«
Tan cerca te siento,
aún presintiéndote lejana, te huelo.
Te sé; calladamente serena,
sólo me hablarás risueña
cuando repose contigo,
cuando quedes complacida,
al poseerme, en tu cercanía.
No precisas robar al descuido,
tomas de todo, con todo haces simientes.
Para que una mañana sea tarde,
para que el continuo se prolongue
como roce de eternidad.
Y así renazca la sensibilidad de mis pies,
y cosquilleando mi ser la existencia,
cocine un nuevo plato y que éste esté,
preciso de pimienta y sal; al punto.
Con tu cortar podando crecerán mis alas,
y entonces… el viento desvelará tantos recuerdos,
nuevos caminos que hasta esa hora eran invisibles,
puros espejismos, señales confusas y poco demostrables,
cuales nos hacían creer esta vida humana
como exclusiva; como fin único.
Trenzado, tallado, esculpido, regalado
separado, desmembrado, ni me reconozco;
amnésicos saludos
y… otra vez reunido.
Desde un corredor vine,
por un pasillo me voy,
antes de mi presencia
consistente y con cuerpo
estuve; como una luz,
y adentro de penumbras;
siendo profunda sombra.
Ahora; una honda huella;
dibujo sobre el fango.
Próximo al alfa del don.
Con lacre; el mensaje.
Es negra la señal que conviene atemperada.
Primero velada por el gozo claro
de los colores y la luminosidad,
luego extraviada;
ya perdida en la incógnita,
que hoy, aquí nos queda
como insospechable viaje.
Cruzando el portalón
cuya reseña me aparece crédulamente inmortal.
«Sonreiremos incluso
hasta en la seriedad que se supone en quien llama.»
Crestas espumosas,
altas crestas se deshacen en la playa,
y esas olas, antes bravas,
advienen junto a la paz,
alisan las aristas de las dunas
hasta recomponer las arenas.
Quedan confundidos;
los sólidos con los líquidos,
los blancos y los rojos con los amarillos.
Fluidamente reunido,
por completo amaina todo
cuando besa su espuma.
… Son absorbidos los crepúsculos de un largo día,
por los celeste y marítimos razonables delirios,
por los destellos del cielo cuando se desposa con el mar.
Mis manos… agarradas al sostén equilibrante.
Mis pies… desnudos y astillados por vivencias.
Mi mente… vacía de cromados
y espartanos pensamientos.
En un pozo entrañable se sacia mi persona,
sus aguas dejan limpios
cada uno de mis sucios cabellos.
Aseado y predispuesto.
Amparado por guardianes
quedo enlazado al resto.
Desnudo, paciente,
tal cual fui, soy, soy y espero.
Como nací;
sonrojado, falto de preguntas, sin habla;
maquillado en la palidez de la incertidumbre.
Con la mirada atenta tan sólo…
para con e