Baño de color caído sobre la quietud que dosifica el vigor de las brumas y adorna la transición de las sombras. Color parlanchín. Color completando la seriedad del silencio. ¡Esto es!. Vuelta de tuerca y compendio. Latidos asalvajados e indomables. Saludos desperezados. Amuleto degollando a la modorra, colgado de mi cuerpo y adosado a tu nombre, también; como a nuestro espíritu y a cualquier alma. ¡Esto es!. Hechizo que convierte el aburrimiento y la mansedumbre aparente que convive junto a la nada en permutación, en un baile imparable donde danza todo lo existente desvergonzadamente desnudo.
Que la vida que conozco son silbares variopintos. Un concierto inusitado dentro de la inmensidad. ¡Sorpresa aguardando sorpresas!.
¡Esto es!. Soplo vital. Ajedrez ingenioso donde vence la virtud que quiere que los peones prueben a ser reyes. Y uno abajo y luego arriba, ya con termómetros y balanzas y brújulas perdidas porque el triunfo pervive en cambiar.
Aquí —intuyo, que por causalidad— Zambullido en este traje, con tela teñida por glaciares y volcanes. Pasajero de un planeta que es pasajero a la vez; burbuja hecha de tierra y agua revueltas, burbuja especiada con salivas vegetales, con minerales fornidos e indelebles y con sangre animal de hombre alimentada por ubres gustosas de mujer. Aquí. Soy. Trapecista dando vueltas que alternando ritmos cruza de un salto las esquinas mientras escucha cuanto de reales son las estrellas, que ellas son mis ancestros paseando como descubridores para bordar un después. Apresado por un reloj, imparable y pertinaz, que cuenta y cuenta… días y años y siglos circuncidando con segundos que pasan dando memoria y ojos renovados con los que interpretar los pasos y el vuelo tras voltear del revés. Aquí; como soñador empedernido, preso del gesto romántico, libre de funambulismo; anhelo cambiarme de disfraz y prolongarme hasta el infinito. Aquí —aun fugaz por medido bajo este vehículo— Sujeto pasos. Soy dependiente. Cazo respiros. Siendo viajero; recorro instantes y desabrocho imposibles. Pesco sin anzuelo ni lombriz y se descascarilla mi propio huevo, desnudo renaciendo; girándoseme el mundo. Aquí y ahora, compañeros confirmo que no existe instante alguno mereciera rechazo, fuera desperdicio. Aquí estoy. Atento a la música y lecciones que mediante las cuerdas del espacio esparcen, la verborrea impetuosa de la luz la algarabía de las sombras, la perpetuidad de la oscuridad y la quietud amable del silencio.
2-Espacial
Marcharé, sonriendo. Pasará el placer. Cesará el dolor, tal cual ahora mismo los conozco. Partiré satisfecho; como un ave o un árbol a cuales se les marchitan alas y hojas para sobrevenirles nuevas ramas y otros plumajes. Sonriendo. Satisfecho. Porque amo y deseo cada hola y cada adiós que aúpa este universo aligerando albas y crepúsculos. Ya comprendí… que volará hacia arriba, caminara enrasado, o buceara por abajo, toda la arena cae como fuente ofreciendo un agua que es: Suma grata. Florecimiento. Ventisca catapultando saber de cabalgadura y privilegios.
Atrapado dentro de los surcos del espacio vago entre causas temporales que ven difuminadas sus verdades al poseerlas millares de velos.
Recorriendo las páginas de la naturaleza Como aliado, aliño, antes que como hijo de ningunas entrañas concretas.
Aquí, los años pasan siendo zarpa, arañan nuestra alma y dibujan nuestro rostro con su ineludible código; como tormenta insalvable reportan la suma que nos hace crecer a base de experiencias.
Allá: Determinación. Mitades y tercios completados por la elasticidad de los movimientos. Aquí: Intermitencias. Fracciones. Fijación cual reposo.
Aquí y Allá… delimitando las zonas de nuestro gran sinsentido.
Aceleran las astros, y, al hacerlo, rejuvenezco hasta aquella muerte que intercambia los cuerpos y esencias repartiendo las cartas.
Y resulta recompuesta y aceitada mi máquina; y aprendo y recuerdo y olvido. y olvido lo que fue olvido para añadirle perspectivas y formas a mi existencia volteando el absurdo y la razón de cada sentir y palabra. Y reaprendo que… una gota de sudor es lluvia que siempre retorna a beber de una misma labor, por su inquietud es frágil y robusta ¡ciclo de vida!.
Atrapado dentro de los surcos del espacio recupero los juegos; ya que fiel… conviene en aguardarme una pieza del puzle para encasillarse. Me espera una cuestión banal por resituar. Una piel para camuflarme tras desvestirme. Un latido espera —siendo un estallido—, como presumida fuente; para presumir de las eclosiones innatas que provocan un divertido yo travestido. Un pensamiento para reprender a otro pensamiento y demostrarle que hasta los cielos tienen techo, que todo tiene culo y espalda. Una astilla por desenclavar me aguarda junto a una gota de sangre por chupar y otra que sólo reclama suicidio; rellenar un charco.
Aquí sucede que luce apresado mi allá
—triste realidad—.
Cuando él sostiene la energía protectora
que auspicia un abrazo cordial y muchas sonrisas sinceras
capaces de corregir a los aduladores de la fatalidad
que apagaron la luz de la oscuridad
compitiendo por el terror con sonámbulos.
Mi aquí decide convertir en verdad
la balada que era sueño,
destierra el absolutismo ponzoñoso
anudado en «terminar».
Flor, cual cópula regia del sencillo vagabundeo. Tú que buscas otorgar corpóreas y etéreas fragancias a aquellos que te contemplan y huelen, haces más que deshacer las telarañas del invierno… Te presentas adosada a la fatiga del helor para motear pensamientos decaídos. Das muelles en los que atracar; donde serán rescatados los suspiros. Con el ordeñe de tus colores, motivas. Procuras orgías fecundas junto a las imágenes que describen la facilidad con que pueden acontecer los porvenires deseados.
Tus órganos se reproducen en un devenir siempre creciente. Te multiplicas acogida por una ley que clama «¡viva la entropía!» ley, difícil de comprender. Añades y ajustas. Amplias el oráculo espoleando la espiral inamovible del crecimiento que yace despierto en la tangente que une la frase consistente con el verbo espiritual.
Tú, flor que deleitas, no reclamas pago ninguno. Detienes los encierros que cabalgan con las horas. Rompes las cadenas que nos anclan a la esclavitud de la continua comprobación. Amueblas a los siervos de la tierra, al brindarnos el entendimiento que se basa en la creencia del avance y la renovación, del pasaje útil que alcanza el ser al estar marchito simplemente para vestir de nuevo, un rejuvenecer.
Flor que reclamas a la mariposa y el zumbido contagioso de las abejas: Te asemejas a una rapsodia carente de palabras que rapta a la decadencia y al infortunio. Levitas falta de códigos y normas que justifiquen desagravios irrespetuosos y decadencias. Eres libélula siguiendo el compás de un solo viento; el viento libertario y licencioso que nada maneja, que se permite airear los campos y corazones siendo un oído que escucha y una esencia que construye dejándose llevar.
Retrobar-nos. Prop d’on les àligues volen lliures i els cérvols joguinegen damunt de les planes. Recorrent els cims. Comprovant com podria, sense cap esforç, empassar-nos la tanta fondària dels abismes. De travessia. Reconeixent el pes agradable del vent i la llibertat que ens enlaira apareixent des del no res absolut. Suposant que hi ha descontrol i neguit però mana més l’atreviment empíric en enfilar-nos en aventures —incloent, caigudes—. Pas a pas. Fent camí. Advertint el casament que esdevé darrere de cada trepitjada. Adonant-me que les petjades perduren tant com per mai, del tot, estar esborrades.
Estar junts. Traspassades, la pols mutant que és adob fèrtil, el fred enganxòs que no arribarà al cel com a aigua i un seguit de desnivells.
Ja! desfets, desentesos del gel, sentint com llisquem coll a baix penetrant ! tornant a tastar els blaus i les transparències que amagant-se dins del llac demanen més contes per explicar-li als follets i a les fades.
318-omu G.S. (bcn. 2015)
(castellano)
Reencontrarnos. Cerca de donde las águilas vuelan libres y los ciervos juguetean encima de las llanuras. Recorriendo las cumbres. Comprobando como podría, sin ningún esfuerzo, tragarnos la tanta profundidad de los abismos. De travesía. Reconociendo el peso agradable del viento y la libertad que nos eleva apareciendo desde la nada absoluta. Suponiendo que hay descontrol y angustia pero manda más el atrevimiento empírico al subirnos en aventuras —incluyendo, caídas—. Paso a paso. Haciendo camino. Advirtiendo el casamiento que deviene detrás de cada pisada. Dándome cuenta que las huellas perduran tanto como para nunca, del todo, estar borradas.
Estar juntos. Traspasados, el polvo mutante que es adobo fértil, el frío pegajoso que no llegarà al cielo como agua y un seguido de desniveles.
Ya! deshechos, desentendidos del hielo, sintiendo como nos deslizamos cuello abajo ¡ penetrando ! volviendo a probar los azules y las transparencias que escondiéndose dentro del lago piden más cuentos para explicarle a los duendes y a las hadas.
318 omu G.S. (bcn. 2015)
«Pica d’Ensagents-Alt de Cubil-Baix de Cubil (Andorra)»
Creuar estacions sense adonar-nos que són graons — cap amunt o de baixada — Perdre el temps. Pensar en negatiu. Trencar. Destruir. Oferir aurores tortes i crepuscles incolors. Conjurar un seguit de restes inútils. Regalar-li l’esquena a la consciència en actuar. Desaprofitar segons demanant gens més que per sadollar-nos. Projectar un demà trist com el d’avui: ple de distàncies i de reixes. Quan els instants es presenten idonis per llançar llavors que omplin d’enteniment les nostres ments i d’amor els cors, de flors perpètues tota la terra.
318-omu G.S. (bcn. 2015)
(castellano)
Cruzar estaciones sin darnos cuenta que son escalones — hacia arriba o de bajada — Perder el tiempo: Pensar en negativo. Romper. Destruir. Ofrecer auroras torcidas y crepúsculos incoloros. Conjurar un seguido de restas inútiles. Regalarle la espalda a la conciencia al actuar. Desaprovechar segundos pidiendo nada más que para satisfacernos. Pensar en un mañana triste como el de hoy: lleno de distancias y de rejas. Cuando los instantes se presentan idóneos para lanzar semillas que llenen de entendimiento nuestras mentes y de amor los corazones, de flores perpetuas toda la tierra.
Padecí los oídos amurallados que cero escuchan y los ojos cercanos que aunque miren se postran frente a la ingratitud que nada ve. Me reconocí asentado sobre la ausencia voraz; cuándo ésta abre sus fauces y engulle intempestivamente, un día tras otro, y un mes y un año y un amanecer, y… lo mejor aportado por los sentidos -cuándo éstos rechazan a cualquiera de las muertes, al reunirse con cada una de las chispas y detalles que conversan con la vida-.
Mi (Tú) Tristeza: Estar apalancado en una plaza rebosante de vida, sumido por completo en la inapetencia; como un zombi, desmotivado e inerme, que devorando su alma apresada pierde el instinto y la esencia y extravía hasta cuales fueran sus posibles ansias o motivos. O, como un fantasma desubicado que olvidó la magia por la que era al observar que su sábana estaba roída; y encerrado en las mazmorras de su propio palacio converge con la desgana y pierde el encanto ¡llora que llora!, porque poco que nada asusta.
Fui poseído por un escalón de dureza inquebrantable, presumí de la desdicha Habité (y habitaré -aunque no quisiera-) dentro de una escalinata repleta de otros muchos escalones, anclados e inmutables, ya perdidos.
Aquí quede constancia de que conocí la locura provocada por un corazón encabritado, no la que concierta manicomio y resulta estipulada por ciencia alguna. Sí; como fruto terrenal, por la inmadurez de mis emociones. La que, sujetada por las circunstancias, vuelca incomprensión y está fuera del temple cierto y de todo tipo de paciencia. Sí, la que delata mi infancia y denotando tiempo de novicio, aporta el rol del desconcierto y adopta la faz de laberinto.
Ahora recuerdo, recuerdo donde estuve y reconozco donde estoy. Admiro el placer que se dispone cuando recorro el espacio con mis piernas y mis manos; porque, ahora, puedo y soy, tengo y hago movimientos toco y acaricio, apreso necesidades igual que antojos.
Se renuevan los espacios mientras transporto los siglos; dentro de mí se afianza el trajín del universo. Converso con el trigo que fui, con el hierro, el cobre y el azufre, con el rosal y las zarzas, en mí habita un dinosaurio y un elefante y una abeja y la hormiga y el tigre y un gallo que siempre canta, tantas partes conversan dentro de mí que creo ser una estrella que anda.
No perdí nada, simplemente gané un impulso que me llevó hasta el hombre que hoy aquí recita sólo aquello que la vida le cuenta.
Diario digital que nace con la vocación de informar sobre Jaca, Jacetania, Alto Gállego y los valles de Tena y del Aragón, reflejando con fidelidad y objetividad todo lo que sucede e interesa a sus gentes. Editado por la periodista Rebeca Ruiz
Este blog es únicamente para mayores de edad. Relata la vida de sumisión de una chica que se adentra en el mundo del BDSM casi por casualidad, sin saber muy bien ni qué significan esas letras.