No creo que abunden las tinieblas
sólo para extirpar salud y sonrisas
o matar a Venus y a Afrodita
denostando sus artes fecundos.
No creo que el negro oscuro exista
para borrar de nuestra senda las fuentes del Olimpo.
Por el afán de someter a la claridad
e invocar a los hombres para que le sirvan al ocultismo.
La faz de todo tiene dos vertientes;
luminosos colores y recovecos sombríos
que al unirse lustran e innovan
escalones y matices distintos.
***
Bien atadas; la vida que late y respira y la que logra traspasar los cuerpos prendiendo el nombre de muerte -ambas se precisan-
Una sin la otra: suerte con cojera que acontece exenta de resultado eficaz o de multiplicación -sexo estéril y falto de placer o una cuenta importante por hacer que queda incompleta-
Es por ello:
Por la esperanza que sostengo
y quiero y manda,
que estoy decidido a amar sendas suertes
y trenzar asiéndolas
los posibles qué de mi destino.
Amo la vida que tengo
y creo en el decir de la muerte…
ambas conjuntas.
Ellas, cuando casadas,
presumen de ser una escalera infinita.
No precisan de restarle ovejas al rebaño,
ni cuentos a la infancia,
ni direcciones a la brújula,
ni pájaros al bosque,
ni números al reloj.
Ambas son el sustento que alimenta
dando pie a la eternidad.
318-omu G.S. (bcn. 2014)