Hay voz que perdura inmortal… Desde los tiempos.
¿Qué voz es imparable y procura incontestable, crecimiento?.
¡Tus ojos la delatan!
¡Sólo guiños!
¡Somos niños!
¡Caramelos!
Esa voz posa dentro de ti los cimientos, que amansan batallas; donde me asiento.
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Oíd su voz prendida de alimentos. Esa voz que penetra hondo ausente de afonías. Ella resulta mensajera del edén, capítulo aparte, solapa enfermedades, condiciones y desastres. Ella, descoraza aquella piel que perdió la sensibilidad, a causa de pudores implantados y de miedos malnacidos durante otros días.
Oíd su voz colmados de atención; con la misma que le prestan, igual las noches solitarias como las engalanadas, a ese alba, embelesante y musical, que siembra colorida.
Escuchad la voz atemporal; el susurro que desata un lenguaje impoluto y virginal, el cual cabalga en perpetua vigilia.
Ante la escucha… Separado queda el lodo de la hermosura en calma que brinda el loto: Reflejo posado en tierra de este cielo que intercambia trébol sobre lo que fue tierra baldía.