El erotismo está… debido al último botón perdido de la blusa, permitiéndome ver por un instante tu ombligo.
Erotismo es tu cálida piel rozando mi hombro desnudo.
El erotismo acude con la fragancia del perfume que nos enamora; está por el aire.
Lo erótico en el movimientos de los dedos de tus pies sacudiéndose el polvo; como tocando el piano.
Erotismo junto a los cabellos revueltos que se mueven al son del viento del invierno.
Con erotismo se desliza el suave mantel puesto sobre la madera de la mesa… de imprevisto cayendo al suelo.
Erotismo en el agua de una fuente al esconderse entre las rendijas del sumidero.
Erotismo cuándo sorbes el postre con la cucharilla, apretandola. Erotismo, en lo rugoso de tus labios.
Erotismo en las intermitencias del florescente que se enciende y se apaga.
Erotismo en la tirilla del top que cogiéndote desprevenida se te baja.
Erotismo en el collar que llevas y entre tus pechos se esconde y se muestra provocándome para que lo busque.
Erotismo, en lo misterioso, en lo medio encubierto, en lo sorpresivo del movimiento.
Erotismo: ágil, espontáneo, instantáneo. Erotismo, besar todo aquello sin quererlo, pero besarlo.
Erotismo en los peldaños de un rellano, al cual todavía no se ha llegado pero su esquina de refilón ves.
Erotismo en el humo del cigarrillo… cual igual se va como que aparece.
Erotismo en tus medias, deslizándose lentamente piernas abajo.
Erotismo, mitad escondido, mitad aparecido. Erotismo no te encuentras en nada que hubiera sido pagado.
Erotismo en el cajón obstinado: parece que se resiste a deslizarse y al final va y se abre.
Erotismo en las olas del mar filtrandose en la arena.
Erotismo en la estrella fugaz que demanda nuestros sueños; en el sombrero que se cae de la cabeza; en las aspas lentas de un ventilador; en la rendija de una puerta entreabierta.