Quizás verdad empañada de tanto volverse al revés.
Asomaron juicios destripando el caminar.
Tanto prisma impropio, desleal y creído,
basado en intereses, conveniencias o antojos,
dejan esa vida de otros, como trozo de queso roído.
Aun así, ella, disfruto en el goce.
Tuvo la certeza que como en cualquier reloj de arena,
esos granos caídos, no se alzarían para volver.
Quedo lo que sabedora conocía y quería,
aferrarse al cariño más puro hacia algunos,
Amamanto al amor tan necesario y necesitado.
Aplicaba su chispa en los encuentros, al compartir,
avisaba!, llevo chistes y bromas como remiendos,
las ofrecia con los que se cruzaba, este era su vivir.
Emanaba la vitalidad que sanamente se envidia.
Fue la flor más bella de entre todas las que cuidó,
una coqueteria modesta persistía en ella todavía.
Al darse cuenta… al observarse encorvada,
se erguía con amplia sonrisa,
mostrando la firmeza, su sello bien impregnado,
aun cuando la memoria ya la estaba dejando.
Sin pudor por decir un te quiero,
con dos besos, siempre prestos,
con la gratitud afianzada en su camino hacia los 90.
Esas lunas tallando, cincelaron tu rostro,
convierten y dan relieve a lo aprendido,
hacen saber lo evidente, lo curtido, lo existente,
la atención que merecían tus enseñanzas.
Que en la noria de la vida,
un abajo o un arriba,
resulta ser evidente,
sin saber cuando, pero corresponde,
sin caber ningun replique.
Igual estás en las alturas,
o en la tierra pensativo,
lo mismo eres genial,
como lo mas inoperante.
Nunca estuvo al gusto de todos,
ni a todos sabia de su gusto,
mas fue del todo capaz
de pasar sin molestar
por esta vida que fue su camino.
Cabellos peinados,
Consejos atendidos.