«El ayer aún sabe más a dichoso debido a los tragos amargos del hoy… Porque cabe duelo y desdicha en la arena.»
Siento
¡como lanzas!
palabras que convienen
en hurtarle su don
a la amabilidad,
detonando la comprensión
y la dulzura.
Resultan otros estos ojos.
Transformándose demuestran
su verdad completa
dándole cabida a la contradicción…
cuándo en lanzas
se convierten las miradas
llora amor.
Ante lanzas;
sucumbe,
agoniza un bello proyecto
porque hay gestos que perduran
aunque nosotros decidiéramos
mandarlos a la extinción.
Desearíamos
que tropezaran con la desmemoria
y cayeran en un pozo silencioso
llamado olvido.
Como lanzas…
Digo.
Siento,
lanzas frías
lanzas afiladas.
Lanzas penetrantes
que se hincan;
haciendo trizas,
delatando a la crueldad,
convirtiendo en sangre el vino,
asediando al triunfo,
describiendo angustia y dolor.
Lanzas adentro
-ya no quedan latidos-
hasta doblegar sueños
y atravesar un corazón,
desguazando todo apunte
que vitoreara «unión»,
cancelando viajes por los espacios,
aleatorios, versátiles, maravillosos,
cuando fuimos capaces
de sorber y degustar
y alimentar y engrandecer,
la utopía lumínica,
los límites inalterables del infinito.
omu G.S (bcn. 2016)
Gran poema
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Gracias, Isabel, por estar.
Buenos encuentros te traiga el verano. Abrazo.
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Vuelvo desde el infinito, desde el más allá de la ausencia y el silencio, para depositar uno de ésos, uno de los nuestros.
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Espero que ese proyecto que emprendiste, durante tu tiempo de ausencia, te reporte buenos frutos… Que mejor que satisfacción.
No falte nunca afecto; tal es lubricante haciendo que el mundo rueda mejor.
¡Que bueno que volviste!.
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