El erotismo está…
a resultas del perdido
último botón de tu blusa,
dejándome ver tu delicada piel;
por un instante, tu ombligo.
Rezuma erotismo…
tu cálido contacto
al rozar mi hombro desnudo.
Impregna de erotismo…
esa fragancia grácil
del perfume que nos enamora.
El erotismo todo lo rocía,
está esparcido por el aire.
Eróticos son los movimientos
de los dedos de tu pie,
se sacuden el polvo
como tocando el piano.
Erotismo en unos cabellos revueltos
moviéndose libres al son del viento,
danzando espontáneos
ante una tormenta de invierno.
Con sumo erotismo se desliza,
como un guante el fino mantel,
el cual adereza
la madera de la mesa.
De imprevisto resbala desmemoriado,
olvida de asirse, ¡va y se cae!
Erotismo en el agua de una fuente…
cuando se filtra por las rendijas del sumidero.
O también, cuando presta corre llena de reflejos,
por el cauce del río,
por una alta cascada,
o calle abajo.
Erotismo al sorber el postre;
en el apretón de tus labios
relamiendo la cucharilla.
Alimentado por esas carnosas arrugas
repletas de luminiscencias,
suaves arrugas de tonos encarnados.
Erotismo huidizo,
efímero,
frágil y duro,
tierno, audaz,
seco y húmedo.
Fino, tenso,
áspero, suave;
fracción de lo expeditivo.
Eres rígido, elástico,
dócil, salvaje,
eres actor investigando un disfraz,
sorpresivo caballero,
truhan o mendigo,
honesto y tramposo.
El erotismo es un cortante
abismal precipicio.
Aunque pretendas hacerlo durar,
más ver;
siendo instante fugaz,
con vértigos te sacude,
se aleja y te aparta.
Erótico los alargados fluorescentes del rellano,
tiritan y se encienden alumbrando.
Imperceptibles, sus intermitencias,
por múltiples, proveerán de luz.
Erotismo en la tirilla del top,
que deslizándose baja…
y deja a la vista más de de lo que tú pretendías.
Sorpresiva, la tirilla,
te coge igual de desprevenida como de despreocupada.
Erotismo táctil.
Erotismo visual: cuando llamas
andas cargando los sentidos.
El erotismo de tus complementos,
de tus amuletos.
En el collar de perlas que llevas
y entre tus pechos se muestra…
va y viene, columpiándose se esconde;
provoca a la mirada para que lo busque.
Erotismo en lo misterioso,
en lo medio encubierto,
en lo improvisado e imaginativo.
Dispones de la pereza
o de agilidad en tus movimientos,
eres polivalente y polifacético.
Erotismo; te atreves osado,
sonríes extrovertido,
penetras lascivo.
Erotismo en el besar tantos detalles;
sin pretenderlo, pero besarlo.
Erótico el humo del cigarrillo…
se va manejando espirales,
recorre espacios yendo y viniendo,
y como tránsfugo de las leyes
caracolea, parpadea,
desaparece y aparece;
levita y levita.
Tus finas medias rezuman erotismo.
Transparentes se deslizan lentas
tocando tus piernas.
Y así es como descorren el telón;
que separaba mi cielo de nuestra tierra,
bajando, hasta el parquet o el terrazo
para acabar pisándolo.
Erotismo… mitad escondido;
y en tu total,
amanecido en el sobresalto.
Erotismo encontrado en lo gratuito,
te mencionas expresivo
en la validez de lo imaginado.
Erotismo en aquel cajón
que, con un dedo, tú, de él tiras,
y renqueante se desliza,
cual parece no quiere del todo abrirse…
pero al final va y se abre.
Erotismo en las olas del mar…
filtrándose,
penetran y procrean con la arena.
Erotismo en esa estrella fugaz
que recorre el firmamento concediendo deseos,
chasquillean con sus dedos y los apunta,
los concede de inmediato o hacia el futuro se los lleva.
Erótico es el sombrero…
vapuleado por el viento
no mantiene en su posición la entereza,
cuando vuela irremediablemente
cayendo de la cabeza.
Zumban eróticas con su giro lento,
voltean insinuantes las aspas del ventilador.
El erotismo siempre está esperando…
en aquella rendija que queda
en cada puerta entreabierta.
318-omu G.S. (Bcn.)