Emociones

La lluvia caerá (como siempre, elocuente), y así como las lágrimas, puede saber a dulce o a salada, aliviar como bendición o mostrarse amarga, según sea la predisposición de nuestras bocas y la tolerancia de nuestro ser cuándo la interpretemos. Somos un tarro de sabiduría, cerrado en ocasiones, y cuándo así es, no desprendemos virtud ni comprendemos. Somos unos ojos abiertos dentro de una madrugada donde la luna habita tan inmensa que se asemeja al sol. Y ahí están unos ojos leyendo, más cercanos al corazón que al intelecto, pues buscan calmar esa sed milenaria cual no se calma ni con razón ni con palabras.

¡viva la comunicación!