Y así es como consiguen quedar por completo en el olvido
las faltas que vistieron otras horas;
del humeante tren y las estaciones: los retrasos.
(I)
Porque te soñé;
como se sueñan, (antes de llegar),
las anheladas vacaciones de un verano.
Verano que posa sus gentiles carmines sobre nuestros cuerpos,
e incita al suculento delito de desnudarnos.
Porque te idealicé.
Pero, solamente hasta el justo punto donde se encuentra
la perfecta imperfección,
cual es inevitable adobo en presencia humana.
Y hasta me enamoro.
(Sorbo de la dichosa química
que desbanca al tiempo y a cualquier razón).
Y hasta deseo recibir;
tanto tu sabor dulce como a su opuesto amargo,
(reconozco en ambos el nutriente de sus alimentos).
Al fin ya rescate por ti mi fe en el amor.
Amor de hombre y mujer;
voluntarios presos que con sus labios sedientos
deambulan por sus días
con las lenguas entrelazadas;
hallando el placer de las manos y de la carne,
de una escurridiza simbiosis
que por suerte aguardaba.
Terrenal amor de pareja:
utopía. Paraíso perseguido.
Mezcla de altruismo y de interés.
Mezcla de costumbres y de vicios consentidos.
De entrega, hábitos y paciencia.
(II)
Pretenden ser; anillo son estas letras.
Un puño firme sujeta una pluma y escribe,
acerca de supremos enlaces y alianzas eternas.
Aquí refiere la tinta,
sobre la fuerza que llega a dar el oído
cuando de veras escucha.
Sobre la fortaleza que otorga,
la suma que suma añadiendo abrazos,
y reta al mismo infinito,
para que a este amor venciera.
… y suena un alma que estuvo partida.
… y resuenan siendo tambores, dos corazones,
¡acompasados!.
Corazones más vivos que el respiro y la saliva.
Más reales que los guiños hechos
por una mesa limpia y bien servida.
Así se suceden, (a tu lado), los días;
lúcidos y renovados.
Se suceden; intuyendo y despertando.
Como aquel chillido agradable que saluda o que avisa;
como el tintinar del timbre de una bicicleta.
Así, arrimado a ti, transcurre mi tiempo:
tan livianamente redondo
como cuesta abajo y rodando.
318-omu G.S. (Bcn-2013)