Suele pasar que los humanos sufrimos de una extraña idiotez intelectual, por el mero hecho de cerrarse una cita, un ensayo o un poema con un nombre determinado de fama consagrada, los lectores acogen dichas letras con un «fenomenal ¡¡¡ole!!!». Llevo ya unos buenos cuantos años leyendo y disfrutando del hacer de escritores, en principio, noveles, y encontrando verdaderas obras de arte en la red, obras cuales, parece ser, no merecen la atención con apreciación de los tantos que, jactándose de entendidos, corretean por las paginas y, eso sí, esbozan críticas cuando les apetece.
(Si queréis comprobar lo que aquí os digo, pasaros por un foro de esos en que hay muchos que se suscriben al grupo de los entendidos, e insertar un fragmento del escritor con mayor renombre que os apetezca, pero omitir citarlo; os garantizo que tras tener vuestro edición cincuenta visitas, ninguno de ellos se habrá dignado a comentar la calidad del texto).
Luego tenemos a ese otro tipo de personajes que creen que su obra ha entrado a formar parte del Olimpo de los dioses, y descartan, neciamente, la mayoría de lecturas que se alejen de ese interés que pasa por la correspondencia que encuentran por parte de otros navegantes o por la misma adulación que reciben y les catapulta hacia un mal símil del triunfo.
El otro día leí una cita que me pareció ciertamente abominable; alguien comentaba en wordpress algo parecido a esto que os cito «mi tiempo es tan preciado que no lo puedo malgastar leyendo letras de poca calidad o que considero vacías», que triste, creo que podía obviar tal reflexión. Cuantos de nosotros, aficionados, amantes o adictos empedernidos de las letras, escribimos por el gozo de hacerlo no más, por la necesidad imperiosa que tenemos de comunicarnos u ordenar nuestro día a día, o por el afán de perfeccionar y engrandecer nuestras fórmulas de expresión.
Todos, absolutamente en todos se encuentra una buena pizca de arte (nunca hay que desestimar el de nadie- El arte, es en si mismo, vivir y sentir una vida de manera única, bajo esa lectura peculiar dispuesta en cada uno. Creo que no existe un arte mejor que otro, ahí es cuando entra en escena, la perspectiva que sujeta aquel que busca y la capacidad estrictamente propia que nos otorga nuestra comprensión. A mi parecer, ha habido un sinfín de absurdos artísticos a lo largo de la historia del arte que han sido catalogados como grandes obras por los entendidos (algo tendrán para que se las considerase así, aunque yo no sea capaz de entenderlas).
Al leer a alguno de mis compañeros de red, pretendo alcanzar algo más que no solamente el hecho de valorar una técnica estricta y pulida; me apetece descubrir su día junto a sus reflexiones, quiero lograr un grado de empatía que me permite sentir al estar inundándome por sus ideas, y, aunque fuera por un fragmento diminuto de tiempo, conjugarme con las emociones o los sueños que ellos albergan, pretendo, ante todo, entrar y comprender las pasiones encerradas en su vida y visitar la grandeza visional que guardan en su corazón.
completamente de acuerdo, mas los castillos de naipes siempre se derrumban, si no es hoy es mañana y si no es mañana, será pasado..
Muy buena reflexión 🙂
Me gustaLe gusta a 1 persona
Como confirma ese dicho bien conocido: «las cosas van cayendo por su propio peso»
Todo llega a su debido tiempo; a cada cual la lectura que le corresponda en cada momento, pero que nos proporcione una comprensión que nos ayude a crecer.
Me gustaLe gusta a 1 persona