Quise oír mi parte futura y mayor —por inercia, soy curioso—. Desde que abandoné el jardín no cejo de intentar comprender estancias y recorrer los pasillos. Camino entre partituras-tierra; notas derrumbadas y notas crecidas, y folios repletos de naturaleza extraviada. Afano deseos ante un cielo que siempre sabe a incógnita, aventura y desnudo.
A fuerza de amor y a fuerza de desengaños, escribo corazones y esperanza con letras mayúsculas ¡hasta utilizo exclamaciones!. Creo en un mañana-pronto en que se iguale la salud de las gentes al existir equidad en los privilegios.
Soñar. Sentir. Creer. Pensar… que pueden ser exterminados, de raíz, todos los desastres. Ya dejé de señalar inventando culpables. Buceo dentro de mí y encuentro. Todo se reposiciona tras interpretar objetivamente una vuelta completacompletacompleta.
Solamente consigo asir la cordura eficiente, la lógica constructora, cuando soy honesto… Cabe que la honestidad sea llave maestra.
Fui a lo seguro y la tranquilidad me dejó extasiada. La honestidad desborda oasis.
Que nos queremos y por eso nos corresponden.
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Oasis donde reposar y también beber. No seamos de los que confunden a la vergüenza con la decencia.
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