DIOSES RISUEÑOS

Os vine aquí a buscar, para compartir unas cuantas risas que nos acerquen a los dioses, así, de paso, nos presentamos, les saludamos, y aún mejor, les conocemos…
-¿que tal dios pascual?, oh!, diosa Elisea; como siempre, tan bien puesta y excelentemente entera.
Jajarajajaja… río Euclístide, dios de los altibajos. Éste, en su vuelo celestial, no cesaba de ahora arriba, ahora abajo… ahora abajo, ahora arriba. Sin poseer un estacionamiento concreto.
Mientras Rescóplodis sonreía saludando al zambullirse dentro del inmenso rubí que tenía a su costado, y al penetrar, disolviéndose en él, resonó un musical «glup» como ocasional y momentanea despedida, sirviendo de divertido epitáfio.
Al tiempo que aparecia por sorpresa y desde detras de una enorme nube, Constaftar, dios habilitado como dios de los remiendos, cual, con su piel azul fosforescente iluminaba, nos servía a los presentes de una luz tenue, de relajante lamparilla que alternando posiciones daba la justa luminosidad a todos los rincones del palacio.
Apareció mostrando una enorme barriga que, como globo, se hinchaba casi al punto de estallar igual que se deshinchaba tanto que parecía iba a desaparecer.
Palacio de los dioses de unos dioses que invitaban al olvido de pesares, a tomar por estandarte a la risa. Palacio que rebosaba divertimento joven y por joven animal. Donde se eludían razones y porqués, alejados de dialécticas explicaciones, donde, por completo, era prefería desbancar cualquiera de las lógica u órdenes establecidos, donde era lider el vasto absurdo carente de raciocinio.
Palacio repleto de joyas atemporales, tan plebeyas como reales, de esa saludable y etérea consistencia que cabe dentro de las risas.
Risas exentas de fecha de caducidad, desentendidas de parasitarias secuelas o de pragmáticos y encajonados conceptos. Risas, ole x ole las tuyas y las mías; nuestras risas.
Jajarajajaja… Reímos con los dioses de la vida, de la constatable y de la que es pura fantasía. Creo en estos dioses, ellos son dignos compañeros pues reconocen, la fuerza que emana en cada una, en todas las que han estado, las que están y las que vendrán, la energía contagiosa y constructiva que emana de cada una de nuestras risas.
Me río y soy incapaz de ver la tierra, tampoco veo el infierno no hay un atisbo de perfecto cielo. Jajajarajajaja… gracias dioses por constantemente multiplicaros, por mostrarme una suma ineludible; la gracia tomando cuerpo, ese graciosamente ridículo cuerpo que se llama alegría.
                                                  palacio de los dioses
 

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