Negando arrugas

Y nuestras manos entrelazadas
así como nuestros ojos cuales interpretan
restándole valor al tiempo.
Somos los mismos…
y es aquí y ahora que no existe el antes
y que los volúmenes y las formas ya ni significan.
Nosotros:
porque, Tú, edén mismo
surgido desde las entrañas del universo
y, Yo, prueba evidente de que tú eres la costilla
dándole cuerpo, sentido y vigilia
a este locuaz y sorpresivo viaje terrenal.
Ya hace bastantes primaveras
que revoloteamos como libélulas
insinuándole al aire una pizca de pureza;
aliviando el aire,
aligerando al aire de su peso
de confundido, tóxico y vagabundo.
Por el hoy de aquí se extiende nuestro camino
hacia una orilla que sólo sabe de amaneceres,
cual no padece de ocasos ni de crepúsculos,
una orilla muy cercana a lo celestial.
Somos un árbol plantado
recibiendo y ofertando simientes;
hijos pródigos que se perdieron
pero que al encontrarse han retornado.

Casa és cos, més, jo diria… // Casa es cuerpo, más, yo diría…

I més enllà, on espera un temps, un lloc, un nou tros de terra per conrear, on els sentits es renoven i el gust d’un anhel podria quedar cobert, així donant-li sentit al nostre què d’ocell i d’ales.
Som ocells. Sóc ocell fent camí per la terra i pel cel. Necessito boscos i espais per descobrir. Necessito la força del so, l’equilibri del pes i l’agradable olor d’aquest aire que convé per donar-nos autonomia, consciència i llibertat. Necessito reconèixer el valor de cadascuna de les branques que per tant florit va donar aquest arbre, com també necessito sentir quants més cants siguin possibles per enlairar-me i mai oblidar-me de volar.
Sóc ocell i, crec que en tindre ànima i esperit amagat sota les plomes, porto amb mi un toc d’àngel que em multiplica a l’hora de fer feina i somniar.

**
(castellano)

Y más allá, donde espera un tiempo, un lugar, un nuevo pedazo de tierra para cultivar, donde los sentidos se renuevan y el gusto de un anhelo podría quedar cubierto, así dándole sentido a nuestro qué de pájaro y de alas.
Somos pájaros. Soy pájaro haciendo camino por la tierra y por el cielo. Necesito bosques y espacios para descubrir. Necesito la fuerza del sonido, el equilibrio del peso y el agradable olor de este aire que conviene para darnos autonomía, consciencia y libertad. Necesito reconocer el valor de cada una de las ramas que, por tan florido, dio este árbol, como también necesito oír cuantos más cantos posibles sea que me ayuden a volar.
Soy pájaro y, creo que al tener alma y espíritu escondido bajo las plumas, llevo conmigo un toque de ángel que me multiplica a la hora de hacer trabajo y soñar.

Por perfume de latidos

Donde el espacio se pierde, los tiempos se unen y los cuerpos se difuminan hasta encontrar mayor verdad. Como tú, la flor, como él, la abeja, como nosotros, panal; así miel por ciudades, por caminos, por senderos y pueblos.
Y hasta las montañas se arrugan para besar al mar de donde vinieron y cual las espera, ese mar que recoge las mejores odas, pues reconoce que desde sus entrañas surgieron veleros y navegantes.
Ayer se me cayeron las hojas y renací. Tras el invierno austero aparecen novedosas fuerzas que le dan brillo a las estrellas, así luciendo, las constelaciones, como mapa que deletrea semillas, frutos y destinos divinos.
Ahora, el ayer me sabe a esa tarde que no auspicia cobijo: el ayer fue escuela, banco de prueba para el aprendizaje y también un enorme campo de batalla. El ayer indica como dedo firme sobre mar abierto, ya estuviera éste pacifico o embravecido; y de brújula nos sirven cada uno de los respiros si es que valorásemos al horizonte sosteniendo buenas dosis de nobleza en las interpretaciones. El ayer es pregonero que no olvida calle, avenida, pasaje ni puerta. Al ayer, si fuera digno, solamente le cabe darnos alas e incitarnos a avanzar.
Futuro ¡aquí estoy! sobre el hoy, con la obligación imperiosa de preparar un fantástico perfume, y de brindar por la vida hasta el último suspiro.

Cabe adentro

Llenar un hogar de alegría erradicando la ira, fruto del pasado, y cualquier dolor que atenace hasta el punto de encerrar: emanciparse de la miseria y de las enfermedades. Adornar este hogar con sonrisas y esperanza, en pos de avivar las ganas de crecer.
Y los lastres dejan de ser tales para convertirse en alas… Porque todo depende de la voluntad con la que se vive e interpreta.
Cuando los valores mandan, pues supimos encontrar los valores importantes cuales defender a capa y espada y a beso y abrazo. Y me di cuenta, restando pasado plagado de pesares, que te amaba y que nada valía más que la paz y el disfrute cabido dentro del amor. Y me di cuenta que el hogar puede estar entre cuatro paredes, pero también está dentro del corazón que cabe en ti/mí.

Funambulismos

El humo se dispondrá como camino, humo disfrazado con infinidad de rostros y maneras; humo visible, humo invisible, cual le dará al destino un fruto con cual recortar el final y cruzar el horizonte. Allá, dónde el cielo besa al mar y ante nuestros ojos humanos, aparentemente, todo se termina, erigiremos cúspide, proseguiremos juntos dentro del ciclo, que recorre la mía junto a otras vidas.

Emociones

La lluvia caerá (como siempre, elocuente), y así como las lágrimas, puede saber a dulce o a salada, aliviar como bendición o mostrarse amarga, según sea la predisposición de nuestras bocas y la tolerancia de nuestro ser cuándo la interpretemos. Somos un tarro de sabiduría, cerrado en ocasiones, y cuándo así es, no desprendemos virtud ni comprendemos. Somos unos ojos abiertos dentro de una madrugada donde la luna habita tan inmensa que se asemeja al sol. Y ahí están unos ojos leyendo, más cercanos al corazón que al intelecto, pues buscan calmar esa sed milenaria cual no se calma ni con razón ni con palabras.

Igual que coral

Me llenan de vida esos abrazos recibidos que son entregados como si se tratarán del último: repletos de una fortaleza cual sólo es capaz de habilitar el amor… Así siento los de mi hijo y los que para contigo.

**
¡Llegó!
Llega a sentirse como el arrullo del agua surgida desde un manantial: corre secando sedes y llena con una sabiduría que traspasa mundos evidenciando toda suerte vital.
Poder saber de él tras incendios y diluvios, tras ser decapitado y resucitar (no nací para vivir sometido o encarcelado por ninguna muerte).
Llega a poseerse cuándo abandonamos el frágil ser que somos nosotros mismos.
Llegar, tras ser filo de cuchillo, mente dulce y mente amarga, así como ojos de pan. Llegar después de agradecerle al infinito que me acun(ñ)ó las formas y el contenido de los caminos. Llegar tras agradecerle al vocabulario versátil y simple de la naturaleza próxima su sinfín de onomatopeyas. También agradeciéndole a ese propio mío holocausto que me demostró que enseña más que tanto la suerte de ser vencido. Así recorro esa senda en la que me entrecruzo una y cien y mil veces contigo: acto de fe, verbo de amar.

Tablas

Cuándo los ojos caen dentro del viaje y la sustancia venerada se difumina. Cuándo el abrazo físico se muestra tan imposible como la libertad cabida en cualquier pecera. Allí, donde nos convertimos en recuerdo y delatamos, de nuestra verdad humana, la fragilidad.  Y el resto cercano, y el resto hermano, y el resto amigo, aúna su pesar mientras rememora lo ofrecido, por el que hoy se nos presenta, claramente, con su ser de viajero.
¿Cuál es el tiempo que acierta a concedernos el vuelo más vital?
**
Paisajes transcurrieron y paisajes se alumbrarán, así ante el resto como frente a nosotros. Porque desde un espacio vinimos y un espacio nos espera para dar rienda suelta a nuevos elementos y motivos. Y una lágrima a la par que una sonrisa, igualmente cabalga como salta o rueda o se desliza, para demostrar que la vigilia debe ser inamovible y permuta ataviada con mil formas para resaltar la grandeza de la vida, concibiendo la justicia creativa y superiormente elemental.
Cuándo la muerte coge forma al inhalar de ese último soplo de cualquier vida, como no suponer y hasta dar por hecho que la vida transmuta y continua…