Un sí hecho de intuiciones y de huellas

 

Aquí, en mi ahora; corta resuena la voz del tiempo.
La lectura de él, que me otorga la gravedad y el astro sol, es simplemente como un cabello del flequillo de entre los muchos dispuestos en la cabeza y por el cuerpo.
Válgame abarcar más…

***
En mis manos no cabe el absolutismo de un fin que sólo pacta con la decadencia y la muerte perpetua -mi doctrina se afianza en el tránsito constante-
Sé que mi esencia sobrevive a cualquier tragedia hecha con segundos, al gozo supremo, pero vanidoso, egocéntrico y puntual, que reclama como pago, colapsos y taquicardias, e incluso resiste ante los holocaustos presuntuosos y prefabricados; mi esencia opta por permanecer como causa inmortal; deja hacer a la existencia y se prolonga.
Aunque, en algunas ocasiones, mi mente ejecutara vistiendo el hábito de traidora y negase a la fe que me da fuerzas… mis manos sujetarán, sin soltarlo, a ese hilo interminable: la continuidad. Ellas sostienen la intuición acertada que supera con creces constataciones que acaban por contradecirse y fórmulas científicas.
Mis manos reconocen, más allá del tacto humano, un baile de formas que nunca termina; danzas variadas que se reparten por espaciosos salones.

( Repetidamente asisto a sesiones de magia, donde una insignificante varita, extrae lo que desea desde una chistera que aparenta no guardar nada).

***
Por qué decir -adiós, cuando conviene mejor oír un -¡hasta luego!.
De seguro, proseguirá con sus acrobacias esta vida y, desde algún rincón, resonará el reconocimiento junto al triunfo. Se escuchará vitorear a alguien mientras completa su agradecimiento con palmadas.
– Han de sucederse, interminables, los enlaces energéticos, para significar la incontable proporción del infinito-
Por qué vivir angustiados y presos del temor, sabiendo que: Es ineludible traspasar el umbral del limbo; perecer y renacer seguidamente, para descubrir y degustar los qué’s del universo.

***
Mientras… absorbido por aquel pragmatismo que urde sentencias: Contemplo como la piel que antes reconocía húmeda y tersa, tras el asedio insistente y corrosivo de los días, resulta vencida por la sequedad y las arrugas. Como los labios exuberantes, provocativos y carnosos, se entornan hasta perder su volumen y encararse delgados. Como la consistencia dura de cada uno de mis músculos, se aminora y cae caduca por reblandecida.

Mientras cuento las horas, avisto mi camino hacia el ser de mariposa.

318-omu G.S. (bcn. 2014)

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