Invertir la posición:
Domar la fracción desagradable
y rehacer lo tanto destruido.
Hacerle muecas
y sonsacarle una sonrisa
a la cara oculta de la luna;
por fin contemplar
si cabe como sensual
la gracia entera de su lado misterioso.
Abrir en canal nuestra realidad beatificada
¡ DESESTIMARLA !
Cederle el paso a la inspiración y encontrarnos
reconstruyendo la vida:
Cultivando nuevas formas.
Corrigiendo los desniveles peligrosos
que hay en las gradas y por las aceras
e inventando elixires y pócimas
para suplir remedios insalubres de antaño.
Ser un acróbata. Recorrer imposibles.
Recomponer el jarrón roto
y beber del cosmos que creíamos perdido
dando volteretas y saltos mortales
subidos sobre cada uno de los sietes anillos de Saturno.
Rechazar la pagana e insulsa cobardía
que habita siendo conformismo.
Rebuscar…
hallar dentro del baúl cerrado por tiempo,
el atrevimiento que repara
las piernas mutiladas y los relojes parados.
La decisión siempre realiza equilibrios,
puede acoger el temple mientras hace malabares.
Los adultos indagan soluciones
ostentando un perfil responsable,
hartos de cálculo, raciocinio y seriedad.
Contemplamos, embelesados,
esa impronta espontánea
que saludándonos reclama juegos
con voz de niño y traviesa.
La decisión de sabernos inmortales:
aire digno para respirar,
al rebosar por nuestros poros
¡ arte mayor. Arte fecundo !
Creernos globo apreciando puertos y derivas;
hincharnos y desincharnos,
pero ante todo… perder el vértigo
y ganar el prodigio de flotar.
… desentendido de las menciones que se debaten:
entre el ruido mundano de las sombras,
los destellos de luz impertinentes que podrían cegarme,
o de cualquier lastre hecho de cuerpo.
318-omu G.S. (bcn. 2015)