Una mala noche sumándose al mucho y durísimo trabajo volcado sobre el total de la jornada; como recompensa, el cansancio haciendo mella: los sonidos se alejan progresivamente, la fatiga consigue vencerme, me tumba, no sirven de nada las voces e imágenes, continuas y cambiantes, del televisor -mensajes camuflados y otros de subliminales, propuestas que mayormente buscan incrementar el «share» potenciando mayores beneficios-. Cedo a recostarme en el sofá, los ojos se cierran, indisciplinados, maleducadamente, sin despedirse, prescinden de lanzar una sonrisa afectuosa que sirviera como hasta luego.
Ahora, medio dormido, medio despierto, ni sé de horas ni tampoco recuerdo ninguna secuencia del sueño… De vuelta, ya retomada la sed y el hambre, de nuevo engullido por el reloj, pero, permaneciendo una buena parte de mí, todavía, en un limbo muy particular que para nada debería asociarse con ninguna fuga ni con la muerte. Ahora es cuando soy poseedor de una percepción extrasensorial que, añadida como peculiaridad, engrandece y ameniza el juego que resulta ser siempre esta vida.
Es de agradecer tu cercanía -protegiste mi descanso- tanto agradezco tu proximidad que la apuesta correcta está en gozar.
Agradezco sentirte. Paladeo las yemas de tus dedos mientras recorren y afinan, mis sienes y mejillas, mi frente y mi cuello así como mis hombros y pecho. Igual que, cuándo deslizándose por mi cabeza, parecen querer deletrear el adn humano que sostengo y conversar con mi espíritu deseando hallar a mi yo más ancestral, del cual, he de confesar, creo ir recuperando su consciencia de manera natural, a medida que se emblanquecen o caen, como hojas otoñales, cada uno de mis finos y ya escasos cabellos.
Una noche mala, trabajo duro y reposo… hago repaso a lo tenido hoy y me quedo con este despertar maravilloso.
Mi corazón necesita sentir y emocionarse -reniega de pautas monótonas- aunque para ello su lengua se posicionase rígida cual estatua altiva, o serpentee encarnecida o se avive acelerada en busca del próximo curso, o enojada se retire en un claro gesto de disgusto solicitando una pausa de descanso o unos instantes de recreo alejándose del latir de contratiempos.
Mi corazón tiene Lengua, Ojos, Manos, Orejas y Boca. Mi corazón no sabe vivir desentendido de sorpresas… puede más la sangre de los cielos que lo invoca que las razones que sujetan estadísticas, definiciones y fórmulas donde no caben las alternativas.
Preciso sentir cada día el impulso del salto y la desnudez natural y espontánea que rechaza los vocabularios estrictos y proporciona soluciones ante cualquiera de las dudas emocionales y algebraicas.
Puedo y quiero sontener la pobre nobleza de mi rico y vagabundo corazón; reconocerme en un sinfín de mismos que dialogan tomando infinidad de formas distintas, desconocer las causas imposibles que son tachadas de utópicas y reirme hasta de las dificultades, pues cada una de ellas acaban siendo material para la enseñanza que me concede un poquito más de veteranía y erudición.
Aprender a escribir porque el instinto nos empuja directos hacia las letras -todavía soy como aquel explorador que busca una ramo decente para entregarle a su amada-
Saber nada. Apenas saber y debido al empeño, acuñar alguna frase estructurada, con sentido y conocimiento. Ser un simple principiante atendiendo a compositores y filólogos expertos que expresan operísticos entre aplausos del público y jadeos.
Sólo ser, voluntad; mitad espíritu, mitad intelecto; un zahorí que sujetando su varita marcha en pos del agua y termina dentro de una nube llena de clavijas y cajones.
Sólo ser un grano de arena que pretende desprenderse del polvo, sediento y correoso, saliendo del desierto y su sequía. Soy un grano insignificante de arena al que le agradaría conocer, la corriente y dulzura sonora del río y la bravura imponente y serenidad envidiable dispuesta en mar abierto.
…y oí una dulce voz que era de niña, resonando tan cercana; como a tocar… la muerte es como un salto, ocupas por un instante un espacio aparentemente vacío, para, tras la impresión de la inconsistencia e ingravidez, volver a pisar.
Esta, mi hora -con alfombra extendida-
debiéndose a un ritual
donde campanillea la luz de las velas
con flama constante.
Hora hipnótica;
donde las distancias están de vacaciones
y la demora queda dentro del ropero
al mostrarme esquivo a toda prisa.
Fuego y aire dando chispas: Combustión. Agua y tierra que se conjuntan y sumergen en la eclosión primaveral: Río y barro. Prodigio. La trashumancia abatiendo las pausas y dejándolas cojas. Camino, investigación y reconocimiento; un yo, que alejándose de la hibernación, de la ensoñación y de los bostezos, del aburrimiento infinito y del propio e inútil esperpento, besa la transparencia.
Multitud de transmutaciones que cogiendo de la mano una voz estacional exclaman ¡renovación! porque quieren -quieren su sí existencial- y por no quedarles otro remedio.
Nosotros -briznas de paja- paladeando la intemperie; totalmente indefensos. Cambiando nuestras pieles entre campanas y cronómetros; siguiendo cada uno de los capítulos tanto como trocito de tierra o como gota de mar, sujetando la alternancia de las luces del cielo.
Vivo dentro de un tiempo temprano; tardaré en envejecer. Tendré la misma suerte y premura que la de una gota de agua: Hechicera de formas que abraza el cielo y besa la tierra alternando espacios; la que aparece y desaparece ágil e inmortal negándose a fallecer.
No se excluyan del arte los monemas escuetos que sencillos expresan o ingeniosos proverbios, ni el decir de refranes con sus sabios consejos, que perduran por siglos y por nuestros ancestros. Los detalles son joyas resguardando criterio, esperando al orfebre que con maña y esmero, los tallara y puliera para engarce perfecto.
Cruce de perspectivas, contraste de horizontes, cambios de ambiente; el cosmos es alfarero dando corriente de vida entre pellizcos de muerte: cuerpos maleables y espíritus que trascienden.
Diario digital que nace con la vocación de informar sobre Jaca, Jacetania, Alto Gállego y los valles de Tena y del Aragón, reflejando con fidelidad y objetividad todo lo que sucede e interesa a sus gentes. Editado por la periodista Rebeca Ruiz
Este blog es únicamente para mayores de edad. Relata la vida de sumisión de una chica que se adentra en el mundo del BDSM casi por casualidad, sin saber muy bien ni qué significan esas letras.