Cada uno es fresco renacimiento

 

Cuánto más contundente fue la equivocación

– aquellos actos irrespetuosos

que dañaron a otros –

(tragedia: Incendio. Muerte.

Desastrosa debacle.

Sufrimiento espartano),

más sincero debiera presentarse el perdón.

 

Un perdón es humilde y digna suerte.

Sólo existe de veras

cuando reafirmándose honesto

reconoce su hacer responsable.

 

«Noble es la aceptación

y el reconocimiento

de nuestros propios monstruos.»

 

Cuándo el perdón faena la tierra

las cosechas resultan tan prolíficas

y ofrecen tantos frutos los árboles,

que los repartos son equitativos

logrando al fin castrar;

la desdicha y la muerte,

de los hombres, el hambre.

 

Pedirle a alguien perdón

visto tras una perspectiva de cocina

quizás se asociaría:

con esa mano experta que gira la sartén

sin derramar tan siquiera

ni una pizca de tortilla.

 

Un perdón es capaz

de quitar las difíciles manchas

de sábanas usadas

y de zurcir hasta dejar impecables

apartados y viejos manteles.

318-omu G.S. (Bcn. 2014)

Cruce de caminos

recolecta

He de reconocer que me agrada vivir,

que me gusta ser hombre, caminando imperfecto,

y  no me satisface más equivocarme

que acertar tras dudar

o por mi inevitable debilidad

tropezar y pecar continuamente.

 

También me honra como simple hombre;

tener mente y pensar

y corazón y sangrar

y tener boca y reír

o con mis ojos hablar.

Sincero, he de confesar

que, ante todo y como muchos,

al recorrer esta senda,

admiro, busco y descubro,

pero siempre procuro regalarme

el mayor de los gozos al andar.

 

Incluso acepto ser crucificado,

si es que con ello,

llenase el zurrón de motivos

para prolongarme más allá de esta vida,

así alcanzando a admirar,

hasta la esencia y la faz, (sospechosamente vivaz),

de la tránsfuga muerte

que como buena y experta hilandera

trenza infinidad de hilos continuos.

 

Me apetece y elijo ser consecuente,

quiero avanzar y aprender,

tendré tiempo suficiente

tanto para arrodillarme a suplicar

como para sentirme Dios y brincar

traspasando el umbral de condenas o perdones.

 

Aminoro mi ritmo frenético.

Dispenso a mis riñones y espalda

de innecesarias labores,

y por supuesto a mi mente,

de la inútil carga con que suele asociarse…

que pesada se le impone a la muerte.

 

Supe hallarle razón.

Deje de omitir y negar

su contribuyente deambular,

-plañiré lo preciso en cada despedida-.

Ella resulta sabia dama que mercadea prolífica,

repleta de garantías auspicia futuros.

Abona consistente. Aunque se intuya infranqueable

o asome aparentando ser sólo etérea.

Yo decido prestarle atención

a sus variopintas maneras llenas de sentido.

 

He de reconocer que me encanta vivir;

ya se personalice mi existir

o saboree los tantos manjares;

viviendo desleído; como parte del resto.

 

318-omu G.S. (Bcn. 2014)

A un sí de ángeles o demonios

A UN SÍ DE ÁNGELES O DEMONIOS

» De la nada inventamos figuras inexistentes

y las magnificamos dando poderes

hasta que sea solvente cada invención.

Somos capaces, de forma insolente,

de equiparar a un buen montón de patrañas

con la savia de la creación. «

***   ***

Nos escondemos tras bulos inventados.

Nos exculpamos señalando a personajes detestables

que tan sólo son ficción garabateada

cabalgando entre las páginas de tantos libros;

libros paganos y libros sagrados.

 

Personajes que simulan ser reales,

cuales fueron impuestos en la mente de muchos,

entre hogueras que exorcizaban y apretados grilletes,

grabados a base de latigazos y hierro candente.

Personajes que, con maneras sentenciables,

ayudan a disimular la destrucción

que el hombre sobre la tierra implanta;

el tremendo e innecesario extravío

en que desde los tiempos vivimos.

 

Huimos, ¡somos cobardes!.

Huimos de las consistentes y personales verdades

que relatan nuestros actos.

Actos sujetos al desatino,

verdades que citan al hombre como a cual bestia.

Copulamos con la farsa para resultar exculpados

de crudas sentencias y arduos castigos.

Anulamos los verbos amargos,

falsamente poetizamos sobre nuestro hacer y nuestra vida,

eludimos darnos cuenta que somos la máxima expresión

de un nulo espécimen de gesto desleal.

Sentimos la asfixia del yugo,

la carga es dura, y además…

es carga innecesaria la que nos imponemos.

Y es al reconocernos,

que una honda pena nos embarga

siendo la mayor y más ineludible de las condenas.

 

Irresponsablemente y a diario

salpicamos con motas de infierno

la mansa paz de nuestro cielo.

Por añadido, vanidosamente ostentando,

la hipócrita virtud de creernos, salvadores que están,

lejos de maullar, de rugir o de ladrar,

con la racionalidad bendecidos.

 

Prófugos desarraigados del origen;

aquí vagamos, aquí yacemos.

Moldeamos a nuestro antojo;

santos y vírgenes, mártires y milagros.

dioses y demonios, báculos y maleficios,

credos y conjuros, todo con tal…

para desentendernos y aligerarnos

de muchos y propios,

de grandes y evitables errores.

Admitimos estar subyugados a fuerzas extrañas

y a males insondables y ajenos,

así dándole la espalda al avance.

 

Caminamos faltos de agallas.

Caminamos renqueando

con esa parte primitiva e inherente

que estériles nos convierte a los hombres.

Con esa misma que destruye el paraíso,

aborrece el arte de amar

y desmerece a una flor como joya.

La que, ciega e impasible,

añade el frío más austero sobre el cálido hogar

y recubre con un intenso desasosiego

la paciencia impresa en grandes templos.

 

Hay ficciones.

Del hombre: bulos, farsas y ficciones,

cuales elaboradas con matemática horma

aparecen casi quedando perfectas;

que disimulan al mirar

la fealdad reflejada en el espejo:

Esos errores irresponsables,

esos humanos defectos,

sitúan horribles horrores que acontecen,

junto al polvo, bajo el felpudo.

Ayudan a expropiar al estomago

de la digestión de tantas culpas.

 

No existen demonios.

No hay ningún diablo que secuestre nuestras almas.

Sí que hay pies que visten largas pezuñas.

Sí que hay calor cual quema y cuece.

Pero es el hombre y sus intereses,

el que cobarde no admite su nefasto hacer,

el que mal usa el fuego

y el leño corta y la salud prende.

El hombre inventó para sí;

los tridentes punzantes,

la tentación como prueba divina,

y otro, siendo de él,

por propietario del infierno.

 

Es mecenas y mentor del diablo el propio hombre,

al no ser capaz de ordenar correctamente

la multiplicación de sus vivencias,

al ser incapaz de gestionar como debiera

sus saberes y emociones.

318-omu G.S. (Bcn-2013)

Una mirada alrededor siempre descubre adentros

07112011371

 

«El hombre, de a poco, aprende

a escuchar la voz de los días

y éstos, animosos, transcurren y pasan.

 

Como así mismo ocurre

con las hojas de un libro

que tras un impulso, ágiles saltan.

Reposando este libro

posado sobre un improvisado atril,

cuando sujeto por las manos de un lector

muestra los ventanales inmensos

que sus disciplinadas tapas resguardan.

 

Maneras y perspectivas

cuales le piden, incitantes, al lector,

para que descorriendo otra página

responda a su llamada.

Invitándole a degustar los pasajes que esconde,

las vivencias desgranadas

o la más inverosímil de las ficciones:

las deletreadas lecciones que cualquier libro ampara.

 

Sucede así, cuando el lector ansía

y ávido de instruirse o dispuesto a distraerse

colma una parte de su intelecto lleno de ganas.»

 

          ***   ***   ***

 

Una tarde antecede a la noche.

Cualquier tarde, como si fuera una madre,

acuna a la luz, cuidadosa la mece.

Hasta lograr que descansen,

que entre sueño dormiten

esos tantos hilos de ella

cuales al enhebrarse en los cuerpos,

haciéndolos cantores; realzándolos ensalza.

 

Es la noche dama agradecida

que a la tarde saluda

mientras a ella se hermana.

Y esto sucede al unirse,

al perecer y nacer

al son del mismo alternante

y luminoso compás.

Por reverdecer ambas bajo la tutela

de esa creativa cotidianidad

que, melodiosa, incansable prosigue;

luna tras sol y frío tras calor,

seguidamente; con cada jornada.

 

La noche es una hada que nos sorprende,

en la nada oscura pinta constelaciones,

al extraer de su somnolienta chistera;

prodigios, laboriosas luciérnagas

que a los hombres solitarios embelesan

y a los encandilados amantes imantan.

 

No falte, moje el rocío,

añádanse amaneceres.

Puedan respirar mis ojos,

de la luz sus frutos: colores.

Que el negro asomará seguro

cuando, de viaje, quede dormido,

así alargándose mi horizonte.

 

Ya luzca la mañana

o roce la tarde o caiga la noche,

respetuosos sean mis pasos

cuando el camino recorran

y de esta vida degusten

sus pampas y selvas,

sus llanos y cerros,

sus polos distantes;

su infinidad de cuestiones.

 

Porqué son tan emocionantes y tentadoras

las esencias que aguardan,

de esta vida sus piruetas y dones,

que se asemejan a la golosina que lame el niño

mientras no ceja de descubrir y al hacerlo engarza,

las ilusiones más entrañables

sobre la realidad más humana.

 

318-omu G.S. (Bcn-2013)

 

Una baqueta per al timbal / Una baqueta para el timbal

adn_metilacion[1]

 

El meu pit s’infla immens.

Dins d’ell es recull un tresor

que enlluerna arreu, aquí, amb batecs;

més enllà de la sang que canvia i els pulmons,

més enllà del respir o del dol,

més enllà d’aquesta terra esmicolada i efímera

o de prenyar-se d’inútils vergonyes

o sentir por en veure de prop a la mort,

no tan sols contemplant-la per una finestra.

 

El meu pit i el seu tresor, (en moltes ocasions),

es mostra tan tovament confortable com un coixí.

 

El meu pit gaudeix guarnit

amb la resposta honesta.

Dins d’ell es troba la veu sincera;

com així mateix, la clau que m’obre el món.

 

Per aquesta joia.

Per aquest motor.

Per tots aquests batecs

i aquesta voluntat que ve agafada al millor esperit…

el meu pit es presta com ajuda

i dóna suport al cap cansat

dels éssers estimats i fins i tot dels estranys;

fa batuts, regala vitamines; (reconstituents i naturals)

a les ànimes, avui, febles.

 

També s’ofereix com a pont

per arribar d’una a l’altra riba;

davant les inclemències,

quan plovent a bots i barrals creix el riu

i es fa difícil escoltar…

i és suïcidi, nadar…

i la quietud asfixiant es propera.

 

Algunes vegades el meu pit es contrau

i em sento tan lliure com un esclau.

Al saber-me envaït pel costat invers

a on la impassivitat es desfà en un monòleg,

i el neguit, l’angoixa i el rebuig

assoleixen tot el territori

tallant qualsevol conversa.

 

A força de donar tombs i rebre cops,

el meu pit guarnit es torna fred i acer,

mastega menjars passats

i sentint-se indisposat esdevé endurit.

 

Trist, el tresor: un cor sencer,

si s’aferrés al pas inexorable del calendari.

Si obsessionat i oblidat del present,

mires córrer les manetes del rellotge

just veient la pols de l’armari.

 

El meu pit i el seu tresor;

recolzen la pau,

ofereixen alè al decaigut,

així com ànims i empentes

als esgotats vianants

que vénen o fugen descoratjats.

 

Tots dos demanen flors

mentre fent de tisores

poden tantes males herbes.

Tots dos conrreen el bon temps,

confien en qué aviat apareguin;

fruiters paisatges, noves primaveres.

 

318-omu G.S. (B    cn-2013)

 

***   ***   ***

(castellano)

 

 

Mi pecho se hincha inmenso.

Dentro de él se recoge un tesoro

que deslumbra por todas partes, aquí, con latidos;

más allá de la sangre que cambia y los pulmones,

más allá del respiro o del luto,

más allá de esta tierra desmenuzada y efímera

o de preñarse de inútiles vergüenzas

o sentir miedo al ver de cerca a la muerte,

no tan sólo contemplándola por una ventana.

 

Mi pecho y su tesoro, (en muchas ocasiones),

se muestran tan blandamente confortables como una almohada.

 

Mi pecho disfruta guarnido

con la respuesta honesta.

Dentro de él se encuentra la voz sincera;

cómo así mismo, la llave que me abre el mundo.

 

Por esta joya.

Por este motor.

Por todos estos latidos

y esta voluntad que viene cogida al mejor espíritu…

mi pecho se presta como ayuda

y da apoyo a la cabeza cansada

de los seres queridos e incluso de los extraños,

hace batidos, regala vitaminas; (reconstituyentes y naturales)

a las almas, hoy, débiles.

 

También se ofrece como puente

para llegar de una a la otra orilla;

ante las inclemencias,

cuando lloviendo a cántaros crece el río

y se hace difícil escuchar…

y es suicidio, nadar…

y la quietud asfixiante es cercana.

 

Algunas veces mi pecho se contrae

y me siento tan libre como un esclavo.

Al saberme invadido por el lado inverso

donde la impasividad se deshace en un monólogo,

y la desazón, la angustia y el rechazo

logran todo el territorio

cortando cualquier conversación.

 

A base de dar tumbos y recibir golpes,

mi pecho guarnido se vuelve frío y acero,

mastica comidas pasadas

y sintiéndose indispuesto acontece endurecido.

 

Triste, el tesoro: un corazón entero,

si se aferrara al paso inexorable del calendario.

Si obsesionado y olvidado del presente,

mirara correr las manecillas del reloj

justo viendo el polvo del armario.

 

Mi pecho y su tesoro;

apoyan la paz,

ofrecen aliento al decaído,

así como ánimos y empujones

a los agotados peatones

que vienen o huyen desalentados.

 

Los dos piden flores

mientras haciendo de tijeras

podan tantas malas hierbas.

Los dos cultivan el buen tiempo,

confían en que pronto aparezcan;

frutales paisajes, nuevas primaveras.

 

318-omu G.S. (Bcn-2013)

 

 

Dos parts d’un / Dos partes de uno

instinto y razónPer la sang en regar el fetge:

els crits a destemps

i els cops agressius;

les ones més altes

i un vent que arrossega teulades

quan creua bufant.

 

Pel seny guardat en el cap:

els nombres adients

i els nusos ben fets;

paraules i lletres entre elles trenant-se,

obrint el si del diàleg,

a bones raons fent-lis costat.

 

Mentre la sang corri per dintre les venes,

i el somni perpetu es desentengui de mi;

serà abocada un corrent d’idees,

un munt d’invents estaran assolits.

Inesgotables, els pensaments i el seu engranatge,

afegiran nova vida des del meu cap.

 

El fetge es troba molt amagat.

El fetge, sorgeix des de dintre

i alça l’instint,

dóna corda als impulsos.

Em fa reconèixer, de l’home que sóc,

el primitiu i ferotge animal

que sota el raciocini es recull.

 

El fetge ens fa saltar.

D’imprevist… omple al reste de petons,

abraça impetuós i acarona;

com igual es gira sense pietat;

desgavella incontrolat

i tanta feina esmicola.

 

El cap remena les eines,

treballa i s’esforça.

I quan fila el seny tocant a la serenitat;

escull el millor pas;

tenint respostes ens ajuda.

 

318-omu G.S. (Bcn-2013)

 

                             ***

instinto y razón-2

(castellano)

Por la sangre al regar el hígado:

los gritos a destiempo

y los golpes agresivos;

las olas más altas

y un viento que arrastra tejados

cuando cruza soplando.

 

Por la cordura guardada en la cabeza:

los números adecuados

y los nudos bien hechos;

palabras y letras entre ellas trenzándose,

abriendo el sí del diálogo,

a buenas razones haciéndoles costado.

 

Mientras la sangre corra por dentro las venas,

y el sueño perpetuo se desentienda de mí;

será abocada una corriente de ideas,

un montón de inventos estarán logrados.

Inagotables, los pensamientos y su engranaje,

añadirán nueva vida desde mi cabeza.

 

El hígado se encuentra muy escondido.

El hígado, surge desde dentro

y alza al instinto,

da cuerda a los impulsos.

Me hace reconocer, del hombre que soy,

el primitivo y feroz animal

que bajo el raciocinio se recoge.

 

El hígado nos hace saltar.

De imprevisto… llena al resto de besos,

saluda impetuoso, abraza y mima;

cómo igual se gira sin piedad;

desordena incontrolado

y tanto trabajo desmenuza.

 

La cabeza remueve las herramientas,

trabaja y se esfuerza.

Y cuando hila la cordura tocando a la serenidad;

escoge el mejor paso;

teniendo respuestas nos ayuda.

 

318-omu G.S. (Bcn-2013)

 

Más lejos que un extranjero

 OLIVO

Desde el trono de un pérfido Morfeo,

asoma, despiadado, un basilisco:

la turbia ensoñación que anquilosa

 

… se asoma, dictadora, aquella identidad

a la que le pusieron el sello de ególatra.

 

Pegajosa y absorbente identidad,

(un chicle que ahoga y enreda los cabellos).

que por adusta no afina a comprender;

del libro, sus matices; la lectura,

y que deviene como causante de ceguera.

 

Al servirse teñida

con un barniz de tacto impenetrable,

cual por saber no sabe,

ni siquiera escuchar

los sigilosos pasos de la lluvia,

percibir la raíz de todos los prodigios.

 

De la lluvia; su asedio:

Aquel goteo que

perece al revivir la animación del lago.

Un salpicón de ondas dialogantes,

que sorben los reflejos,

de solemnes paredes y de abetos,

de flotantes libélulas, de patos y de peces.

 

Reflejos cuales hablan, sobre plumas y escamas,

(que conocen acerca de los cielos;

de sus jabones, perfumes y enaguas).

Sobre los cardinales y las corrientes del mar.

Acerca de los vientos; monzónicos y alisios.

Y del dulzor, que inclusive guarda la sal

ya por fin desterrada, de cerebros y entrañas.

De toda pesadumbre que hay en la gravedad.

 

Cuentan, respecto a un ciclo interminable

cual, del todo, jamás se extingue,

así lo mismo; como sucede con el agua.

 

Pero ni los reflejos,

consiguen alcanzar

entender de los hombres,

muchos de los actos, (aquí vertidos),

y la contradicción

que convive sujeta a sus palabras.

 

De la lluvia; su intrépido

deslizar entre hojas y por cubiertas.

como si se tratara de chiquillos

alborotados, riéndose alegres

al caer desde altos toboganes.

 

La lluvia: cuando remoja y resbala

por las horneadas tejas cerámicas,

o derrota las negras losas de las pizarras.

La lluvia llueve ideas por doquier,

riega todos los campos, da cosecha,

refresca los tejados, descerraja ventanas.

Nos recuerda, con sus notas nostálgicas,

que es imposible existiera la noche

sin aquel son del sol de la mañana.

 

O con pastar experto,

(suma de tierra y agua),

ella elabora con dedicación,

desposa al dúctil barro.

Le regala vasijas a la mesa,

e hijos siendo semilla a cada casa.

 

(Que grato es contemplarla.

Cuando asiéndose al presente,

« ¡Lluvia!, simple alfarera »,

ya moldea el futuro

desde el trajín celeste y sus norias.

Desde las manos de vastos océanos

y con su gran memoria).

 

Mucho más lejos, que aquel extranjero

separado de costas y campiñas…

 

Está aquel yo, que creyéndose un Dios,

engreído se jacta

encerrado en su imperio.

 

…que no aprendió a oír

el ducho y musical aprendizaje,

¡saber de su propia sed!.

Ni pudo ver y tomar…

prender el vaso repleto de agua

que, humildemente, le daba la lluvia.

 

318-omu G.S. (Bcn-2013)

 

Responderme respondiendo

Se me antojan respuestas, a ver si alguno las tenéis. Espero que este juego os apetezca…
¿Hay lobos con piel de cordero? O quizás hay corderos que se compraron una piel de lobo para aparentar, al ser de lo mas vulnerables...
¿Aunque la mona se vista de seda, mona se queda? O es posible que tras la mona esté la seda mas suave y agradable y sólo sea la apariencia lo que no encaja y nos confunde.
¿Existe gente que enmaraña incesantemente, así manchándolo todo a espaldas ajenas? O esta gente que no viene de cara, lo que consigue es limpiar las manchas que dejaron otros...
¿Somos parte, nosotros, de los que ensucian o de los que limpian? O estamos en ambos grupos, a veces uno… a veces el otro…
¿Vamos de cara, buscando la explicación al respecto de lo que no entendemos o no nos a gustado, sin cuchichear sobre otros? ¿O lo hacemos a la inversa? Esa tuya respuesta es circunstancial o es constante
¿Solemos decir adiós mirando a la cara, o, al descuido, nos alejamos sin que nos vean? Es miedo, desprecio, restarle valor a los demás. O lo tuyo es presentarte y despedirte siempre con gran entereza y predispuesto a los valores sociales…
¿Valoras y sospesas debido a lo que tu has conocido y elegido? O tu balanza anda cargada de lo que otros ya determinaron e introdujeron
¿Determina con marca una imagen a la hora de tu opinar y decidir; en el poner o sacar, añadir o separar, en el aceptar o rechazar lo que corresponde?.
¿Dices que lo valioso de esta vida no es lo material? Entonces responde, si esto lo aplicas en tu día a día, anteponiéndolo a las causas y beneficios materiales. ¿Cómo es qué tu ropero está tan repleto de piezas que nunca usas? Será que te gusta invertir tu tiempo para trabajar por algo que crees como secundario
Y la última……
¿Te sueles despertar acordándote de todo lo que te duele o lo que la vida tiene o te ha dado de malo? O sueles tener a la esperanza colocada como sintonía de tu despertador y con ella te levantas ¿Qué decides en tu día a día?.
Pregunto… porque yo me lo pregunto, no por tener las respuestas a nada, aunque a veces hasta me parece que me salen chispillas de lucecilla por mi cabecilla semipeloncilla.
                        

Magnetismos

      Entre otras cosas, se nos da bastante bien, a los humanos, el despotricar sobre el amigo del vecino de nuestro primo al cual sólo hemos visto en un par de ocasiones; no está mal, contando, claro está, con que lo hacemos de manera altruista, además no cobrando ni un euro por ello.
        Aquí me encuentro, pensando la de veces que nos resulta mas agradable ver la paja en el ojo ajeno que no en el propio: lo cómodo que resulta preocuparse por los valores que deberían tener los demás, y no por los actos que, durante nuestro día a día, tendríamos que corregir o promover. La verdad es que no sé en que medida estamos preparados para atender a la voz de alarma al recibir ese sobresalto que devendría al comprobar, si es que fueramos honestos, lo mortales, ruínes, monstruosos e imperfectos que somos, al igual que darnos cuenta dels mucho trabajo que, en nosotros mismos, nos queda por hacer.
—¡que yo NO!
exclamaría y nos discutiría alguno, esgrimiendo su espada de justicia y  perfección.
    
—que mis pasos marchan a favor de alcanzar una nueva era: la del reencuentro entre hermanos y la solidaridad. Que mis pasos se dirigen en pos de un nuevo inicio: de un reseteo, en el que se pierdan esos vicios, esos códigos y esas fórmulas adquiridas sin tan ni darnos cuenta, con las que cargamos, encontrándolas como normales, al estar más que adheridas. Adquiridas, mediante la cultura que se quedó encallada en una vuelta concreta: Por educaciones que se impartieron según conviniera para una mejor manipulación. Por tabús que pueden devenir del entorno más familiar, cotidiano y directo. O por complejos que arrastramos por falta de aceptación de la realidad que nos pertoca; aspectos cuales colapsan la comprensión de aquellos (nosotros), los que por naturaleza intrínseca, dado el vínculo y las coincidencias irrefutables, debieran demostrar empatía y ser buenos entendedores.
 
      Ahora es cuando te escucho, al advertir que declinas de una posición egocéntrica e interesada, la rechazas y buscas un remedio alternativo que pueda proporcionarnos el reencuentro identitario, y, por supuesto, con el cosmos; puesto que «al cesar lo que es del cesar» y visto como se quiera ver, no dejamos de ser una partícula de entre infinitas partículas, de esta gran familia que es el universo.  
Tan siquiera darme cuenta de lo escurridizas que son las ideas, de lo efímero que son, algunas veces, los ideales que acometemos.
Razones para esforzarme o luchar, no me faltan; tenemos motivos importantes más que suficientes para decidir nuevos rumbos. Porqué, entonces, asoman tantas dudas demoliendo ilusiones e ideales, obstruyendo los mejores caminos; proyectos que, aun pudiendo tacharse de ensoñación, parecen metas factibles que cabrían como nuestra realidad.
Me tomo de una mano, me llevo, a regañadientes, hasta un espacio alejado de la la distorsión voraz; rincón en el cual, sinceramente escuchó esta pregunta…
 
¿Son, acaso, tres gotas de lluvia en algo parejas a millones de otras gotas?… Simplemente me queda responderme «cuanto en común tiene con el resto, mi identidad».