Quizá la palabra amar pueda ser fruto de muchas disertaciones y polémicas, pero si somos capaces de hacer un «rar», comprimiéndola como a un paquete, podríamos decir que estriba en sentirnos valedores y validados, capaces de retornar al origen donde todo estaba unificado. Hasta el origen y nacimiento, hasta el núcleo y el big-bang energético desde el que partimos y todo lo formo. En ese estadio preciso es donde encontramos unidos verdaderamente el cuerpo con el espíritu; cuerpo como materia física que somos y espíritu como energía que genera una consciencia de estar, de comportarse, de ofrecer y de recibir.
Amar, esa esencia de la vida capaz de descubrirse únicamente al sumergirnos dentro del altruismo total, consintiendo en un pacto que nos desahogue de un «yo» encadenante, que nos mantiene siempre prisioneros. ¿Pactamos?… yo me preocupo para que a ti no te falte de nada, que puedas sentirte a gusto y tu haces un tanto de lo mismo ¿Que te parece la idea? ¿Te suena de algo esta cita?
Entregar sin esperar a cambio. Amar no es un trueque, aunque el trueque pueda resultar valido para otras cosas, para fluir en y con el amor ¡NO!.
Aunque el egoÍsmo resulta ser un «privilegio» de todos (muera el sarcasmo, aun yo echando mano ahora de él), no siempre resulta reportarnos las mejores satisfacciones y resultados. A la larga converge en la soledad más absoluta, pues, eres tú y solo tú; esa posición delante de la vida, esta anteposición constante hace que el amar nos resulte imposible. Cuanto mas egoísta es uno, mayores dificultades tiene para poder sentir lo ajeno también como propio -se pierde el conocimiento de vínculo-. Resultamos ser poseedores de muchísimas más cosas que las que estriban en el «yo» unico, individual e independiente que creemos solo somos.
Amar provoca suma ¡multiplica!. Amar nunca resta en nuestras vidas.
Del sabor agrio sacaremos dulzura. Al frío lo voltearemos hasta que desprenda calor, y nuestra hoguera dara suficientes brasas para que la luz no se agote jamás, resople candente.
La soledad marchó compungida al encontrarnos, sellamos mensajes inquebrantables y los enviamos, iluminándose todas las mañanas. Se recogió la tristeza, quedó guardada al sentirnos unidos, tuvimos la sensación que hasta este ahora de corazones y labios, habiamos caminado un pelín perdidos.
Que decirte… que es que las mañanas sin tomar el café a tu lado me saben a nada, las sabanas no me reconfortan lo mismo y la colada opta por secarse tarde… me falta tu calor. Y es que me falta verte durmiendo y despierta, sollozando o algo turbia, confusa, exaltada o contenta, me faltas, como sea y estés; conjugando versos que carezcan de ausencia.
Sé de mi imperfección, quiero pensar que por tal razón, a mi hombre simple tu quieres. Sé, que no dispongo de alas ni de ninguna escalera para bajarte la luna o llenarte un cesto de estrellas; aun así, te regalo todas los planetas que pertenecen a mi ser, te entrego mi galaxia entera.
Te espere con las ganas del que algo grande espera; como no creer en dios y en la virgen, si es que ahora ya te tengo, ahorita te tengo a mi vera. Como no darle gracias al cielo y al barro de la tierra, como no recoger margaritas para dártelas blancas, puras y eternas.
Se calmo la sed y el hambre, cancelamos deudas de antaño, nos rescatamos; eramos naufragos en una isla donde las palmeras daban dudas y en el mar flotaban, pareciendo indestructibles, tantos desengaños.
El Amor es una grandiosa obra de arte, debemos ser artesanos para conseguir realizarla. Una obra merecedora de estar expuesta en eL sitio más privilegiado dentro de este museo que es la vida. Como artistas, hemos de estar complacidos, tanto de verla expuesta como de gozarla allá donde nos encontremos.
Los recursos, Oscar son escasos y el amor lo estoy volcando màs allà de esta colina. No esperes sin embargo mucho màs.
He pillado lo que has dicho que es lujuria y lo he transcrito literal en uno de mis post. Cierto si no sacìa. Pero lujuria es tambièn fuego, frenesì, velocidad y gozo. Màs, cuanto màs negro, màs escondido y màs oscuro.
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