Imán son cuerpos

«A tus ojos les gusta ver. A tu mente le agrada imaginar. Un ser avanza y crece al sentir. ¡Existo!… por mis sentidos.»

Aquí recuerde:
Tu mano, con su delicadeza y pequeñez femenina, no acerca a circunvalar todo el grosor del que tanto te excita. A tus manos, juguetonas, les gusta apretar, cuando fuera y estando dentro —saben igual de ternura como de sexo con tal de rimar—.
Cómo señalar como pecaminosa esa razón humana que dona gozo y alcanza nacimiento; la perdición indigna y la deshonra se halla en otras porciones que permitimos en nuestro imperio.
Cómo indicar tal hecho —donde mordernos, hambrientos—, como vergüenza y tabú; cómo optar por omitir aquello que nos comporta tantísima satisfacción. Afirmo, incansable, para resaltarlo, y repito y repito «más quiero» —nuestro «juntos» conviene en ser terapéutico—. Me niego a la pretensión de algunos que lo tachan como prohibido y, traicionando sus propios mensajes, delinquen amordazando su inevitable realidad.
¡Cómo pautarlo, tan sólo, con un «de vez en cuando» sin echarlo de menos!.
Desentiéndete de vocablos y utiliza tus labios para acariciar y tu paladar para darme calor y tu lengua para darme humedad, recítame con la pasión que se recuesta en tu boca tras comprobar que este grosor también se alarga…

Página abierta

Paladear aquel sabor que promueve la creatividad
y sabe a irrenunciable;
probarte y desperezarme.
Tu piel; como el papel
donde abandonar los deseos
y escribir mis confesiones;
un oasis de actos
donde reposar tras saciarme.
Tu piel…
Igual que ese papel
que surgido desde la madera
prosigue enraizado a una tierra
prometedora de extensiones.
Tú:
Piel.
Papel.
Tu piel es papel que acoge;
noticias vítores a la vida
susurrándole al animal
que es mi hombre.
Alivias los desiertos.
Asustas a mis fantasmas.
Deshuesas a esa materia
que invoca y cree en perdiciones.
Como dije… ¡irrenunciable!
tu piel es papel
donde cabe mi nombre
318-omu G.S. (bcn. 2016)

Presente elástico

Un vagabundo enamorado proclama que la hierba equivale a palacio.OLYMPUS DIGITAL CAMERA

Sepas, princesa: Nuestra vida es el sueño de muchos, nos deslizamos por ésta, confortablemente descalzos, divertidos y sonoros; como pelota que rueda con armonía y bota y rebota porque ha estado bien hinchada. La suerte nuestra está, en no soportar la carga de occidente cual otorga separaciones y tierras diezmadas, la misma carga que sostiene estereotipos que descalifican y conviene en roles y maneras que, vendidos como panacea, son yugo partiendo cuellos, brazos y piernas, reventando corazones igual que talando oxígeno y alas. Tampoco soportamos el desconocimiento y las fijaciones traídas por conceptos y abstracciones ancestrales que incomprensiblemente perduran, esas vertientes confusas hasta el punto de obscuras, que atrapan y encierran el aliento del agua libre que navega por el universo para corretear hasta el mar desde las más altas montañas. Nunca consentiremos que desluzca nuestra vida de aventuras compartidas, al mostrarse tomada a medias. Nuestra unión, casual o predestinada pero voluntaria, por siempre será: Ilusión fantasmagórica para muchos. Oportunidad nonata o desvanecida. Será leyenda que perdurará como instrumento así resonando como brújula. Será cuento de invierno que hará olvidar las turbulencias habidas dentro de todo destino. Serviremos para demostrar, que se pueden afinar calurosas obras de arte sobre las porciones que sólo se creyeron gélidos témpanos.

Un enamorado pierde su ser de vagabundo al encontrar hogar en otro(s) ser(es).

Por un conjunto donde cabe todo (apuntes de amor XXXVII)

A contracorriente
-desde el nacer de naceres resiste-.
Acostumbrado a ser contradecido
y harto de sentirse desechado
prosigue con su pulso eterno
hasta que lo admitamos sobre cada paso
y en nuestros lechos.
Pide que nos convirtamos
en huella indivisible
desconocedora del sudor y las lágrimas
de todos los agostos
y de cualquier enero.
A contracorriente;
rema, incansable,
tacha imposibles
marchando desnudo.
Aun liviano perdura
sabedor de cual
es el mejor de los músculos.
**
Nuestro:
Un mundo donde reine el amor
al ser erradicado ese yo
que protege espacios vallados
igual que razones diminutas
mientras apercibe al resto de seres y elementos
como contrincantes y extraños.

El mundo resulta insulso.
La vida asoma insignificante.
El universo se convierte en pequeño
si no estuviera sazonado
con grandes pizcas de amor

Mi noche (apuntes de amor XXXVI)

Es de sobras conocido que las hay que transcurren, interminables, tartamudas e incomprensibles; como ola punzante y acerada que, portadora de eclipses y penumbras, reporta con su habla oclusiva… sólo que sólo, sólo mitades.
Las hay de tercas que extirpan salud con sadismo innegable.
**
Quién nos viera a media noche
-prometiendo y cumplidores-
gestando,
siendo luciérnagas
esparciendo luz
desde la oscuridad absoluta.
Quién nos viera sabría
acerca de nuestra expresión
¡ambos cerilla!.
Alumbrando tiempo
de suspiros y sonrisas.
Extendiéndonos sinfónicos.
Como patrimonio.
Fruto de un lecho carente de edad.
Quién nos viera…
Conocería cuánto de largo y ameno
y pródigo y hermoso
puede ser un soplo
dentro del día.
**
Es de sobras misterioso: Por el uno el otro; latido firme, agradable y duradero calzado en corazón.

Alternancias

«El ayer aún sabe más a dichoso debido a los tragos amargos del hoy… Porque cabe duelo y desdicha en la arena.»

Siento
¡como lanzas!
palabras que convienen
en hurtarle su don
a la amabilidad,
detonando la comprensión
y la dulzura.
Resultan otros estos ojos.
Transformándose demuestran
su verdad completa
dándole cabida a la contradicción…
cuándo en lanzas
se convierten las miradas
llora amor.
Ante lanzas;
sucumbe,
agoniza un bello proyecto
porque hay gestos que perduran
aunque nosotros decidiéramos
mandarlos a la extinción.
Desearíamos
que tropezaran con la desmemoria
y cayeran en un pozo silencioso
llamado olvido.
Como lanzas…
Digo.
Siento,
lanzas frías
lanzas afiladas.
Lanzas penetrantes
que se hincan;
haciendo trizas,
delatando a la crueldad,
convirtiendo en sangre el vino,
asediando al triunfo,
describiendo angustia y dolor.
Lanzas adentro
-ya no quedan latidos-
hasta doblegar sueños
y atravesar un corazón,
desguazando todo apunte
que vitoreara «unión»,
cancelando viajes por los espacios,
aleatorios, versátiles, maravillosos,
cuando fuimos capaces
de sorber y degustar
y alimentar y engrandecer,
la utopía lumínica,
los límites inalterables del infinito.
omu G.S (bcn. 2016)

Aquí de besos

Bésame. Prefiero tus besos de mujer imperfecta e impura que ser atropellado por los labios fríos de cansinas deidades que se pavonean atrapadas por mil telarañas. Beso a beso, hazme desconocedor de atmósferas turbias que borran apuntes valiosos o cercenan peldaños o ciegan las venas hasta los límites donde se desconoce a la misma sangre. Bésame. Dame velas, velas, velas románticas, velas que naveguen despejadas; las que con lumbre acogedora alumbren los viajes agudizando los sentidos; las que apacigüen con voz calmada, casi apagada y las que reparen, como millas, siendo buenas costureras. Regálame instantes de claridad y días y meses de sabia transición, donde los vértigos desagradables que proporcionan las  borracheras que se declaran tedio extravagante, deriven en huida o quepan esquivadas. Bríndame instantes donde pueda percibir las luminiscencias y ya loar cada una de las huellas, al disponer del suficiente equilibrio en saltos y descansos y sueños y zancadas. Besame hasta devorar toda mi boca y extender aún más la comprensión de mi mente y la dicción de mi corazón y mi lengua, así pereciendo en mi vida la noción de peso y de tiempo. Contágiame de tu salud. Vuelca dentro de mí, voracidad e insurrección. Boca mía, entrégate; sé sin velos. ¡Cómeme. Degústame. Engúlleme!. Todo entero pido lenguaje cercano; palabras íntimas, ceremonia de sexo (bocados salados y caverna dulce y con ansia devoradora), sentir la complacencia y la riqueza cuándo bañado por el torrente de gozo que pende de tu entrega húmedamente fluida: compendio de mar apoyado en salivas. Besame… sabiendo a hembra maestra, y a razón, amistad y delirio.
Boca tras boca… al fin te encontré

De vuelta (apuntes de amor XXXIV)

de vueltaEscribo para decirte
inventemos rosas faltas de espinas
«no vengan cruces sobre nuestro amor».
Pido jardines
cuando leamos detalles,
el paraíso no necesita
de manos ni lenguas cortadas.
Somos naturaleza culminante
que despereza ideales
y vuelca creación.
Escribo para resaltar
un hallazgo: el origen,
donde dos quedan como pasado
al latir siendo un solo corazón.

318-omu G.S. (bcn. 2016)

Someliere (apuntes de amor XXXII)

someliere
A tu lado se multiplican las suertes. Conozco y alcanzo fortuna mientras ahondo en la máxima productividad de cada respiro. Eres cometa que recargas mi universo con tu timbre de mañana.
No me pidas que renuncie a esta adicción; más que muerte leo vida.
Y es que uno ya se acostumbro a la dicción de tus ojos y a la facilidad fiable de tu sonrisa. Este uno, como en sorteo, gana «MÁS» al disponer de la revolución que provocan tus volúmenes: Ternura cómplice y reparadora. Aroma de efervescencia inagotable. Y la sensualidad sexual de tus curvas; apetitosas, gustosas y vitales ¡claxon de onomatopeyas!.
No me pidas que me aparte del oasis. Nunca soporté la sed ni los contenidos secos y callosos de ningún desierto.
No me pidas que reniegue de las selvas o de los lechos que resguardas. De tanta tentación que es capaz de concederle sanación al moribundo y de recomponer canción sobre silencios tétricos. Canción que hasta levantará a todo muerto de su sepulcro, eliminando polvo, desgana, fatiga y palidez.
Acoge las verdades que te relato en confesión, no como lastre que hunda o maniate, sí como propuesta.
Porque corazón y cuerpo; recorto distancias, cada vez más cerca.
Soñadoramente tuyo.

Cu-Cu de cuerpos

Pregono como magnífico
este, nuestro genérico recorrido:
Pecho-Espalda.
Lengua-Cuello.
Suelo-Silla.
Cosquillas de pies y cabellos
¡Roce. Roce!.
Roce, de salto en salto
devastando imperios
y que durante el asalto de cuerpos
incluso se reblandece
la dura resistencia de los corazones.

¡Cu-Cu!

Concurren las superficies
con los poros abiertos:
Lento y suave.
Fuerte y hondo.
Dentro-Fuera
Arriba. Arriba.
¡Vigoroso!.
Danzan las ramas
entre un canto de susurros
hasta el punto álgido donde nace
el viento propio de gemidos.

¡Cu-Cu!

Acepto compartir el placer jugoso
de los líquidos minerales.
Vienen.
Vienen cuando voy y cuando acudes a mí
aunque no te llame…
aun todavía sin pedirlos.
Reconozco, limpio, limpio.

¡Cu-cu!

Sultanes por la riqueza encontrada
dentro del baúl que son cuerpos.
Y en la calle, harenes
para hombres y mujeres
cuales atisban la gracia y el gozo
por el que aparecemos, hoy, degustando
tras gestación y paridos.

¡Cu-Cu!
porque hubo y hay hombre
y está la mujer.

318-omu G.S. (bcn-2016)