La peor de las bestias asoma en los anales de la historia con un solo nombre; ella es el hombre.
Si existen «pecados» imperdonables, con todos éstos comulgan los hombres; el sadismo implícito que acontece bajo cualquier pretexto, (sordo ante el dolor ajeno), vocea junto a la tortura. Las violaciones más violentas se suceden, sujetando la manipulación de otros seres, estas violaciones procuran satisfacer al afán insaciable de control y dominio albergado en algunos de nuestra especie.
Traspasados los límites que determina un asesinato, (siempre injustificable), todas las demás barbaries quedan por debajo, por lo tanto, son admisibles para aquellos que son capaces de cometer tal atrocidad; la de matar.
También añadir al saco de los despropósitos demoniacos, la necesidad que tienen una parte de nosotros, los humanos, de someter a nuestros congéneres; así es como llega a tomar cuerpo el tráfico humano y cualquiera de las posibles fórmulas de esclavitud; ya fuera una esclavitud racial, cultural o genérica.
Hay hombres que precisan reafirmarse menospreciando y creyendo inferiores a una parte del resto.
Requerir del poder para sentirse realizados, válidos o completos, solamente deviene cuándo está claramente enraizado, (en la mayoría de ocasiones, inconscientemente), a una ambición desmesurada o a un complejo de inferioridad; cual demanda subyugar y controlar la vida de los demás seres o especies con las que se cohabita.
Los hombres no cejamos de instruirnos de sapiencias útiles, pero resaltamos nuestra necedad al, cerrando los ojos, perder de vista el conocimiento de donde estamos situados dentro del proyecto evolutivo, y al también desaprovechar el paraíso en que nos hallamos ubicados, (resulta de una idiotez dantesca la imagen que ofrecemos si es que alguien, desde algún otro lugar, nos estuviera observando).
No estaría de más… honestamente, con nosotros mismos sincerarnos; perder la vergüenza de reconocernos y al hacerlo procurarnos ese avance capaz de alcanzar una velocidad encomiable.
Para que esperar a las generaciones venideras cuando podría ser ya hoy.