Perfume vital (R)

«embassament de Cavallers (Lleida)»

«embassament de Cavallers (Lleida)»

Plácidamente complacido,
recostado a tu vera apaciguo mis entrañas.
Recojo a tu lado y con ganas la lumbre
y prendado me rindo
ante la mucha bondad y belleza que tiene esta vida.
Retozo, impregnado por tantas caricias
volcadas por tu pulmón, vital y fresado;
y es que sirve de barandilla y de senda
tu aletear fantástico,
ceñido, simplemente, al ser de mariposa.

A tu lado sopeso el vigor del incesante tránsito,
el peso de la luz y el valor de la oscuridad.
Observo minerales y fósiles
y despertares y entierros.
Sumergido en los reflejos cabidos
en pozos y lagos musicales,
tuerzo por laberintos e indago la salida
pasando por complicadas grutas
y estando dentro de angostas cuevas.

Gira y gira mi mente, el pensar es oculista
que combina los números, símbolos y letras,
con las vueltas artísticas de preciadas vetas.
Admiro el descaro de la vida, sus encantos,
los mágicas y hechizantes formas
que anidan en la combinativa existencia.

Hueles a prado,
a oso y panal,
a baya y miel,
a musgo húmedo
y a bosque de aire.
Eres un soplo,
quitas ahogos,
contigo aprendo
tiento y respiro;
gracia posees.

Cama es tu compañía (recién hecha)
frescura misma que jamás se ladea.
Tu suavidad se asemeja al tejido del algodón
cuándo es capaz, incluso de vencer a la seda.
Acudes -ahora, como recuerdo-
y se mueven las sábanas repletas de sueños.

Gozo tanto y tanto
pasando las pulcras páginas de tu cuerpo.
Venzo cualquier batalla (rendido a ti).
Agigantas las fuerzas, provees de energía.
Crezco al flotar contigo,
al fundirme cercano y perderme…
en tus adentros.

Sabes a leyenda;
al pez y a la sal,
a cofre con perla,
a ola de arena,
a castillo y princesa,
a genio y sirena,
a duende y coral.

Me obligas
-dejándome libre,
dejándome ser,
dejándome estar-.
Me vuelves reflexivo e incitas a observar
el curso del río y sus vertientes,
la semilla y la flor
y el fruto y la siembra,
del hombre, mis actos,
y también su cavilar.
Me llevas a intimar con los seres
y su productiva infinidad de estadios,
con el grado de madurez emocional
y aquel sollozo que es inmaduro
por banal y caprichoso.

Procreo, por ti.
Dispongo de la alegría que desglosa
minúsculas frases.
Consigues que alcancé el súmmum
junto al beso que es verso que acompaña
a la prosa de un te amo.

Frente a la tiranía: me rebelas.
Le increpas, firmemente, al individuo
que se aposenta en mí; como lobo solitario.
Cuando se niegan mis manos a brindarse a otra mano.
Cuando, asnos: mis pies, son tercos lacayos,
carentes de empatía ¡reniegan!,
ajenos al resto de los seres,
de la condición misma y común;
siendo paganos,
monoteístas del yo que olvidó
la perdición del edén;
pies y la mente y manos que del egoísmo son:
burdos esclavos.

Reblandeces las rocas;
como el agua derrites,
tú eres la espuma que provoca luz
dándole declive a umbrías sombras.

Ensoñación eras,
lejana te avistaba.
Y, ahora, tangible,
aproximándome el cielo
citas hogar y el amor
todo lo abarca.

La muerte conversa, atiende a razones,
hasta renuncia y revierte, tornándose vida,
si al hablarle tu mirada,
tu voluntad demuestra que la ama,
dulce y sincera, mientras le contesta.

318-omu G.S. (Bcn-2012)

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