Bb

En mi hogar vive un duende
que al comer sus papillas
utiliza el babero
y al mascar el chupete
caza pronto los sueños.

Mis jornadas se llenan
con la inmensa fortuna
que me mira vital
mientras lustra los suelos,
que usa pies y rodillas
y los pies y sus manos
cuando avanza en gateo.

Aunque muerda mi brazo
o estirase mi pelo,
no me daña, él me sana,
orquestando una magia
que a tantos mundos vacïos
los convierte en completos.

Huelo cerca esa gracia
de la gloria nacida
que alimenta mi casa
y fue soplo del cielo,
cual, risueña, regala,
la fragancia traviesa
y el amor inocente
que por siempre es eterno.

318-omu G.S. (bcn.2014)

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