Posiciones 2

Que fácil resulta llevar a la práctica una política que defiende los intereses del capital. Otra cosa, sumamente difícil y muy distinta, es elaborar unas leyes que defiendan al pueblo llano, dándole lo que le corresponde por esfuerzo, retornándole su dignidad.

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Puñales lanzados desde un estrado. Dosificar contrincantes. Simular enfrentamientos encarnizados, cuando en realidad ciertamente hay: Actuaciones de estatuilla. Consentimiento de manos y espalda. Enemistades televisivas. Copas compartidas en la barra de un bar o comidas copiosas donde son cerrados acuerdos dantescos. Abrazos comedidos y besos amigables entre actos y adjuntos a una frase cordial «saludos a la familia». Sólo hay: Falsedad a raudales.

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En las entrañas del comercio
¡la política!.
Anida el rutinario bla… bla… bla… ceremónico
que alienta absurdos,
trivialidad,
banalidades humanas
y fijaciones repetitivas.
¡La política!.
Indispensable (según cuentan).
Lamentable (muchos dirían).
Elucubra y provoca
contrariedad social.
Aduce razones a una locura
llamada desigualdad
desde las entrañas mismas de la hipocresía.

Hay que ver cuanta satisfacción y riqueza
se nos muestra ofrecida
tan cercana como imposible;
mezclándose con honda pobreza
que exuda; lamento, dolor y desdicha
cuales resultarían
de moratoria posible.

En las entrañas de occidente
pestañea continuamente la ambición desmesurada
mientras vocean, inútilmente,
los tantos frutos de la ciencia y la tecnología
¡resuenan para unos pocos!.
Política muta en política:
Iglesia de falsos credos revive entre siglas.
Dicta, occidente.
Manda y envía consumismo exacerbado
a sus feligreses abduce y zambulle con causas
y los captura en el gasto volviéndoles adictos.
Desde las entrañas de occidente
un gran desazón ¡el capitalismo!.
Consumo que pesa como pena de tantos congéneres.
Consumo que paso y pasará indecente y sin gloria,
que por desdeñar la virtud del amor, es irreverente.

Consumismo intoxicante
que oprime inclemente,
que manipula y destruye la tierra y el cielo.
Consumismo configurado bajo las ordenes
de la vanidad y el poder,
admitido como el método adecuado
por cada uno de los que están situados
como gobernantes.

En las entrañas de los trabalenguas.
En las entrañas de la corrupción y de las payasadas;
legiones de bufones
escuadrones de parlanchines
diseñadores confeccionando
políticas nefastas.

318-omu G.S. (bcn. 2016)

Asedio (notas del llanto de Cupido VII)

 

Padecí los oídos amurallados
que cero escuchan
y los ojos cercanos
que aunque miren se postran
frente a la ingratitud que nada ve.
Me reconocí asentado sobre la ausencia voraz;
cuándo ésta abre sus fauces y engulle
intempestivamente, un día tras otro,
y un mes
y un año
y un amanecer, y…
lo mejor aportado por los sentidos
-cuándo éstos rechazan a cualquiera de las muertes,
al reunirse con cada una de las chispas y detalles
que conversan con la vida-.

Mi (Tú) Tristeza: Estar apalancado
en una plaza rebosante de vida,
sumido por completo en la inapetencia;
como un zombi, desmotivado e inerme,
que devorando su alma apresada
pierde el instinto y la esencia
y extravía hasta cuales fueran
sus posibles ansias o motivos.
O, como un fantasma desubicado
que olvidó la magia por la que era
al observar que su sábana estaba roída;
y encerrado en las mazmorras de su propio palacio
converge con la desgana
y pierde el encanto ¡llora que llora!,
porque poco que nada asusta.

Fui poseído por un escalón
de dureza inquebrantable,
presumí de la desdicha
Habité (y habitaré -aunque no quisiera-)
dentro de una escalinata repleta
de otros muchos escalones,
anclados e inmutables,
ya perdidos.

Aquí quede constancia
de que conocí la locura provocada
por un corazón encabritado,
no la que concierta manicomio
y resulta estipulada por ciencia alguna.
Sí; como fruto terrenal,
por la inmadurez de mis emociones.
La que, sujetada por las circunstancias,
vuelca incomprensión
y está fuera del temple cierto
y de todo tipo de paciencia.
Sí,
la que delata mi infancia
y denotando tiempo de novicio,
aporta el rol del desconcierto
y adopta la faz de laberinto.

318-omu G.S. (bcn. 2015)

Ayer…

Labyrinth

Labyrinth «Leonora Carrington (1917-2011)»

Ayer fue fecha de disgusto,
se cruzaron nuestras miradas
pero no me viste;
degusté la peor de las cegueras.
De la ciudad, sus farolas aparecieron borrachas
y las definiciones borrosas; cojas de luz.
Comprobé las contradicciones que se columpian en la luna
y la castración vergonzosa que algunas veces sufre el sol.

Fueron tantas las trabas, ayer,
que enrevesándose las calles
y multiplicándose las aristas
olvidamos reconocernos.

Ayer.
Con «R» de retraso.
Con «R» de chirrido.
Pesó más la elucubración
cual es laberinto que desgasta
que la vitalidad que se alinea con la sonrisa.
Supe que guardas un enigma bajo tus ropajes
y acerca de la evasión que precipitas
antes de optar por un te quiero.

Ayer -por suerte-
tiempo fallecido,
tiempo pasajero;
este ayer quede siendo ayer:
pañuelo que añora el bolsillo
mientras ondea sobre el viento.
Tierra ajada que será reconvertida
al reposar con su barbecho.

Escogo mantenerme ausente
de los horarios que anquilosan siendo antiguos,
porque tengo del todo decidido
vivir el hoy cabiendo en el placer,
dejando para aquel que los quisiera…
los nudos rotos y las pesadillas

318-omu G.S. (bcn. 2015)

Como valioso suicidio (el consuelo)

Siempreviva 1Morir
porque un puñal se me clavó en el corazón.
No morir de otro modo;
ni por enfermedad
ni por el desgaste que sucede por la edad.
Ser sabor de amor que tozudo perdura,
aun soportando el regusto a pérdida,
a vacío y a cambio
junto a la consiguiente nostalgia
que aprieta como nudo la garganta.
Morir por desamor,
con un puñal clavado en mi corazón.
Morir así; como un simple pretendiente del edén
que sabe acerca de las posibilidades torcidas
y el filo y punta de un puñal.
Morir tal cual,
para resucitar
como una amarillenta y pequeña siempreviva
y desprender eternamente
la fragancia del amor.

318-omu G.S. (bcn. 2015)

Retroceder hasta las sombras (notas del llanto de Cupido VI)

retroceder hasta las sombras

Duele arrastrarse
cuando hemos caminado erguidos.
Duele, contemplar gastadas las suelas
de unos espléndidos zapatos
que nos han regalado mundo.

Duele abandonarnos a la distancia,
perder los abrazos;
dejar de sentir mariposas
estando juntos.

Duele, sujetar la fuerza de la costumbre
sabiendo al amor sentenciado y antiguo;
lapidado, bajo un cielo donde sólo revolotean
plumas rotas y buitres.

Duele, escuchar amar sin exclamación
y decir amar
con voz pequeña y dubitativa
y desangelada y contradictoria.

Duele
releer un amar retraído,
el amar pronunciado con letras borrosas
y buenas dosis de miedo.
Duele, reconocer un amar de comodidad
(de cuenta bancaria y sillón),
o, el amar confuso que perpetra el fracaso
y le rebate al corazón
los latidos presentes y siguientes de una vida.

Dolor de amar,
mientras divagamos presos
de una voluntad débil
y las arrugas crueles
que de nadie se apiadan.

Amar lejos de amar (océano y puerto).
Un amar de pasar los años
sintiéndose incompleto.
Vagar perdido dentro de la mentira
conviviendo con un amor decrépito,
faltándonos la ternura, el diálogo y la pasión
junto a una buena pizca de lascivia.

Duele ver como se rompe esa copa donde se talló,
mediando el tiempo, la complicidad cual como magia es remedio.
Una copa (hermosamente traslúcida, de sincero cristal),
reconocida como frágil, pero de temple auténtico.

Copa caída,
hecha añicos
¡ya irreconocible!
destruida por la desidia fatal,
por un descuido imperdonable.

318-omu G.S. (bcn. 2015)

talla del llanto de cupido

-Talla en madera del holandés «Hendrick de Keyser» realizada en torno al año 1645-

Que bien te posicionas contrariando antiguos te quieros -al fin forzaste un eco detestable que causa cicatrices mientras rebota y rebota-
Hallaste la fórmula perfecta para voltear un corazón así dándole antónimo a Cupido. Tus actos indican como un dedo, un futuro muy lejos de mí.
… y yo, aquí todavía, con un millar de dulces flechas clavadas y ni una sola gota de sangre; helado a base de golpes, busco mi pulso perdido y golpeo mi cabeza queriendo despertar.
Siempre me queda el consuelo de saber que un día sólo tiene veinticuatro horas y que mañana de nuevo saldrá el sol.

Notas del llanto de Cupido (V)

Alfileres (notas del llanto de cupido III)

" agulles (per Pepa Vives)

» agulles (per Pepa Vives)

Hay veces que me siento
un frágil pedacito de yeso.
Pendulando como desconchado
sobre una aireada arista,
aferrándome al equilibrio
sin querer caerme del balcón.

Cuando no entiendo.
Cuando mi mente
se bate escasa de fuerzas: ralentizada.
Como ovillo con mil caras; desordenada.
Como trabalenguas;
extraviándose entre mil idiomas
desconocidos, plena de confusión.

Así el corazón;

rechazado, a la deriva.
Así mismo, mi alma;
cuando la desdicha la embarga
y se achica y se quiebra
ante la imprevisible visita
del severo y voraz desamor.

318-omu G.S. (bcn. 2014)

 

 

" Caldes de Montbui (Barcelona)"

» Caldes de Montbui (Barcelona)»

Hay infinitos que quedan sólo siendo décadas o lustros;
sucede con aquellos amores que caducan temprano,
que vencen, al cedérsele el paso al intratable egoísmo.

(Porque dejé de cuidar los peces de tu acuario,
de escuchar tus necesidades y atenderte
y desperdicie el agua servida por tus fuentes…
Porque me obsesioné con mi ombligo.)

Notas del llanto de cupido (II)