La razón venida por la energía que generan nuestros pensamientos: Cabe que sea cierto que desde nuestros pensamientos ya iniciamos la construcción o la destrucción.
Los pensamientos nos proporcionan posibilidades creativas innumerables: Resuelven incognitas que todavía estaban por descifrar. Responden a adivinanzas y enigmas encontrando soluciones. Diseñan, uincesantemente, perspectivas para el mañana; nos ayudan. Pero, tambien manipulan y deforman una parte de la realidad, la distorsionan, pues el prisma del pensamiento siempre suele ser particularmente propio, está anclado a una vida individual, se afianza sobre la autentica soledad del ser.
Nadie piensa por uno, aunque muchos aporten reflexiones sobre ese alguien. Siempre, sólo uno decide hacia donde encaminará sus pensamientos.
Un apunte… no podemos darle de lado a la importancia energética de la naturaleza por si misma, sin necesidad de ningún pensamiento, simplemente por ser naturaleza persistentemente evolutiva que dispone de infinidad de elementos para girar y girar y avanzar. Y el pensamiento es simplemente una de las herramientas con la que la creación elabora.
El pensamiento puede posibilitar, pero tambien imposibilitar. Él habilita, por si mismo, multitud de interrogantes que no nos facilitan lo más mínimo el placer durante el paso de los dias, llega a resultar un estorbo muchas de las veces. En ocasiones suele confundirnos tanto como hasta la demencia.
Cuestion:
-Los animales irracionales se dice que no piensan (queda como duda, es una incógnita que se promulga…? ¿Generan ellos energía? ¿Su vitalidad energética es más o menos potente que la nuestra?
-Las plantas y las flores se dice que no piensan_¿Son, ellas, las que posibilitan y potencian el movimiento físico en este planeta?.
La importancia del pensamiento se evidencia como relativa.
Es aquí cuando me pregunto, en que manera podemos estipular el poder energético de lo existente entendiendo como básico al pensamiento. Quizás existe en nosotros una parte inmensa de engreimiento al considerarlo así, evaluándonos como seres superiores a otras especies que son igual de valiosas.