Mi sello de amor también resguarda a la pasión, jamás lo dudes.
Ese acorde, añadido e imprescindible, que nunca puede faltar, porque musicaliza completando nuestro mundo.
La pasión. Que pretende recorrer con su lengua y como vampiro el largo de tu yugular, mordisquearte los senos hasta que se tensen tus pezones, y separar, al tocar con un dedo tu vientre, tus piernas cruzadas. Ahora es cuando me pides, entre susurros y gemidos, que visite tu interior y, sin reparar en el decoro, transmute ya sin demora mi deseo en gozo; te entregas complacida y me empapo de las sustancias personales que guardas en tus adentros.
( En ocasiones; padece de un letargo, dormita fallecido mi yo romántico… espero que te agrade su descanso ).
Impere la sensualidad y el erotismo ornamentando el decir de nuestros sexos -ser niños implica vivir todavía alternando el estudio con los juegos-
Busco darte, aquel precio carnal que alcance para pagar tantas promesas convertidas en realidad que me regalas.
No sé, de cierto, si merezco que me deshueses del propio cuerpo, así tornándome una fuente de energía que consigue hasta volar.
Sí sé… que sólo cuando confío, dejándome llevar, alcanzo el éxtasis verdadero y amanecen nuevos imperios.
318-omu G.S. (bcn. 2014)