Apuntes de amor (XXV)

La puerta del cielo resuena,
sirve como timbre del hogar.
Cuándo tu boca ampara a mi boca
dispuesta a recibirme
abierta.
Abierta
bebe con agrado
la tierra consistente
y las llamas y las nubes
que propiamente guardo.
La puerta del cielo nunca chirría.
Elude mostrarse esquiva
y enseñarme su espalda.
Se le ofrece a mi vida
tan cercana como a tocar.
Presume de tener camino.

Por prestarte a ser mi compañera
traspaso la fortuna que fue sueño
y durmió encerrada;
puedo saludar sintiéndome completo.
Creo en dos con privilegios,
en venas aliadas que clausuran
prolongaciones perentorias que vagan
entre condiciones y con término.

318-omu G.S. (bcn. 2015)

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