el baile.
Sé, de cierto, que tal verdad cabrá en mi tiempo-espacio.
Porque Agua. Porque Viento. Porque Tierra. Porque Fuego. Porque… Sumado vino el hombre y junto a él: Cordura. Desatino. Abrazos y golpes. Placer. Dolor. Trabajo y Descanso y Sueños. Dulzor aderezado con pizcas de amargura. Realidad adosada a la ficción. Ángulos consistentes y grados etéreos, ambos mezclados. Soplo y sorbo.
Porque los animales y el hombre. Porque las especies navegando entre los porque de los elementos: La negación y la afirmación. La contradicción y los opuestos. Un reloj poseedor de una cuerda interminable ¡ vida y más vida ! Reptar. Volar. Nadar. Andar. Gestos simples y complejos. Conjunto de gestos vitales. La danza y la quietud. Música. Ruido y silencio. La belleza y el horror vistiendo libros y lienzos. Un estupendo baile de combinaciones ambientado por la habilidad, el azar, la carga causal e inevitables y productivos tropiezos. Porque… ¡ Sorpresas dentro del cesto !.
Porque atrevimiento asoman inventos volcando avance y renovación. Porque miedo. Por temer la incógnita —a lo desconocido— límites y encierro. Un stop seguido de otro stop. Y por cobardía; temblores y resignación, una muralla infranqueable. Porque tristeza posicionamos los instantes de alegría y valoramos las cosquillas, las bromas, los chistes y la risa. Y, porque, porque… Un balón rodando, juego y juego. La geometría cíclica regalando planetas variopintos y un carro de siglos. La verborrea divertida de la imaginación anotando elucubraciones y tiñéndolo todo de fantasía: Figuras rectas y convexas. Cuadrados y esferas. Rigidez y espontaneidad esparcidas por el cielo y cubriendo las aceras.
Porque una paleta para el pintor. Porque el dinamismo y la introspectiva y la reflexión: Sombras y Luz. Color y Carbón. Grutas y valles amándose y gallos desenvolviendo otro albor.
Porque río… el Agua ¡ aseo !. La calma frente a las inclemencias del sol. Millares de cuerpos distintos presentándose ante el sorteo. Y, otros, pacientes, anhelando ser liberados de su invisibilidad allí en la nada. Porque huracán y brisa… el Viento: Olas desbocadas elevándose y semillas avanzando desde su pequeñez hasta la exosfera para alzarse como frutos cósmicos. Porque campos y sierras. Porque cordilleras con sus montes… la Tierra: Rebaños de cabras, ovejas y vacas. Los lobos y el perro y el pastor. Cimas que esperan a la luna y a las estrellas, a la pisada, a la cruz y a la hierba. Porque llama… el Fuego: El vuelo de la ceniza tras la lumbre y los incendios. La temperatura idónea y la cocción. La resurección y la muerte misma, pregonera; como alimento.
¿ Por qué ?
El llanto ensangrentado.
Guerra, violencia y dominio.
Páginas nefastas repletas de luto.
Poder, sumisión y sadismo.
Nulo el diálogo. Terquedad.
La sordera tóxica y los gritos.
Una hermosa manzana
apostando por la Tentación.
La Irresponsabilidad subida en un altar.
Alguna costilla mal servida
luciendo sobre la mesa.
¿ Por qué ?
Envidias y Celos.
Ambición desmesurada.
La mordedura persistente del Egoísmo.
Trampas, engaños y traiciones.
Destrucción y Odio exabrupto.
Porque el pulso, mostrándose firme, continua multiplicando, seres, artefactos y fechas, se amplia el abanico de destinos.
Porque hay tantísimos sinónimos evidenciando los premios que sostiene el universo. Brindo ¡ por la creación !.
Diario digital que nace con la vocación de informar sobre Jaca, Jacetania, Alto Gállego y los valles de Tena y del Aragón, reflejando con fidelidad y objetividad todo lo que sucede e interesa a sus gentes. Editado por la periodista Rebeca Ruiz
Este blog es únicamente para mayores de edad. Relata la vida de sumisión de una chica que se adentra en el mundo del BDSM casi por casualidad, sin saber muy bien ni qué significan esas letras.