Tras las cortinas

Y los tiempos pasan, así apareciendo, adosada al baúl de los recuerdos, esa mezcla extraña cual llamamos nostalgia; y los lugares, las personas y las cosas se transforman… y la nostalgia denota distancia, mientras nos transporta en viaje alienta vacíos. ¡Queda prohibido llorar!
Y tú, fuente inagotable de principios, siempre prosigues y prosperas, aullas insaciable anotando sin nombre lo que antes ni era. Y tú, Creación, imparable, no cesas de girar del revés y de inventar amaneceres.
Amanecer es cielo (aliento, bocanada con voz).
Amanecer es sol (luz, calor y color. Andadura).
Y existen amaneceres porque hay sonrisas  interesantes cuales asoman por los labios húmedos que poseen ambas riberas (debemos agradecerle al barquero que incansable rema y a todos espera).
Aquí, amanecer es por corazón que conociendo la verdad del agua alumbró los sentidos y elementos… O será por ese alma que navega eterna superando los cuerpos.
Lágrimas son mar. Mar: prosa, lírica, Verbo, fuente de sorpresas y suspiros. El Mar sostiene la gratitud, pues tanto honra al crepúsculo como al alba, a ambos los ama. Lágrimas… Todas ellas poseedoras del sabor de la alegría así como de la inquebrantable e íntima tristeza que por gravedad pesa sobre vida cualquiera (cuántos viajes y secretos, rebosantes de erotismo, caben en nuestro pasaje interior. ¡Magnífico!, queda lejana la monotonía).
Es inevitable dar pasos adelante manteniendo nuestra vista al frente, pues el pasado podría acontecer como bruma que entorpezca al atleta para llegar a la mejor de las metas. Ser fugitivo del pasado para otear el horizonte desde nuevas perspectivas, sin ataduras ni prisa que vuelva tuerto o ciego al lince que me procura buen olfato, comprensión y agilidad. Pasado, también maestro del saber que ostento y que me convierte en un buen sommelier.
Es así que me doy cuenta que avisto un sinfín de continentes y olfateo fértiles primaveras cuales no requieren de memoria para emerger y fructificar.
Así es, porque ahora, yo: ¡Amanecer!

De la nit al dia / De la noche al día

No estic fet per competir amb ningú. No estic fet per lluitar ni per trencar cadires. No estic fet per esperar si, de sobte, la remor de la mar o el so d’un tro desitja explicar-me la raó del seu dia.

No estic fet per conquerir l’amor de princeses. No estic fet tan sols de desitjos ni d’una part del camí. No vull ferros que matin ni que separin; em trobo repassant una compta, i no espero ni a la sort que potser em guarda el destí.

No vui marxar de creuades, ni negar-li a ningú cap no res. No vull dir que tinc cap veritat absoluta, ni que fujo lluny per escapar de l’ahir que vestia dolor. Serà que tinc una espina clavada. Serà que no conta per mi, ni la destral que sentencia, ni la esquerda que tot s-ho empasa sense deixar-ho sortir. Tot sorgeix i, estigui corbat, recta, dret o tombat, no maleja fins al punt de destruir, a tot se li pot treure profit.

Serà, potser, que estic fet per compendra també la part d’uns altres que no combreguen amb mi. Serà que no radicalitzo els fets fins el punt de ofegar ni ofegar-me. Serà que he après a aprendre tant del sol com de la lluna i la terra i el riu, serà que ja he après a aprendre de tots els altres.

Estic fet de trossets d’esperança, d’il·lusions senzilles, gens complexes, en quines s’obren les finestres tancades i s’escolta… «bon dia!!!» xisclat fort, un bon dia que voldria tindre en pau, perden les ganes de destruir o de fugir.
Estic fet de franquesa, de pedres gastades, d’eines llançades, de plors i de rialles, del fred i de la calor, del goig i del patir.
Estic fet de colors, de sabors i d’olors; aquí, dins d’un cos, tinc vibracions.

Estic fet de més del que es pot demostrar o comprendre; estic fet, quasi segur, de mesures de tot alló que roman repartit.

No m’enredis amb històries passades; de segur tu saps, que l’avui matiner és així, abans d’entendre hi ha confusió, buscar raons sempre confon primer, per després donar la placidesa del descobert, la identitat embrionària no resulta fàcil de recordar.

Nosaltres som com un pot buit que s’afanya a estar ple, des de l’inici; sempre tindríem que presentar-nos, davant dels altres, plens de llaminadures. El cos és, per si mateix, tan sols un vehicle, i com a tal ens porta, ens pot donar plaer i patiment, pero hi ha un mal portar una vida que va més enllà de tan sols el cos, i aquesta és l’essència del pot que ens ha de preocupar que estigui al nostre gust, per patir menys i gaudir moltíssim. Anem, doncs, a netejar el pot i a reomplir-lo amb allò que escollim com a digne d’estar.

Estic fet del que voldria tenir, del que vaig aprendre, del que vaig desitjar i del que vaig deixar marxar o vaig posseir.
Deixo el cec que vaig ser; després de ensopegar amb la foscor i caure dins d’un pou, d’aquest vaig sortir, ja veient que des de la foscor també es feia una llum que, fonent-se i mullant-me, em regalava la sort que tinc i tindria.

(castellano)

No estoy hecho para competir con nadie. No estoy hecho para luchar ni para romper sillas. No estoy hecho para esperar si el rumor del mar o el sonido de un trueno desea explicarme la razón de su día.
No estoy hecho para conquistar el amor de princesas. No estoy hecho tan solo de deseos ni de una parte del camino. No quiero hierros que maten ni que separen; me encuentro repasando una cuenta, y no espero ni las suertes que seguro me guarda el destino.
No quiero marchar de cruzadas, ni negarle a nadie nada de nada. No quiero decir que tengo ninguna verdad absoluta, ni que huyo lejos para escapar del ayer que vestía dolor.
Será que tengo una espina clavada. Será que no cuenta para mí, ni el hacha que sentencia, ni la grieta que todo se lo traga sin dejarlo salir. Todo surge y, esté curvado, recta, derecho o tumbado, no puede destronar a la bondad, a todo se le puede sacar provecho.
Será, quizás, que estoy hecho para comprender también la parte de otros que no comulgan conmigo. Será que no radicalizo los hechos hasta el punto de ahogar ni ahogarme. Será que he aprendido a aprender tanto del sol como de la luna y la tierra y el río, será que ya he aprendido a aprender de todos los otros.
Estoy hecho de trocitos de esperanza, de ilusiones sencillas, nada complejas, en qué se abren las ventanas cerradas y se escucha… «¡¡¡buenos días!!!» chillado fuerte, un buen día que querría tener en paz, perdiendo las ganas de destruir o de huir.
Estoy hecho de franqueza, de piedras gastadas, de herramientas lanzadas, de llantos y de risas, del frío y del calor, del gozo y del sufrir.
Estoy hecho de colores, de sabores y de olores; aquí, dentro de un cuerpo, tengo vibraciones.
Estoy hecho de más de lo que se puede demostrar o comprender; estoy hecho, casi seguro, de medidas de todo aquello que permanece repartido.
No me enredes con historias pasadas; a buen seguro tú sabes, que el hoy tempranero es así, antes de entender hay confusión, buscar razones siempre confunde primero, para después dar la placidez de lo descubierto, la identidad embrionaria no resulta fácil de recordar.
Nosotros somos como un bote vacío que se apresura a estar lleno, desde el inicio; siempre tendríamos que presentarnos, ante los otros, llenos de golosinas. El cuerpo es, por sí mismo, tan solo un vehículo, y como tal nos lleva, nos puede dar placer y sufrimiento, pero hay un mal llevar una vida que va más allá de tan solo el cuerpo, y esta es la esencia del bote que nos tiene que preocupar que esté a nuestro gusto, para sufrir menos y disfrutar muchísimo. Vamos, pues, a limpiar el bote y a rellenarlo con aquello que escogemos como digno de estar.
Estoy hecho de lo que querría tener, de lo que aprendí, de lo que deseé y de lo que dejé marchar o poseí.
Dejo el ciego que fui; después de tropezar con la oscuridad y caer dentro de un pozo, de este salí, ya viendo que desde la oscuridad también se hacía una luz que, fundiéndose y mojándome, me regalaba la suerte que tengo y tendría.

De animales y colores

«La oscuridad de hoy puede cambiar para ser agua donadora de destellos.»

Vivir en una granja donde los gallos kikirikan al acercarse la noche, y omiten y callan mientras se esconden del amanecer.

Vivir en una selva donde los hombres se visten de ratas, y resultan engullidos por sucias y apestosas cloacas, al soñar deseos que encementan los pies.

Vivir respiros con la mente limpia, con la mente, sonriente y clara. Adolecer de angustia y vivir sorpresas porque Venus anida en nuestro alma.

Encarar camino. Ser viajeros nunca huérfanos. Ser viajeros anclados al sí del ser que perdura eterno… El horizonte nos espera, cual color al cuadro, para colorear más y más albas.

 

Caso «fe»

 

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«No existe mayor tisteza que la de reconocernos como seres estáticos. Inmensa es la necedad del ser que, creyéndose gigante, resulta ser mucho menos que enano.»

Parto.
Parto desde mis adentros
tras visitarme tanto ausencias como compañías y silencios.
Necesito padecer la virtud de la llama y el amanecer y el ocaso del eclipse:
Marchar de mí hasta sentir destrozados mis zapatos.
Necesito desfallecer en la vergüenza para encontrar la medida exacta de mi Dios (sin contraluces ni artificios).
Tocar con los pies desnudos el cielo que, manteniéndome vivo, me concede los deseos de «Más» y de «Despierto».
Hermano de los pasos y de las huellas que, animalescamente universales, salpican una vida con los aciertos que devienen tras los saltos y los vítores, y las caídas y los puñetazos, y los abrazos y los besos y las dudas. Hermano de una luna extraplanetaria, cual quiso acogerme tras presenciar mi búsqueda suplicante o los naufragios sufridos tras millares de derivas. Creciente, lleno, vacio o menguante… ¡Nuevo!. Alcanzo evolución y nuevo, al reconocer los lazos cuales, confesando identidad, tejen y tejen; y, al hacerlo, rompen la cáscara del huevo. Disfruto del enlace que embaraza al viaje inquebrantable. Te reconozco y me reconozco; y, debido a ello, convergo en sol para dar luz. Me siento reflejado tanto en una sonrisa de estrella como en una lágrima de sueño, mientras acepto las caras y los reveses sólidos durante mi pasar y gozar y pesar pragmático. He de confesaros que acepto como mi fe teológica la que entrañan las hadas y los duendes. ¡Creo en unicornios!.

 

En pos del arco iris

«El acierto o el error viven según fuera la decisión ¡no existe la suerte!… Aunque no quisieramos llegarán las respuestas.»

Cayó en las horas muertas; aquellas donde se nos gira el alma y se nos doblan las rodillas. Dentro de ellas; ni pensar, ni soñar, padecer como sonámbulo de un sentir que empequeñece, hasta quitar, cualquier latido cual dé vida. Cayó en el recordatorio de las pérdidas, seres que marcharon y que añora. Cayó en la traición y las estafas recibidas. Cayó en el mal de amores y en la soledad maldita (la que surca desiertos tenebrosos que guardan mayor sequedad y aridez que la de no tener agua). Él fue ella: pura muerte; avería en un paso de cebra, representación de la contaminación, metáfora del ruido, fatiga incontestable que sepulta, esclavitud exenta de liberación o de fuga. Él aparecía con sus bolsillos rotos: Perdió el mar fértil, ese que fusiona y siembra, ese que fecunda en pos de volcar más y mejores horizontes. Él, deslucía naufrago (con puerto pero con los barcos rotos); cayó en las horas muertas… Y cuento porque pude sentirle cuándo pasé.

**

Ser viaje. Ser ilusión que regala energía y espabila. Hoy de jardín: De mirada arriba. De mirada amplia. De mirada al frente. Hoy de entereza y de flotabilidad. De florecer hasta el punto de omitir afrentas y rechazar intereses. Hoy de adquirir una personalidad y de hallar el común denominador en contra de las diferencias. Hoy de apuesta: La virtud de renacer ausentado de filtros. Un hoy que, aún siendo humilde, es capaz de tener una identidad sin cicatrices y un criterio no extraído de los libros ni de los oídos; no a resultas de cualquier cultura codificada bajo signos metódicos que aportan lo peor sobre este mundo. Ser viaje. Ser viaje incontestable que multiplica espacios y suma millas; un haz de luz a cual esperan cien planetas ¡química y espíritu!, millares de espirales donde otras aves anidan y procrean para evidenciar lo que significa infinito.

Ola de pétalos

Como buscar una geometría única sobre la arena… Lejos te hallo; universo amplio, universo justo, universo creativo. Me atrae el mar. El mar es fiel, siempre nos espera.

**
Tras los edificios. Dentro del jardín; donde no hay rejas, ni techos ni portales. Ya recorridas todas las horas muertas tocó los árboles, me invade el cielo, huelo la hierba y reconozco que no existen los límites. ¡Cuánto poder guarda un respiro!. Descalzo. Desnudo, vuelvo al principio y soy flor aguardando otro atardecer.
Nunca me pregunto que consistencia tendrá mi nuevo día.

318-omu G.S. (bcn. 2019)

De cada pieza como parte

Soy un universo que gira alejado de teorías complejas y de religiones confusas, de leyes que encorsetan y de dioses castigadores. Existo, tal cual soy, como parte de una naturaleza, inquebrantable y cambiante, que engendra y moldea todo lo habido y lo que vendrá. Soy un cero que pretende completar su círculo. Un alumno que repasa. Una balanza que bascula teniendo en cuenta, que la bondad y la maldad tan sólo dependen de la intencionalidad de los seres que transitan; no deriva de alas y aureolas o tridentes, ni de destinos ni conjuros, no deviene por imposiciones infernales, ni por nadie más que no sea, nosotros mismos. ¡Ay, paraíso!. ¡Podemos coexistir sobre una balsa de aceite!. Podemos existir templados y que como filo vivieran sonrisas.

Soy un universo que juguetea con un conjunto. Soy un universo tan efímero como eterno. Soy ciclo… A veces nieve y a veces nube sobre el espacio.

Caracoleo

(I)
Si deambulase entre tiempos
cabe que padeciera, prisión o deriva.
Quizás sería vapor exento de barco
y de tren y de agua
y también de cocina,
al estar sometido
y devenir arrastrado
por las horas perdidas,
o porque apostado en los límites inciertos
de esas horas
que no sé, de cierto, si acudirán.
(II)
Si desorientado
por tantas sumas inexactas que trashuman
excediéndose en alusiones e información,
puedo perder la consistencia
de la pieza minimalista que inhalo
con cada sorbo actual.
Cuándo a medias
y esparcido el equipaje:
resultan apagadas las dimensiones
y emborronadas las formas
y contenidos posibles
que pretendiera pintar.
(III)
Si desconectado mi animal de la clave magistral
que como símbolo químico
adopta los «YA»,
encontraría las esencias efímeras
y extraviaré paisajes excelentes
y tactos exquisitos
cuales tienden a soplar
pálpitos enriquecedores.
La naturaleza hecha de instantes
sufrirá la agonía de una doble enfermedad:
La de las horas supuestas -pura invención de dudosa apariencia-
y la de las horas muertas
-las que gimiendo desde su ausencia reclaman retornar-.
¡Así jamás podré disponer de fecha original y propia!.
Viviré cargando gestos que quizás nunca llegarán
y también de otros pesos que transitan enmohecidos
estando ya difuntos.
(IV)
Si emborrachado por otras vueltas de reputada distancia…
Seré epitafio
que no alcanzará suficiente potencia
ni para escucharse
ni para leerse
ni para haber nacido:
Amarrado;
me faltará la eclosión
catalogada como precisa
para adquirir sucesión;
vida tras muerte
y muerte tras vida.
Nonato;
destriparé volúmenes  e intensidades
sin hallar pellizco alguno
que tuviera inscrito
«mío… Mío». «Joya en mina».
Encallado;
faltarán las críticas y los aplausos
¡no habrá estrenos!,
al no capacitarse en mí mención
ni obras originales que representar
sobre este espléndido teatro.
Es por ello que:
pido alinearme con la aventura poseída por cada instante,
ser alimento y engendrar
dejándome de suposiciones y de rescates.
(V)
Sólo dentro de un tiempo
sabré que cabe cualquier grueso en mi aguja
y enhebraré, dando buena costura.
Transcurra y comprenda mi tiempo
como un presente continuo
cual no admite que los instantes pasaran
oliendo a amnesia que equivaliera a derrota.
A pesar de lo expuesto.
Admitiendo que todo es poesía
donde caben, trillones de sentires
así como billones de interpretaciones…
Corroboro que cada uno de mis instantes sostienen suficiente historia
como para que esta vela que soy prenda
plena de conocimiento
y el deseo que salvaguarda mi llama
consiga extenderse
como luz que alcanzó la libertad.

318-omu G.S (bcn. 2017)

Llego a la conclusión de que todo lo expuesto, absolutamente todo, resultan verdades que alberga esta vida. Inclusive las exposiciones que, presentándose como extremos, pueden caber, dentro de nosotros y en la interpretación de otros, como contradicción.
A medida que recorremos pasajes, las que creímos como mentiras se convierten en grandes verdades «el recorrido provoca cambios. El trayecto resitúa y esclarece».
Acerca del tiempo:
1-Un lema «carpe diem». La importancia de medir la vida con instantes; no permitir que se escape el único tiempo que, de veras, poseemos.
2-La valía de tener presente la historia y de realizar acciones para generar un futuro. Recordar el peso de las decisiones; como cada una de ellas ha contribuido a declinar la balanza hacia un lado o hacia otro así concediendo desenlaces. La historia pasada como aprendizaje, nunca como una carga que impidiera el gozo dentro de la misión»carpe diem».
3-Desde el «carpe diem» proyectar «carpe diems» venideros. Cada atisbo energético tiene que sostener dosis enormes de ilusión y esperanza. Los imposibles son tales porque nosotros establecemos que así sean.
Somos arrastrados porque consentimos, jamás debido a que exista una obligación irremediable.
Basta de señalar hacia otro lado. Basta de desentendernos de aquello que ocurre. Decimos tener personalidad y decisión, pero permitimos que nos maleen con imposiciones que, de sobras sabemos, no reportan nada constructivo.
Vivimos sumergidos dentro de un sistema que estipula el máximo valor sobre la competitividad y la personalización divisoria, aunque evidencia, claramente como imperativo, todo lo contrario; la alienación: Masificación sujeta a ideas preestablecidas por el poder, ideas y métodos los cuales convienen en facilitarles a unos pocos el control.
¡En qué quedamos!. ¿Resaltamos cada uno de nosotros una identidad exclusiva y original?. ¿Presentamos un «yo único» cual es pieza de arte?. O este «yo único» resulta irreconocible, ha bebido un sinfín de pócimas ilusorias que le han supuesto el perder sus señas y extraviar el norte.
••
Soy del pensar que el valor de los actos acontece determinado por la intencionalidad. Cada cual es el único que sabe acerca de la voluntariedad que existe en el hacer y decir que empleásemos -no resulta lo mismo un pisotón accidental que uno premeditado e intencionado.
Habita otra razón o directorio, y este es el de la inconsciencia, cual nos podría conducir hacia un continuo de destrucción y de desastres.
Merece la pena el detenerse a sopesar en que medida repercuten las palabras y actos de nuestro día a día sobre la vida de los demás. Estaría bien el tener en cuenta, que desencadenamos un efecto dominó que cabe lleve como remanente todo lo contrario de aquello que decimos desear sobre este mundo.
No merece la pena el perder el tiempo -una vida de instantes-, entre conjeturas y suposiciones que, mayormente, no sabremos nunca de cierto, si han sido, son o serán una realidad.
No permitamos que las equivocaciones o la desidia de otros nos conduzca hasta una permisividad que nos convierta en una contradicción improductiva e incoherente.
Saludo tu vida con una sonrisa vital mientras intuyo que tenemos los mismos años…

Lazos

Siempre llevar un amanecer recogido en nuestros actos y un pedacito de pan nutritivo afianzado en el corazón.
Sea lumbre lírica la que reparto, porque desde los timbres funestos no creo que naciera ninguna melodía merecedora de incluirse en el repertorio.
Qué hay de mejor sino vergeles amplios que nos refrescarán, cuándo situados bajo el calor sofocante y las llamas implacables de los tantos soles despiadados que pretenden derretirnos.
Qué puede haber de mejor sino abrir un día sobre la noche que asoma indecentemente afligida; encima de esas noches que, exentas de lunas ensoñadoras y faltas de estrellas fugaces, violan a la alegría sin parpadeo ni compasión.
Qué existe de mejor que extender nuestras manos al recorrer cualquier senda, así como sostener una y otra y otra, siempre muchas sonrisas, que regalen ánimo y bienvenidas, e inclusive la suertes del respeto y el entendimiento, así como la gracia anónima de la resurrección.
Cómo es qué persiste, insistente, la manía de omitir aquellos tantos vínculos indestructibles que nos verificarán, hoy y siempre, como una sola unidad. Cómo es que persisto en la consideración de que somos múltiplos de un mismo número. ¿Será que comprendo que existe, bajo la distinción de variados credos y dioses, una única burbuja que concede direcciones, formas y contenidos que dialogan utilizando multitud… todas las voces?. Suele aguardar la hora en que, de una manera u otra, queda evidenciado, a pesar de los intereses banales, la incompetencia o la necedad, que siendo familia y durante toda la eternidad, navegaremos inmersos en la viveza, polifacética y poliglota, de una misma corriente: Agua. Secuencia inacabable: Gotas viajeras ¡eso somos!… Gotas de vida en continua transformación; jamás seremos capaces de terminarnos los mares.
Sigo… Persisto en acomodarme dentro del sentimiento de familia… Clasificación: Debo padecer algún síndrome afectivo -y lo mejor de todo es creerme, a pie juntillas, que este sentimiento me da fuerzas y ampara-.
Cierro con ¡Muuuuuaaaaa! -para ti, dulce. Para ti, salado-. Reniego del «adiós» intransigente cuándo me despido. Opto por el «hasta luego» que depara retorno y nuevos ratos

Menos fieras

Porque aristas no quiero promuevo un mundo redondo: Balón que mientras gira enlaza, y empuja y empuja la rueda. ¡Ay. Ay. Ay!. Hay placer y hay salud cuándo encontramos un universo que traspasa la terca y nimia soledad del yo que, por ajeno al resto, se muestra estancado y gélido.
Cambio por sonrisas, abrazos y sueños, esa tristeza profunda que, inmersa en los corazones, converge en tantas miradas con las que me cruzo. Cambio: Distancia por comunicación. Palabrería por acción. Voluntad decidida por desesperación. Aspereza por dulzura. Polvo cuadrado por un infinito basado en la transmutación. Pero no deseo cambiar, ni la luz del agua ni la de tus ojos, ni la uva que pende de la vid, ni este brindis con el que pretendo ensalzar este vínculo de hermanos que sostiene el santo grial.
¡El circo también merece tener unos cuantos prestidigitadores!. Cuales, desdiciendo rechazos y pesadumbre, presenten los hallazgos convincentes cabidos en la similitud y las hábiles coincidencias.
Cambio razones matemáticas por lámparas «geniales» y alfombras voladoras que me lleven hasta el canto improvisado que gustan de escuchar los árboles. Canto; y este canto propone mañanas que sitúen calidez lumínica, donde habiten noches traicioneras que forjen jaulas y laberintos o blandan hábitos y vicios que se pasean entre sepulturas y con guadaña.
¡Hay demasiados motores!, vivan y perduren los cantos de los jilgueros y los ruiseñores. ¡Hay demasiados motores!, que comportan ruido improductivo, toxicidad enfermiza, un suma y sigue de decadencia y de horrores.
Porque no deseo razones ni demencia insalubre, atajo la senda de adultos que son pescados por anzuelos, cuales llevan nombres y fechas y hechos, que más que dar vida nos matan.
Busco el juego (dentro de mis adentros, quizás perdura la gracia de mi yo de chiquillo). Juego y comparto balón. Juego por saber que tengo voz; para cantar, para opinar, para dialogar y para reír… Juego a lo mejor… Y que hay de mejor sino vivir!.