La importancia de aprender a escuchar
-eludiendo ser corto de oído-
como la de hablar,
sin comerle la lengua a otros.
Tanta, como la de acertar a decir que Sí
o saber decir que No
escogiendo cada una de dichas sílabas
como camino oportuno.
Debido a tales aciertos:
Crezco y me posiciono donde deseo.
Soy rebelde pero paciente.
Procuro ser responsable,
tener un hacer consecuente con lo que quiero.
Consigo una selección que mejora mis métodos
y amplia mis dotes comunicativas.
Advierto trabalenguas y descifro mensajes.
Logro alternar diseños y amenizo con música
lo mucho que hay de infructuoso
asomando repetidamente constante.
Siendo alumnos o como maestros
somos parte de la enseñanza
¡decidiendo!
la materia y la acción
y el sueño y la alerta,
el violín o el trombón
y la voz o el silbido,
la caricia o el golpe
y la nana o el grito,
y la mano extendida
o la mente demente
que utilizando un dedo,
cruel, aprieta un gatillo.
Somos seres ¡decidiendo!
la consistencia y la carga
el descuido y la incertidumbre
y los bailes y sonidos.
Escogemos;
un vivir u otro
-indagamos semejanzas y contrariedades
inundados por cada lugar y situación
y por la algarabía de personajes-
Escogemos ¡siempre!
aunque amainara un soplo claro,
vigoroso y placentero,
o embistieran; descompuestos,
enmarañados y tormentosos e intransigentes,
¡inevitables!, los instantes,
impregnando la carne hasta los mismos huesos
o metiéndose, hondos y dentro… muy dentro del pecho.
Debido a tales aciertos
cabe llegar al conocimiento
tanto de uno como del resto.
Hasta cazar el estado consciente
capaz de reconocer
la extraordinaria validez que se esconde
tras la atención prestada
y tras la negación o la afirmación contundente.
Cuántas son las herramientas sujetas a nosotros,
que quedan, quedan, quedan,
poco o nada o mal usadas,
colgadas de un mandil o dentro de un baúl,
o recogidas en el olvido de una memoria
cuándo es trastero.
Quiero hallarlas.
Tengo fervor por descubrirlas.
Deseo utilizarlas con sabiduría,
pues…
siento devoción por ser
fiel sirviente del barro,
buen alfarero.
318-omu G.S. (bcn. 2015)
Muy bueno Ksiklbo. Eres buen alfarero, de las letras maestro y aprendiz de costurero, y del corazón: Valiente zapatero remendón 🙂
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Amigo Escribano, hay labores que se me dan mejor que otras (como a todos), pero no me acerques ninguna pieza para planchar,pues me desquicia el asunto y por ello suelo vestir con mi ropa bien llena de arrugas.
Marchemos hacia el infinito y cada uno de nuestros pasos signifique mejora, sea evolución.
Uno de corazón.
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