» Soy uno más del coro
resumido como nota
cuando escucho
y mientras sueno.
Sueno mucho mejor
cerca de ti.»
***
Recorro tu ser
y apuesto a confiar.
Sólo cabe esa manera si pretendo
conocerte y conocerme;
descubrir, componer y completarme,
perfeccionar el engranaje
dentro del círculo.
Acepto mi fe: recibo el bautismo
con cada uno de los aceites que desprendes.
Sin buscar encuentro;
de tus poros brota el agua
que difumina contratiempos,
silencia estribillos repetitivos
y anulando vocablos complicados
aproxima hasta enlazar
lo extraño con lo común,
aparentes contrincantes
que sólo por mera imagen -pasajera-
eran opuestos.
(El Om, la Luna y la Cruz,
junto a otros magníficos y prósperos signos
aunándose nos alumbran,
pues más raíz que diferencias
todos ellos auspician ¡ CONSTRUCCIÓN !).
No sufro de ceguera:
Me sumerjo
para reconocer las profundidades
humanas y celestiales que cobijas…
Sé como inevitable,
tropezar con el vértice acusado
de alguna de tus espinas;
deseo la prolongación de sangrar;
pacto contigo contando las estrellas
mientras nos bebemos el sudor
que significa aprovechar todas las partes.
(El oráculo habló:
Contó que también nací
para ejercer de curandero;
no conozco dentro de esta vida terrenal
ninguna alegría que trascendiera
sin antes haber recogido
instantes de llanto).
Quiero conocer
tanto el paraíso que sujetas
como la prisión que soportas.
El auxilio de tus oídos,
de tus manos y de tu boca.
Los alimentos que precisas
para clamar bien alto
«viva la madre victoriosa
que esparce existencia»
y ser sabedor
de tus remedios predilectos
y de tus heridas.
Deseo comprender,
el porque
de la ausencia que te cubre en ocasiones
dándote fuga, evasión o exilio.
Sonrío
al deslizarme por tu ser.
Cuando tengo que descender
a tus abismos personales,
aprovecho el carbón que encuentro
para dibujar planos y escribir mensajes
que te faciliten enviar a tus fantasmas,
a tus bestias o demonios
a un largo viaje…
… hacia el olvido.
Me adentro.
Reclamas que mi yo aventurero
indague tus necesidades,
te brinde soluciones y posea.
Me adentro para comprender
la mecánica natural
que te hace atrayentemente irresistible.
Para hallar e instruirme
sobre los huecos del alma
y la dicción del placer;
resigo tu estela,
releo tus curvas…
descifro la clave que muestra
la diagonal precisa
que me aproxima hasta la oración
¡gracias a la vida!
318-omu G.S. (bcn. 2015)