Ya traspasado lo imposible seremos seres alados ofreciendo guía, protección, crecimiento y salvación: saborearemos la liberación mediando unos exquisitos toques de gracia que nos será concedida (ya no más puertas cerradas).
Cuándo la piel pesa y duele tanto como cadenas, lo mejor es aligerarnos, cambiar la suerte terrenal por un viaje exuberante e inexplicable cual nos otorgará comunión y comprensión, así expandiendo un sinfín de posibilidades ocultas a los ojos y sentidos de hombre.
Vuelvo a ti como renacido que no conoce ni reconoció muerte; y tus ubres celestiales son tan nutritivas y apetitosas como planetas salvajes por domesticar. ¡Vuelvo a ti aún ni aprendido!… para así continuar.
¡Allá voy!: adonde los caminos se unen y espera el sexo magnífico de los ángeles. Adonde todo desierto alberga agua por descubrir y el calor aparece solamente si hubiera oasis. Soy tuyo porque sin ti nada sería más que un corazón por nacer, unos pies por empezar a andar, una idea por aparecer, una fuente sin alba ni noche ni mediodía; soy tuyo porque deseo serlo y por saberte madre, hermano, hijo, padre, hombre y mujer. Tú te mereces el nombre y significado de familia. Te aprecio como inventor, como alfarero que moldea la pieza hasta conquistar aquello que es arte.
Tú, ¡mi Dios!… Siempre ahí, donde encontrarte.