«Pisé el edén
después de contemplar embelesado
ambas caras de la luna…
Su rostro oculto también resulto
tan inspirador como fantástico.»
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Hay realidades que acontecen
traspasado el umbral del dulce sueño,
de la consoladora ilusión
o de la fantasía virtuosa.
(Incesante, faena el universo
intentando situar
lo que debe donde corresponde).
Soñar es de valientes
y si escogemos cerrar los ojos
no solamente seremos ciegos…
también quedaremos retratados
como sonámbulos transeúntes
que menosprecian su travesía,
como viajeros que se achicaron
afirmando ser cobardes o necios.
Los soñadores más empedernidos
fueron primero tachados de locos,
antes de relatarse como grande
su impresionante ingenio.
Llenándose la tierra y tantos libros
de una gracia que se alza evolutiva,
que desprendida desde sus ideas
apareció como un manto de sueños
que abrigándonos con letras mayúsculas
brindó el paso a un amanecer plagado
de exquisitos inventos.
318-omu G.S. (Bcn. 2014)