Uno más de alrededor

La Vida (creación consecutiva) nos examina como posible obra de arte para concedernos otros muchos peldaños.

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Mantener mi yo romántico y la fe en el conjunto; aunque…
Reconocerme Solo durante el viaje; junto a tanto pero Solo: Siempre precisar del ser autónomo aún sabiéndome unido a ese resto que asume el reto de la intemperie.
La soledad recae, una y mil veces, placentera; otras tantas nos azota siendo yugo y tortura, prisión donde, por más que musite el silencio, resuenan los gritos.
(Quién conoce la fórmula para estar situados donde y como queremos estar?).
Esperan parajes repletos de bullicio y gentío, donde las lenguas y las mentes y los cuerpos practican acrobacias plausibles sobre el frío.
¿Acompañados?… El calor reconfortante, imprescindible y sincero acaece siendo onírico, mayormente, dentro de este mundo.

Conjunción

Siempre las lágrimas son viajeras errantes en busca de su antónimo, cubriendo, al completo, la espiral.

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Sobre el terreno abonado:

El árbol. 

La piedra.

Cada gota de rocío. 

¡Amaneceres irrenunciables! 

Sólo semillas que se esparcen

sin perder su maravillosa identidad;

dando y siendo un mismo cosmos

alejado de toda arena que castigue.

318-omu G.S (bcn. 2020)

Detrás de ombligo

«Habitan tantas como múltiplos. 

Somos tierra, somos cielo, somos mar

somos risa de la rueda del ‘Samsara’.» 

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Hay ombligos que invocan

muertes viles y desastres.

No permita el sentido universal

que ni oído ni vista me fallaran

al punto de quitarle importancia

a ninguno del resto de elementos.

Yo: ¿un ombligo?

Y… ¿Dónde, el horizonte?

El Infinito es recortado

y no crecen lecciones ni el número

cuándo un ombligo lo abastece. 

Y… ¿Cómo las perspectivas?

Desnaturalizadas:

evadidas de fusión y crecimiento. 

Limitadas por un sinfín de criptas.

Sometidas a técnicas antiguas. 

Si mandasen ombligos

extraviamos mensajes 

y yace, yermo, el diálogo. 

Cambiamos muros por prodigios, 

se repiten las mismas formas

ya sea desde las estrellas 

o al vivir, amasado el barro.

318-omu G.S. (bcn. 2020)

Sí-Si…

Sí.
Si como ángel flotas sobre los desastres,
si como ángel descartas todas las miserias
renacerás en la orilla del río
donde se acuñan montones de certezas
cuales abolen los criterios y los límites
impuestos por los hombres y sus ciencias.
Si como ángel sobrevuelas los recuerdos.
Si como ángel interpretas las ausencias.
Si como ángel
eres mordisco o eres bocado,
eres pisada o eres huella dentro del cielo o encima de la tierra.
Si como ángel borras, de desiertos,
la quemazón inhóspita y sangrante de la arena…
Liviana será la edad.
No acorralará, tiempo ni lugar,
el movimiento de tus alas o tus piernas.
Retornará aquel lenguaje principal,
aquel hacer que torna real utópicas quimeras.
Si como ángel deshaces telarañas.
Si como ángel interpreta tu conciencia,
los campos se extenderán floridos,
al desvanecerse todas las cadenas.

Por falta de huevos

Todavía es tiempo en cuál la mano de obra resulta imprescindible, y los que confabulan, manteniendo unas leyes y unas pautas injustas, así como moviendo a su antojo la economía, dependen de nosotros, los obreros, para multiplicar sus beneficios.
Nos faltan huevos para enfrentarnos al capital y a sus marionetas (en su mayoría, putos y traidores políticos). Nos faltan huevos y suficiente empatía como para montar una huelga, cohesionándonos, hombro con hombro, en pos de provocarle pérdidas económicas enormes a cualquier estado que nos maltrate (junto a con sus amos financieros), condicionándoles hacia un replanteo.
El egoísmo impera dentro de esta sociedad y sistema; los hombres protegemos, indecentemente, intereses individuales e insignificantes. Los hombres demostramos que nos importa un pimiento lo que le pase al vecino. Demostramos la inconsciencia, al no tener presente el que ese mismo monstruo que ahora tortura y daña a otros, tarde o temprano terminará por comernos… ¡Parecemos adictos a la ruleta rusa!.

En pos del arco iris

«El acierto o el error viven según fuera la decisión ¡no existe la suerte!… Aunque no quisieramos llegarán las respuestas.»

Cayó en las horas muertas; aquellas donde se nos gira el alma y se nos doblan las rodillas. Dentro de ellas; ni pensar, ni soñar, padecer como sonámbulo de un sentir que empequeñece, hasta quitar, cualquier latido cual dé vida. Cayó en el recordatorio de las pérdidas, seres que marcharon y que añora. Cayó en la traición y las estafas recibidas. Cayó en el mal de amores y en la soledad maldita (la que surca desiertos tenebrosos que guardan mayor sequedad y aridez que la de no tener agua). Él fue ella: pura muerte; avería en un paso de cebra, representación de la contaminación, metáfora del ruido, fatiga incontestable que sepulta, esclavitud exenta de liberación o de fuga. Él aparecía con sus bolsillos rotos: Perdió el mar fértil, ese que fusiona y siembra, ese que fecunda en pos de volcar más y mejores horizontes. Él, deslucía naufrago (con puerto pero con los barcos rotos); cayó en las horas muertas… Y cuento porque pude sentirle cuándo pasé.

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Ser viaje. Ser ilusión que regala energía y espabila. Hoy de jardín: De mirada arriba. De mirada amplia. De mirada al frente. Hoy de entereza y de flotabilidad. De florecer hasta el punto de omitir afrentas y rechazar intereses. Hoy de adquirir una personalidad y de hallar el común denominador en contra de las diferencias. Hoy de apuesta: La virtud de renacer ausentado de filtros. Un hoy que, aún siendo humilde, es capaz de tener una identidad sin cicatrices y un criterio no extraído de los libros ni de los oídos; no a resultas de cualquier cultura codificada bajo signos metódicos que aportan lo peor sobre este mundo. Ser viaje. Ser viaje incontestable que multiplica espacios y suma millas; un haz de luz a cual esperan cien planetas ¡química y espíritu!, millares de espirales donde otras aves anidan y procrean para evidenciar lo que significa infinito.

De dos seres sin espada

Girar una esquina y percibir que la primavera se engrandece porque coincidí contigo. Tras anochecer, incluso con el sol alzado, agradezco que cada amanecer perdure sin tiempo al disponer de la gracilidad de tu rocío. ¿Dónde quedaron las lágrimas?. Sueño de pétalos que caminan prestos a llamarse flor (amor), allí donde hubo zarzas dando sangre inservible y dolor agudo. Te asemejas a algo parecido a lo que busqué (mejor omito que rozas la exactitud). Desde la hora del encuentro, corremos las calles y avanzamos aparejados, sobre el reloj, siendo algo más que un soplo solitario que anhela otras bocas en que beber y otros respiros donde anidar (hasta nos sobra el ansia inexplicable de lugares). Nuestras pocas gotas resuenan como un diluvio musical; orquestamos risas, difundimos juegos y hasta rayamos cordura (que alegría da el ser dos bobos que, incansables, contra viento y marea nunca se dejan de amar) .
Sobran los juicios ante tal oportunidad. La clave está en desestimar el ajedrez inoportuno e interminable, al saber que la salud no deviene como fruto de las mentes; si depende del alma que sobreviene superando cualquier cuenta terrenal.