Miguel ÍÑIGUEZ
De apariencia y de esencia. Así podríamos calificar a los escritores. Lizano campa entre los segundos. Jesús Lizano es un poeta, un poeta por naturaleza y por destino. Conviene decirlo porque de otro modo las sumas serían restas. Algunos lo emplazarían en el territorio de los poetas de combate, redivivo León Felipe, renacido Rafael Alberti. No negaré que parcialmente sea así, pero si quebramos la corteza de las palabras lo intuyo más próximo a Hölderlin: la función del poeta es transmitir a la gente las profundidades de la naturaleza, porque el poeta es la persona de extremada sensiblidad capaz de sentir los latidos de aquélla, encargado de comunicar a la colectividad lo profundo de la naturaleza. La función del poeta consistiría en convertir los oscuros signos de la naturaleza en palabras comprensibles, en enhebrar Humanidad y Naturaleza, más que Sociedad y Humanidad. Mi impresión es que cuando Lizano…
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