Esencia divina


Amar y sentir.
Que una caña de azúcar,
con sus vainas, nos envuelve y endulza
hasta en su tallo anudarnos.
Amar y sentir.
Que somos simples vagabundos
alcanzando su verdad,
cuando traspasamos los lindes de la banalidad,
y reventamos los grilletes que otros
según conviene estipulan.

Amar lo dulce y amar lo amargo,
pero al hacerlo;
reconocernos desnudos, ¡renacer!,
renovados liberarnos.

Amar y advertirnos;
como un pedazo de corcho
que persiste en flotar
riéndose de las mareas.
( Sabernos; tanto livianos
como ausentes de fragilidad,
conversando sobre una misma causa
con mil voces distintas).

Amar y sentir;
un puñal que se hinca;
el rechazo fatal
que descuartiza y degüella.
( No siempre son romos todos los cantos
ni ruedan igual de bien todas las esferas).

Amar por amar… y seguir amando.
Amar y callar… disfrutar al encontrarnos.
Amar sin preguntar:
si aguarda un precipicio
y nuestro vuelo solo fue utopía.
Si el jarro lleno acabará vacío,
y roto y mustio nuestro corazón,
desecado por llanto.
Amar sin miedos,
escoger y elegir amar,
aunque el filo extenso de esa dicha
cabe que termine desatando su corte,
así nuestras venas cortando.

318-omu G.S. (Bcn. 2014)

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