(I)
Siempre estoy obligado
a usar la lógica como herramienta,
a desenvainar de mi mente razones
y que éstas contengan
la elocuencia de un tono eficiente;
razones que golpeen y partan
como hace un contundente machete.
Que desenmarañen el camino
de códigos absurdos y de leyes injustas,
que limpien mis próximos pasos
de los honores inútiles,
de supersticiones incoherentes
y de reglas y leyes obsoletas
que afrentaran el gozo de cualquier vida,
ya fuera, traicionando innegociables valores,
o mancillando inquebrantables promesas.
(II)
Cada uno de los cardinales soplan,
se aploman dentro y sobre mí
mediante las voces de sus vientos;
me hacen saber vivo e insignificante,
pequeño arbusto que busca espacio
dentro de una selva inmensa.
Suelo estar a merced de tantos restos
que mis criterios no cesan de absorber saberes,
son cambiantes en pos de engrandecerse,
y enraizados al conocimiento,
disponiendo de salud, ofrecerse recios.
318-omu G.S. (Bcn. 2014)