Sí-Si…

Sí.
Si como ángel flotas sobre los desastres,
si como ángel descartas todas las miserias
renacerás en la orilla del río
donde se acuñan montones de certezas
cuales abolen los criterios y los límites
impuestos por los hombres y sus ciencias.
Si como ángel sobrevuelas los recuerdos.
Si como ángel interpretas las ausencias.
Si como ángel
eres mordisco o eres bocado,
eres pisada o eres huella dentro del cielo o encima de la tierra.
Si como ángel borras, de desiertos,
la quemazón inhóspita y sangrante de la arena…
Liviana será la edad.
No acorralará, tiempo ni lugar,
el movimiento de tus alas o tus piernas.
Retornará aquel lenguaje principal,
aquel hacer que torna real utópicas quimeras.
Si como ángel deshaces telarañas.
Si como ángel interpreta tu conciencia,
los campos se extenderán floridos,
al desvanecerse todas las cadenas.

Sol de principio

Mientras nuestros sentidos sobreviven

a millares de publicidades, conjeturas y desastres…

Perseguidos por frecuencias tóxicas

y atrapados dentro de ratoneras diminutas y gigantes…

Dejar atrás el temple inadecuado,

la fractura sospechosa que contiene fragilidad inapetente.

Posicionar al cielo del derecho.

Escapar de ser enigma

y confirmarnos como oasis.

Por falta de huevos

Todavía es tiempo en cuál la mano de obra resulta imprescindible, y los que confabulan, manteniendo unas leyes y unas pautas injustas, así como moviendo a su antojo la economía, dependen de nosotros, los obreros, para multiplicar sus beneficios.
Nos faltan huevos para enfrentarnos al capital y a sus marionetas (en su mayoría, putos y traidores políticos). Nos faltan huevos y suficiente empatía como para montar una huelga, cohesionándonos, hombro con hombro, en pos de provocarle pérdidas económicas enormes a cualquier estado que nos maltrate (junto a con sus amos financieros), condicionándoles hacia un replanteo.
El egoísmo impera dentro de esta sociedad y sistema; los hombres protegemos, indecentemente, intereses individuales e insignificantes. Los hombres demostramos que nos importa un pimiento lo que le pase al vecino. Demostramos la inconsciencia, al no tener presente el que ese mismo monstruo que ahora tortura y daña a otros, tarde o temprano terminará por comernos… ¡Parecemos adictos a la ruleta rusa!.

En pos del arco iris

«El acierto o el error viven según fuera la decisión ¡no existe la suerte!… Aunque no quisieramos llegarán las respuestas.»

Cayó en las horas muertas; aquellas donde se nos gira el alma y se nos doblan las rodillas. Dentro de ellas; ni pensar, ni soñar, padecer como sonámbulo de un sentir que empequeñece, hasta quitar, cualquier latido cual dé vida. Cayó en el recordatorio de las pérdidas, seres que marcharon y que añora. Cayó en la traición y las estafas recibidas. Cayó en el mal de amores y en la soledad maldita (la que surca desiertos tenebrosos que guardan mayor sequedad y aridez que la de no tener agua). Él fue ella: pura muerte; avería en un paso de cebra, representación de la contaminación, metáfora del ruido, fatiga incontestable que sepulta, esclavitud exenta de liberación o de fuga. Él aparecía con sus bolsillos rotos: Perdió el mar fértil, ese que fusiona y siembra, ese que fecunda en pos de volcar más y mejores horizontes. Él, deslucía naufrago (con puerto pero con los barcos rotos); cayó en las horas muertas… Y cuento porque pude sentirle cuándo pasé.

**

Ser viaje. Ser ilusión que regala energía y espabila. Hoy de jardín: De mirada arriba. De mirada amplia. De mirada al frente. Hoy de entereza y de flotabilidad. De florecer hasta el punto de omitir afrentas y rechazar intereses. Hoy de adquirir una personalidad y de hallar el común denominador en contra de las diferencias. Hoy de apuesta: La virtud de renacer ausentado de filtros. Un hoy que, aún siendo humilde, es capaz de tener una identidad sin cicatrices y un criterio no extraído de los libros ni de los oídos; no a resultas de cualquier cultura codificada bajo signos metódicos que aportan lo peor sobre este mundo. Ser viaje. Ser viaje incontestable que multiplica espacios y suma millas; un haz de luz a cual esperan cien planetas ¡química y espíritu!, millares de espirales donde otras aves anidan y procrean para evidenciar lo que significa infinito.

Collage

Atreverme.
Acercarme
y asomarme hasta mi mismo,
para percibir el vértigo que provoca
el colapso y el vacío.
Vencer el temor a perderme, y…
encontrarme/te.

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Soy prisionero del pasado,
jinete del presente
y fantasma del futuro.
¡Soy!
Una exclamación que expresa fe,
un interrogante que equivale a muelle
y una pausa refrescante
cuál hila inventos igual que músculos.
Soy mano suave: Caricias.
Latigazo inesperado: Carácter.
Una vuelta al mundo
en tan sólo un pensamiento,
una sonrisa o una frase.
Soy la muerte en vida
cuándo solapo la buena ventura;
al guiñarle el ojo al egoísmo
ensalzándolo como arte.
Soy la vida itinerante.
Un guión interminable.
Millares de epitafios antes escritos.
Un algoritmo inquebrantable
en aras de un principio.

318-omu G. S. (bcn. 2019)

Ola de pétalos

Como buscar una geometría única sobre la arena… Lejos te hallo; universo amplio, universo justo, universo creativo. Me atrae el mar. El mar es fiel, siempre nos espera.

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Tras los edificios. Dentro del jardín; donde no hay rejas, ni techos ni portales. Ya recorridas todas las horas muertas tocó los árboles, me invade el cielo, huelo la hierba y reconozco que no existen los límites. ¡Cuánto poder guarda un respiro!. Descalzo. Desnudo, vuelvo al principio y soy flor aguardando otro atardecer.
Nunca me pregunto que consistencia tendrá mi nuevo día.

318-omu G.S. (bcn. 2019)

Brotes de tierra

Mientras digiero cuentas reconozco, que todavía preciso de pañal, chupete y sonajero, antes de llegar a disfrutar del mismo olimpo.

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Mar y montaña. Sol y sombra. Huevo y gallina: Nosotros… Tierra sólida. Pisada. Huella. Tierra etérea: Sueño que sientes. Mañana que hueles. Invisibles cuáles tocan y transforman. Porvenir qué ya existe, indemostrable, aguardando en las esquinas.

¡Tierra!. Tierra firme. Tierra frágil. Nosotros, poseídos por la naturaleza insalvable, ceñidos a la intemperie tanto bondadosa e instructiva como inclemente.

Siempre tierra aupada por los tiempos que erosionan como viento hasta convertir en polvo la dureza: esas razones antes creídas, como fuente inagotable y como motor indestructible.