Son muchos los que pasan y no advierten
como corretea el agua limpia.
Que no contemplan la mucha belleza que habita
dentro de los hombres
y sobre su paraíso terrenal esparcida.
Resultaría posible llegar a contemplarla
si se acertara a sostener
el prisma o la perspectiva que amparara
una empática y altruista y visionaria decisión.
El hombre entiende y sopesa
todo lo que sucede a su alrededor,
(muchas veces), cargando de otros,
sus incapacidades y deudas.
-Incapaz de enmendar errores no se perdona-
Si en la gandulería
y la desgana o la autocomplacencia
el hombre se acomodase,
posiblemente oliéramos el hedor que surge
como preaviso del ocaso
y acabaríamos hechos jirones,
-lo mismo que le ocurre a la fina y suave seda
si es arremetida por las uñas de un gato
(intrínsecamente esquivo e independiente)-
por las garras punzantes y los colmillos sedientos,
de nuestra mal domada y consentida bestia.
318-omu G.S. (Bcn-2014)