Edad primigenia

mans planetàries

Cómo comprender que los cercos y las alambradas nacen desde uno mismo.
No deberíamos pensar, actuar o decir, como tratándose de entidades distintas.
Si triangulásemos en consonancia, quizás lograríamos tejer lo que deseamos sobre este tapiz denominado realidad, así cancelando imposibles.

El hombre contradice sus razones,
crea leyes que se salta para inventar la injusticia.
Por juventud e inexperiencia busca principios,
pero desalumbrado y por inconsciente termina
por ahogar sus ideales,
restándole oxígeno al espacio y sal a la mar.

Construcción

 

fantasia costeraPaseo por un enorme laberinto
buscando piezas de puzle que encajen.
Completo millares de crucigramas
apreciando que las partidas mostradas
son sorpresivas e inigualables.

La instrucción pasa
por la sagacidad instintiva que poseen los lobos
la fidelidad incondicional de los perros
y la mansedumbre lanar de corderos,
entre amistades cordiales y coincidencias salvajes
que capacitan el batir de unas alas
para así, nuestro ave, pueda emprender el vuelo.

Lanzados como cohetes
recorreremos planetas habidos e inventaremos
hemisferios y galaxias
dándole sentido a la perdición y a la libertad.

**

Aquí estoy.
Aliado y cómplice de la comunicación.
Dentro de alguno de los tantos bolsillos que tiene el lenguaje
cuándo usa la gestualidad como diccionario
o posiciona las letras con voz
o utiliza la tinta mediando palabras.
Aquí. Con la razón empírica
y casi maniaca de los hombres
que, con atrevimiento montesco,
traspasan fronteras y se procuran locuras
coincidiendo en también disponer
del don de las cabras.

Aquí me encuentro,
recibiendo y pasando el testigo
que muchos otros sostuvieron antes.
Imaginarme aquí,
deambulando, a la caza de ideas.
Repleto de preguntas.
Rebosando incertidumbre y ruegos.
Agradeciendo estar insertado
dentro de la voracidad de este juego
donde las naturalezas son celebradas
y las artes varias aparecen como prodigios,
con la capacidad luminosa que aviva
al aportar mensajes importantes
cuando son presentadas.

Para expresar.
Para sentir.
Para interpretar cada una de las gotas de lluvia
conjugo artes,
descubriendo que son alimento
que me llevará en volandas.

Perpetro el asalto de cada instante
mientras toca su flauta o harmónica cualquier día.
Monto y deshago castillos.
Combino.
Para encontrar el barro de siglos
utilizo la arena nómada de desiertos
y la que, humedecida por el salitre,
sustenta la calma voraz de las playas.

Aquí (suficiente).
Expreso mientras siento
que soy un conjunto
repleto de partes.

318-omu G.S. (bcn. 2016)

camí de ronda

Posiciones 2

Que fácil resulta llevar a la práctica una política que defiende los intereses del capital. Otra cosa, sumamente difícil y muy distinta, es elaborar unas leyes que defiendan al pueblo llano, dándole lo que le corresponde por esfuerzo, retornándole su dignidad.

**
Puñales lanzados desde un estrado. Dosificar contrincantes. Simular enfrentamientos encarnizados, cuando en realidad ciertamente hay: Actuaciones de estatuilla. Consentimiento de manos y espalda. Enemistades televisivas. Copas compartidas en la barra de un bar o comidas copiosas donde son cerrados acuerdos dantescos. Abrazos comedidos y besos amigables entre actos y adjuntos a una frase cordial «saludos a la familia». Sólo hay: Falsedad a raudales.

**
En las entrañas del comercio
¡la política!.
Anida el rutinario bla… bla… bla… ceremónico
que alienta absurdos,
trivialidad,
banalidades humanas
y fijaciones repetitivas.
¡La política!.
Indispensable (según cuentan).
Lamentable (muchos dirían).
Elucubra y provoca
contrariedad social.
Aduce razones a una locura
llamada desigualdad
desde las entrañas mismas de la hipocresía.

Hay que ver cuanta satisfacción y riqueza
se nos muestra ofrecida
tan cercana como imposible;
mezclándose con honda pobreza
que exuda; lamento, dolor y desdicha
cuales resultarían
de moratoria posible.

En las entrañas de occidente
pestañea continuamente la ambición desmesurada
mientras vocean, inútilmente,
los tantos frutos de la ciencia y la tecnología
¡resuenan para unos pocos!.
Política muta en política:
Iglesia de falsos credos revive entre siglas.
Dicta, occidente.
Manda y envía consumismo exacerbado
a sus feligreses abduce y zambulle con causas
y los captura en el gasto volviéndoles adictos.
Desde las entrañas de occidente
un gran desazón ¡el capitalismo!.
Consumo que pesa como pena de tantos congéneres.
Consumo que paso y pasará indecente y sin gloria,
que por desdeñar la virtud del amor, es irreverente.

Consumismo intoxicante
que oprime inclemente,
que manipula y destruye la tierra y el cielo.
Consumismo configurado bajo las ordenes
de la vanidad y el poder,
admitido como el método adecuado
por cada uno de los que están situados
como gobernantes.

En las entrañas de los trabalenguas.
En las entrañas de la corrupción y de las payasadas;
legiones de bufones
escuadrones de parlanchines
diseñadores confeccionando
políticas nefastas.

318-omu G.S. (bcn. 2016)

A un segundo de los árboles

atreverme...Atreverme.
A flotar y a caer.
A besar y morder
el universo que me vela.
Atreverme.
A ajustar mis impulsos y a reconocerme ante los espejos.
A cargar con el peso tanto de los sentimientos.
A empujar el enorme carromato
que saciado hasta los topes es la vida
— brillante y opaca,
oscura y multicolor,
asalvajada y adornada,
alentadora y variopinta —.
Atreverme.
A soltar o sujetar
los actos que portan aciertos
y los hechos dantescos e inoportunos.
A ser un dardo que viaja hasta que impacta
o una diana claramente delimitada pidiendo una cita.
A palpar la ingravidez inconsistente de los sueños
y a despreciar la solidez inquietante de las esferas.
Atreverme — asociado con el gesto sincero —
a mirarte a los ojos
y decirte cuánto te amo o cuánto te odio.
A saberte distante y desearte hasta la ternura.
A clavarte mil estacas puntiagudas por reconocerte demonio.
Atreverme a ser acorde falto de voluntad,
a dejarme guiar y asir por otros.
¡ Atreverme a confiar y a ser locura !.
A volver a mi animal y abandonar razón…
para encontrar un vergel donde manden fuentes.
Atreverme a desguazar las previsiones y la cautela.
Atreverme a soplar las velas cada año
y que siempre asomen éstos, como, pocos, pocos, pocos.
Atreverme a ser, joven, joven, joven,
mitad realidad, mitad cuento;
intempestivamente joven,
eternamente joven;
una pieza restaurada,
una innovación que jamás pronuncia «viejo»:
Aunque el asunto se me levante menos veces
y mis cabellos ambicionen marchar cayendo como hojarasca
y las articulaciones crujan, torpes, delatando estar desengrasadas.
Atreverme — así de frágil —
a lidiar con derrotas corpulentas;
como un copo que cayó y, al presentir su fugacidad,
animado degusta cada uno de los misterios
y conversa con todos los elementos de la tierra.
Atreverme — así de casual. ¡ Persistente ! —.
Hasta decir adiós frente al sol,
ante una primavera cardinal
o la fogosidad febril del verano
o la serenidad otoñal
o los mimos acuosos de un invierno.
Atreverme a creer en el «hasta luego»
a denunciar la estanqueidad y a renunciar al yo mortuorio.
Atreverme.
Al ritual clandestino
y al imprevisto colosal que lo gira todo.
Al jolgorio que invoca a los amantes a romper las partituras.
A padecer la certeza del hallazgo
y quedarme embelesado con la duda.
A venerar la itinerancia y las transformaciones
a que me somete cualquier fuga.
Atreverme a apostar mi palabra y mi silencio a una sola carta.
A proseguir adentrado en la corriente
y alimentar a mi nada insignificante
haciéndola mayor.

318-omu G.S. (bcn. 2015)

En punto

la millor industrial 2Ya es la hora.
Quiero saber a qué se debe
tu interés por las letras y los apuntes,
la apetencia que tienes
por los disfraces, decorados y telones.
Deduzco que indagas las formas y rebuscas contenidos
pretendiendo componer.
Estrenar una obra que evidencie, acto tras acto,
la impresionante extensión que cabe en tu universo.

Ya va siendo hora de reconocer
que tu mundo nunca estuvo lejos de mi mundo.
Ambos absorbemos el aire como simples flautas
y sentimos como depende del tacto sensible
tanto nuestra guitarra como nuestro piano.

Sometidos al empeño
cruzamos puertas y cercados
engullidos por el hambre famélica que posee la vida
¡ somos sueño en constante vigilia !.
Transeúntes originales.
Mordedura y bocado.

Sólo somos bocas pidiendo agua,
habladoras y sedientas.
Descubriendo el placer repetitivo del interrogante,
de más gallos y caminos plateados,
de la inspiración surgida
tras equilibrios, golpes y vacíos,
conjunciones y aislamientos,
y el orden puntual que acomete
ya domesticadas muchas derivas.

Necesitar.
Depender de la incógnita y de la duda
y de que siempre quede pendiente un saber…
Otra cosa sería la petulancia.
Considerar que todas las casillas están llenas.
Las sorpresas canceladas al creer hallado el máximo conocimiento.
Eso equivaldría a llamarnos muerte y a renunciar a la obra,
a fijar una hora donde estar separados.

318-omu G.S. (bcn. 2015)

Cesé de pesar

cesé de pesar 2

Como nubes…
cada una de tus huellas y pisadas.
Nubes por cuales y donde soñar.
Por ellas sé, al contemplar el cielo,
que también esta tierra está repleta
de sabor a pisadas de ángel.

Ya tengo convencido a mi demonio
para que abandone su tridente
y apague sus incendios.
Que por fin reconozca su gran pérdida de tiempo.
Que admita que le asfixia tanta contrariedad
y hasta a él le asesina
el uso indiscriminado de la negación incoherente.
Que sus actos son horca: edad y suma estéril
volcando un envejecimiento irreverente
¡ veneno sobre las calles por las que transita
y muerte dentro de los jardines de palacio !.

Mientras mi ángel recuenta ideales
visitando la variedad de sus formas interminables,
mi diablo acude a su propio parto
y dando a luz un par de alas,
las bate,
aletea conociendo la gracia del vuelo.
Mi diablo hace trizas sus viejos ropajes
dejando de renquear.
Huye de los códigos
y de las creencias inútiles.
De cualquiera de los ademanes
que lo conviertieron en esclavo mezquino,
en un subdito, con corazón harapiento,
de su propio dolor.

Como nubes…
siguen tus huellas
y optan a ser, mis pisadas.
Encontré el grial ¡ fui meritorio !.
Quedaron atrás las citas absurdas.
Traspasé la identidad que equivale a niebla.
Deje de vagar dando tumbos
y de buscar múltiplos de uno
que siendo fantasmagóricos
apagaban perfumes y esquilaban la hierba.

Ya.
Un ahora de sentirnos
tan vitales y potentes como el sol,
frágiles
viajeros… siendo agua…

Nube atada al cielo.
Nube sobre nube
tejiendo dibujos y colores
dentro del espacio.

318-omu G.S. (bcn. 2015)

cesé de pesar

Mercedes

(...) y el aguaContar sobre Mercedes y el agua. Mercedes, la honorable: decir de sangre humana e imperfecta y de esencia bendecida. Extraordinaria madre, mujer entregada a los suyos, mujer de peso -más de cien kilos la honraron por décadas y hasta su santificación ante el fuego-.
Persona que fue una luchadora incansable; trabajadora falta de contrato haciendo peripecias con su salario; jornales conseguidos a fuerza de hincar sus rodillas y mover, repetidamente, sus brazos, higienizando baños y lustrando muebles, suelos y estantes -acabó siendo su columna vertebral la que crujió debido al ajetreo continuado y a los tantos esfuerzos excesivos-.

Mercedes y el agua; ella, de fácil sonrisa, que reía y reía aun rodeada de inmensas dificultades, la que bromeaba incluso de sus días miserables, derrocando aquel dolor que, hincándose profundo, traspasa nuestra materia humana y nos demuestra cuánta es la superficialidad de los cuerpos.
Mercedes; fortaleza, cariño, valentía y bondad. La que era bienvenida en cualquier hogar que visitaba ¡por su franqueza!, por ser, su corazón, la herramienta usada para darle sentido a sus decisiones, gestos y diálogos. La que, sin dudarlo, escogía una sonrisa como tarjeta de identidad. La que luchó, incesantemente, contra las circunstancias de un pasado inalterable que aún le dolía, del pasar que le devino, áspero y, en gran parte, enigmático y desértico.

Mercedes ¡mujer!, la que avanzó siendo capaz de enfrentarse y derrotar a sus muchísimas carencias y a sus tantísimos miedos. La misma, la entregada, la que siempre repartió ganas de vivir; aunque ella se supo, desde bastante joven, circulando a remolque de las circunstancias que no quería ni tampoco escogía.
La que fue; luchadora que vencía a resistentes contrincantes. Navegante destruyendo; dolores hondos, pesares correosos y angustias que sumían al individuo en la inmovilidad y el desespero. La que fabricaba ilusiones y era poseedora y casi dueña de magias celestiales. La que forjó esperanza desde los escombros y fomento ilusiones desde el óxido espinoso que araña como cuchilla, y levantó sueños desde el suicidio, renunciando a cargar con el plomo que menciona cuánto es su peso como carga, cual dicta insalubridad, entre huesos en los que abundan los No a la resurrección y pieles que son desechadas al presentarse hediondas y podridas.

Ella y el agua -cubo, fregona, bayeta, pañales, lejía, frotar y jabón- la que no supo flotar en el mar, y menos nadar, hasta que barajó poco más o menos que cincuenta inviernos.

Ella, que repartió ayuda y vida hasta delatar la mentira que esconden las palabras, imposible y final. La que pudo desplazar hasta donde deseo, aquellos puntos que los demás denominaban, inalterables, concluyentes e inamovibles.
Ella, que sabiendo darle sentido al verbo amar, fue maestra enseñando acerca del agradable sabor de familia, que el poder de la unión dona lazos tan sabios como para desdibujar la fealdad cabida en disgustos, ofrecer la salida dentro de complicados laberintos, y, eficientemente, diluir los peores contratiempos.

Mercedes y el agua. Mercedes es y fue agua por la suerte alquimista. Mercedes; y yo quedo siendo… una de sus cinco burbujas.

(...) y el agua (2)

Alientos

Irremediablemente;
ayer de viajar,
hoy de viajar,
mañana de viajar:
Proseguir adelante de continuo,
e incluso aproximarse a la eficiencia
que nos permite sacarle provecho
a echar la vista atrás.

Flor, nube y mineral:
Fragancias y dibujos.
Propiedades adecuándose
a la creatividad majestuosa
que solicita escucha y conversar.
Paciencia que asedia al tiempo
para adquirir una consistencia
que será llave y contraseña
para saber cuántos son los lugares
y reconociendo las muchas formas del agua
escoger donde queremos estar.

Descubrir los secretos prodigiosos
que aquí reposan,
los tantísimos que esperan esparcidos,
cerca y lejos,
como orilla o firmamento
o apresados en profundidades lejanas
por aquí, a mi vera,
o aguardando a ser tocados… más allá.

Colores y sombras
entrecruzados y alumbrando;
conjuntadas con los blancos
y apretándose a los negros.
Diferencias demandando esfuerzo.
Deletrear hábilmente la variedad.

Prendas nuevas y prendas rotas
hablándonos de la necesidad imperiosa
de busqueda y de retorno.
Prestar atención
y volver a empezar con abecedarios distintos:
Bucear y levantar el vuelo
tratando de gozar.

Susurros que llegan lejos
y penetran hondo:
«V» de voluntad y victoria,
de vela de vela y vela y vela,
y de virgen, vértigo y volcán.
U, ofuscación, terquedad y gritos
equivaliendo a negación y presidio:
Lastre significando requiem.
Tumba hormigonada y perdida
donde la nada absoluta
borra todo lo que hay.
Esterilidad concluyente.
Ni empezar o el final.

Vendaval furioso
y brisa benevola.
Afluente alimentando el Río.
Montañas escultóricas
y estaciones cambiantes
que apareciendo como manantial
recaen siendo olas de vida.
Aprender de cualquiera de los gestos,
beber de cada uno de ellos,
obteniendo una alfombra voladora
que al edén nos llevará.

318-omu G.S. (bcn. 2015)

Por destino: Capaz

Por destino capaz«Nunca queden los asuntos importantes;
encajonados,
metidos dentro de un baúl,
así sufriendo:
muriendo lentamente
por faltarles oxígeno.

Como los tantos y buenos pensamientos
cuándo se ahogan, irremediablemente,
al degustar, del encierro, su austeridad estricta,
Y quedan siendo nonatos,
son abortados muchos de los pasos adelante que esperan,
porque los pensamientos no arriban
porque los sentimientos no llegan jamás
a adquirir la consistencia.»

Contemplo las proporciones de mi propio precipicio;
advierto su altura inmensa,
sopeso la presión que podría alcanzarme
y presiento cuanta levedad espera
invisible para hermanarse.
Le cantaré una confesión al espacio que me aguarda
durante el vuelo o la caída.

Me cuestiono ser peso.
Caer, manteniéndome inmóvil,
e impactar con el fuego que desmenuza
hasta llevarnos a visitar
la insignificancia relevante.
O, hasta darme de bruces con aquel espejo
que revirtió su fragilidad para hablarme
con esa dureza irrebatible y cortante…
Que arrastra las máscaras eliminando escondites,
borrando tantas mentiras que son;
soga, guillotina y yugo,
castración impidiéndole ser fecundo
al forjador de sueños que ampara ideales.

Lo contemplo y considero
-en ese precipicio cabe el cielo.
El precipicio tiene lengua y ojos
y dispone de oído
¡él en si mismo es un ser vivo!-

Suelto amarras.
Debo dejarme ir para encontrarme
tras tantas horas y millas perdido.
Me abalanzo,
anhelo conversar con mis alas de pájaro
y picotear la libertad
hasta que ponga un huevo.
Pretendo descubrir las perspectivas que se contemplan
cuándo un ser reconoce sus posibles incontables.

Descarto -decentemente-
Traspaso la dicción elocuente
que rumorea, dubitativa y terrena.
¡Volar puedo!
Volar quisiera -he de creer-
aunque mi pragmatismo se mostrara incapaz
de renegar… de los de aquí, los muchos miedos.
Al saber acerca de los riesgos y la tragedia,
de aquel puñal que suele sujetar
el atrevimiento desmedido.

Convengo en que corresponde el dialogo
-conmigo y con otros,
siempre es verbo fructífero-
pero, hoy me debo solamente al precipicio,
no demando pensamientos ni palabras,
pongo gesto y solicito
que no se detenga la acción.

318-omu G.S. (bcn. 2015)

Soñar de ambidiestro

soñar de ambidiestroLa importancia de aprender a escuchar
-eludiendo ser corto de oído-
como la de hablar,
sin comerle la lengua a otros.
Tanta, como la de acertar a decir que Sí
o saber decir que No
escogiendo cada una de dichas sílabas
como camino oportuno.
Debido a tales aciertos:
Crezco y me posiciono donde deseo.
Soy rebelde pero paciente.
Procuro ser responsable,
tener un hacer consecuente con lo que quiero.
Consigo una selección que mejora mis métodos
y amplia mis dotes comunicativas.
Advierto trabalenguas y descifro mensajes.
Logro alternar diseños y amenizo con música
lo mucho que hay de infructuoso
asomando repetidamente constante.

Siendo alumnos o como maestros
somos parte de la enseñanza
¡decidiendo!
la materia y la acción
y el sueño y la alerta,
el violín o el trombón
y la voz o el silbido,
la caricia o el golpe
y la nana o el grito,
y la mano extendida
o la mente demente
que utilizando un dedo, 
cruel, aprieta un gatillo. 
Somos seres ¡decidiendo!
la consistencia y la carga
el descuido y la incertidumbre
y los bailes y sonidos.

Escogemos;
un vivir u otro
-indagamos semejanzas y contrariedades
inundados por cada lugar y situación
y por la algarabía de personajes-
Escogemos ¡siempre!
aunque amainara un soplo claro,
vigoroso y placentero,
o embistieran; descompuestos,
enmarañados y tormentosos e intransigentes,
¡inevitables!, los instantes,
impregnando la carne hasta los mismos huesos
o metiéndose, hondos y dentro… muy dentro del pecho.

Debido a tales aciertos
cabe llegar al conocimiento
tanto de uno como del resto.
Hasta cazar el estado consciente
capaz de reconocer
la extraordinaria validez que se esconde
tras la atención prestada
y tras la negación o la afirmación contundente.

Cuántas son las herramientas sujetas a nosotros, 
que quedan, quedan, quedan,
poco o nada o mal usadas,
colgadas de un mandil o dentro de un baúl,
o recogidas en el olvido de una memoria
cuándo es trastero.

Quiero hallarlas.
Tengo fervor por descubrirlas.
Deseo utilizarlas con sabiduría,
pues…
siento devoción por ser
fiel sirviente del barro,
buen alfarero.

318-omu G.S. (bcn. 2015)