«El conjunto es un engranaje aportando conocimiento; otorga un motor; el grado elemental que derrota al desanimo y a la involución mientras desbanca miserias.»
Estampo esfuerzo y pido suerte para cada una de mis jornadas; esfuerzo de sudor y empeño e ideas de hombre, suerte porque disfruto del saludo energético que me anima y empuja.
El de mi compañera e hijo (prolongación desentendida de egolatrismo y promesas cumplidas). El de mis pocos pero grandes amigos (a cuales el reloj no les cambia ni el rostro que les veo ni el corazón que me regalan). Y el del resto que, aun distante pero conociéndome, dice amarme al ser familia.
Cuando me bato contra la frustración y tengo las piernas, hasta las rodillas, hundidas dentro del fango, y me duelen incluso los pensamientos y dormito frágil y ausente sin posible descanso, asediado por la desidia e invadido por el desanimo, estos citados tienen a bien ser manto, lumbre y cima, darme alimentos como pastores para que me reponga, ellos resaltan el valor del credo al que no renuncio ni ante la inclemencia dada por los contratiempos.
Estos seres queridos tienen a bien, aportar un vocabulario que resulta imprescindible (libro sagrado inextingible), el cual me descubre lo tanto y tanto que existe de irrisorio y fatal así como de vano. Trabajan solidarios (ellos/yo), para que fuera evidente la importancia de la estrechez que requiere un buen lazo.
Vosotros (y también yo), quedamos siendo la muestra que con la suma y conjunto superamos violentas mareas. Una realidad inmutable y prodigiosa nos aguarda tras el conjunto; de los sueños traspasa su parte inalcanzable, su bruma etérea impalpable: la inconsistencia.