Ella sostenía la puerta del cielo sin saberlo; creció como árbol para dar frutos.
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EL FRAUDE DE LOS EDULCORANTES DE STEVIA.
Es una vergüenza y un abuso de poder por parte de las grandes industrias alimentarias (Coca Cola- Azucarera Española, Carrefour, Hacendado, etc.), a la cuales se les permite vender fraudulentamente edulcorantes de stevia , cuando deSteviallevan solo un 1% y el 99% restante es Eritritol, edulcorante proveniente además de la fermentación de maíces transgénicos y de dudosa reputación por su modificación genética
No es de extrañar pues, que en zonas del planeta donde hace tiempo vienen utilizándose estas fraudulentas mezclas de edulcorantes, ya existan infinidad de testimonios con efectos secundarios, recogidos en la web de Sarah Vaughter, investigadora en temas alimentarios y experta bloquera.
Es una vergüenza que nuestras corruptas autoridades sanitarias, permitan sin rechistar estos fraudes al consumidor por parte de estas empresas sin alma y en cambio a cualquier pequeña empresa que pretenda introducir la Stevia orgánica con…
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Tan combinativas y eficientes como la miel de cualquier flor o la caña de azucar, como el tomate natural, la piel o el zumo de las naranjas, la manzana cruda o a pedazos y en compota, las hojas verdemente espledorosas de la menta o el perejil o la canela en polvo o en rama… así resultan cada una de las palabras de una lengua, cuando ubicándose donde corresponde para darle sentido al mensaje, pueden convertir a la voz y a la tinta en un carrusel de imágenes.
Acentos activos (VII)
Pasan los años y uno aprende que luego puede equivaler a demasiado tarde… A partir de aquí, sorbo cada instante presente de esta vida como si fuera el último, no desperdicio absolutamente nada de lo que aparece.
Acentos activos (VI)
Que bien te posicionas contrariando antiguos te quieros -al fin forzaste un eco detestable que causa cicatrices mientras rebota y rebota-
Hallaste la fórmula perfecta para voltear un corazón así dándole antónimo a Cupido. Tus actos indican como un dedo, un futuro muy lejos de mí.
… y yo, aquí todavía, con un millar de dulces flechas clavadas y ni una sola gota de sangre; helado a base de golpes, busco mi pulso perdido y golpeo mi cabeza queriendo despertar.
Siempre me queda el consuelo de saber que un día sólo tiene veinticuatro horas y que mañana de nuevo saldrá el sol.
Notas del llanto de Cupido (V)
Cruce de perspectivas,
contraste de horizontes,
cambios de ambiente;
el cosmos es alfarero
dando corriente de vida
entre pellizcos de muerte:
cuerpos maleables
y espíritus que trascienden.
Inercia
Sé más de lo que supongo y digo saber… pues intuyo. Tengo un sexto sentido.
Aún siendo un hombre cuya mente se excita y su sangre se calienta y su sexo se endurece sólo ante la cita onírica o el tacto que aguarda o la visión que deambula curvilinea y con fragante aroma femenino -valga el de mi amada y atractiva y deseada compañera- quizás pueda que esto se deba, a que reconozco y jamás rechazo, a esas tantas porciones hormonales de mujer que corretean por mi ser desde que nací y perdurarán en mis alforjas hasta el día en que me muera.
Que extraño me resulta oir al respecto de la competencia y la guerra entre géneros; a ambos llevamos, desde el inicio, en nuestra misma persona.
Acentos activos (V)
Cuanto me gustaría, que al resonar sincero un lo siento adjunto al perdón, ante tal acto -prueba de digna humildad- apareciendo el olvido, difuminara para siempre la afrenta que había acontecido… así extinguiéndose por completo, el dolor y el rencor.
«Los volcanes no tienen porque perpetuarse destructivamente activos… también saben aportarle fertilidad al mar y a la tierra»
un acento más (IV)
Captúrame con tu sonrisa y tortúrame hasta conseguir que me ría… Entonces aprovecha y escúchame confesarte mi amor, teniendo la certeza, de que para nada nos falta salud.
Sacúdeme cualquier pulga; haga efecto tu música.
Apuntes de amor (XV)
Erotismo convincente fue aquel guiño que me hizo, confabulando con tus piernas, la falda plisada que llevabas; yendo de lado a lado, de abajo arriba y cayendo hasta permitirle a mi imaginación que volara.
Pude tan sólo ver, lo que justamente el viento quiso en esa hora que observara… a aquella tentación irrefrenable que bien podría llamarla provocación.