Pincel sin mano. (Ideas sin actos)

pincel sin mano. (ideas sin actos)» Para qué tanta ciencia y tantas matemáticas,

si la educada cultura del hacer

aparece dormida en un trastero.

Para qué tantas letras

si estas letras omiten o solapan

a la mejor y más providencial

de todas las posibles interpretaciones.»

 

 

   ***

 

Es un pasar fugaz,

el aquí añadido a los hombres;

ante tanta amplitud que hay dispuesta en la vida

queda tan sólo siendo un corto camino

cual el hombre desaprovecha,

si le diera su espalda a vitales asuntos

y engrandeciera absurdas cuestiones.

 

Siendo especie terrestre, imperfecta y errante,

erramos, nos delatan nuestras formas,

errar erramos, aún a expensas de disponer

del suficiente aprendizaje,

como para bastarnos el saber

que da la dicha de escoger

lo que deseamos tener por contenido.

(Quedamos ante el universo

siendo vanos perdedores que perdieron

el manual de la felicidad).

 

Nos jactamos de un saber

Mientras deambulamos

entre clavos por nosotros mismos esparcidos.

Tenemos herramientas;

corazón, unas llaves y un martillo,

pero desmemoriados aparecemos

al haber olvidado por completo

cuales debieran ser nuestros principios.

 

Inconscientes, las nubes golpeamos;

malversamos semillas igual como sellamos

el grato aroma de flores y frutos.

Desmerecemos la sensibilidad

al considerarla debilidad

y los «te quiero» pasan de soslayo,

huidizos ellos, al mediar las burlas

que denotan el sarcasmo enfermizo.

 

Cuándo los besos saben a frágiles

y las lanzas se clavan en pechos y en costados;

en este tiempo perecemos.

Cuando desaparecen los abrazos, se esconden,

y los puños se ciñen a la ira,

sobre este tiempo vivimos.

Cuando mirando un espejo no buscamos reflejos,

sólo ver revelada nuestra imagen;

imagen vanidosamente ególatra,

altiva, presuntuosa y presumida;

en este tiempo perecemos,

sobre este tiempo vivimos.

 

Y sabe a puñalada tener que pedir perdón,

cuando su hacer merecería

fuera reconocido como don;

sobre este tiempo vivimos igual que perecemos.

 

Como soldados rasos; como meros lacayos

marchamos traicionando a nuestra voluntad;

andamos cabizbajos y obedeciendo.

Como soldados rasos somos simples lacayos

de la feroz embestida animal,

que perdura longeva, ¡por nuestra transigencia!.

 

La impetuosa embestida,

que arremete incapaz de sopesar

ni apreciar ningún valor

y trajina obcecada en sus instintos

con un decir y hacer poco cabal.

 

Los juicios razonables se extravían

ante una prehistoria visceral,

que prosigue pidiéndole cabida,

(aunque, necio, rugiera el malestar),

al próximo futuro y al presente.

 

Y el rastro del impulso pervive y aparece

enturbia con sus lodos nuestro Hoy..

 

Como lastre, pesado es un Ayer

si devino repleto de inconsciencia.

Ayer, inaceptable si fuera irreflexivo.

 

Yo quiero que Hoy

se hagan los sueños tangibles,

mis sueños que son

sueños del todo posibles.

 

No tercie más, inclemente,

sobre mis amaneceres,

de entre aquellas fortunas existentes

la que ataviada de perra

se muestra cruelmente impávida.

318-omu G.S. (Bcn-2014)

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