Decir…

Que decir puede, cuando relata al respecto de la desdicha o el luto adjunto a la muerte, embelesar al oído que escucha, a ese lector cual recorre tales sendas emotivas conformadas con letras…

Que decir puede contar acerca de aquel dolor que implacable se hinca, hasta tocar y torcer el futuro e intoxicar de alguien sus entrañas, y contrariando a ese sentimiento sonar a canto angelical cual suaviza causas terribles.

Que decir puede ser tan pluriforme, didáctico y hermoso, como para asomarse siendo caricia, incluso cuando presenta desamores, frustraciones y desdichas; los horrores anexos -propios, lejanos o próximos de esta vida- de todos aquellos que perciben el pulso y las vibraciones mientras sus almas y corazones son llenados de seda y de algodón, y de costuras y callos y espinos, mientras degluten respiros y tragan la hiel de su hígado o la dulzura que fue capaz de apresar su saliva.

Decir anudado a la innovación y a la fantasía, que con su tono y timbre alfabético, así como con sus licencias y recursos plurales, quita el óxido corrosivo que ensucia el hierro y el polvo del mobiliario, aviva las mentes dormidas y relaja los músculos tensos, muestra el peso preciso tanto del plomo como del aluminio o el mármol, o el valor inmenso de aquel grano minúsculo de arena que nos espera, cósmico, para contarnos sobre el oxígeno o el salitre sanador que reposa en cualquier playa.
Decir procaz. Decir complejo, simple o mordaz. Decir libre o medido. Que extrae la paja incordiante y cegadora de aquellos ojos que decidieron observar la panorámica, bajo el dintel, a través y apoyándose en su ventana.

Quien podría obviar: la potencia fecunda, la excelsa creatividad, las comunicativas y alternantes vestimentas con que se viste para decirnos nuestra tan amada poesía, cuando realza los paisajes imaginados, los avatares personales, o los acontecimientos de una realidad impostergable.

A la hora en punto

Mi día despunta magnificente; abro mis ojos y te veo mimosamente erizada; cómplice y deseosa, desnudada por la luz.
Siento tus labios carnosos traspasar el silencio nocturno; como ellos, humedecidos, besan mi pecho y sanan mis cicatrices. Creo en la religión de tu lengua, cuando danzante, recorre despacio mi cuello y así mismo sendos hombros. Reconozco el más grato e inocente apunte vampírico mientras tus dientes me otorgan el placer sensitivo, al morder, pérfidamente, cualquier parte de mi piel entregada.

Eres experta en las lides amatorias cuando de veras amas -sin recelos ni tapujos- bien aprendiste a instrumentar aquel compás que despierta al hombre sonámbulo, a la exclamación alentadora y a los gemidos que confiesan los puntos álgidos.

En esta hora soy un hombre agradecido reconociendo cuanta es la proximidad de su cielo. Un hombre que delata tanto su poder como su fragilidad al mismo tiempo. Un hombre que para nada quisiera extraviarse en la insatisfacción de no completarse o en la locura que devendría por perderte.

Todavía entre sueños -mudo de palabras. Sólo calzando onomatopeyas. Algo torpe- preso del onirismo que es sublime por llegar a ser palpable, recojo mi centro endurecido en la redondez de tus nalgas -debió sentirse imantado-

Me resulta ciertamente imposible de dosificar la proporción que debo tomar de tu perfume -propio y exclusivo- Causas la rendición de cualquier negación en la cual convengo; Logras embriagarme e hipnotizas de manera más eficiente que el mejor de los líquidos etílicos… Siempre cedo para entregarme a tus juegos.

Redoble

http://www.youtube.com/watch?v=ALP4rC9F4bw
Una mañana de paseo por los jardines, de estanque y de remos, de peces y cisnes, de mantel extendido sobre la hierba y de vino tinto llenando una bota de cuero que pasa de tu mano a mi mano.
Mañana y tarde. Donde quedan relegados a la ausencia; el trabajo, las preocupaciones y el tiempo que como peso nos entristece y arruga -solamente atendemos a las voces del presente, contamos, más que nunca, la vida por instantes-
Liberados del qué será… Avanzando nuestros pies y nuestras manos al unísono; protegidos por Cupido que nos lanza caramelos y corrobora su fe universal en los enamorados.
Consentimos en ser amnésicos, o quizás, somos simples nostálgicos aferrándose a la eternidad; negados a reconocerse en esos treinta que ya pasaron y también en esos sesenta que aún están por llegar.
No nos cuestionamos los antes ni padecemos de una ansiedad fruto de la incertidumbre por lo que vendrá, al sabernos, igual, inseparables como prolongados.

Por más dedos que una mano


Presiento que giraré la esquina y volveré a encontrarte… como siempre te quise, de nuevo repleta de frescura y sonriendo. Cuando sé, lo sé y lo sé -porque tengo la certeza de que hay tiempos que nunca se repiten- sé, que jamás has de volver como te tuve.
Aun reconociendo el trajín despiadado de esta realidad irresoluble, todavía nos quedan, juntos, dos cervezas por tomar y otros muchos hasta luego por decirnos -quede el adiós para aquellos que creen en una perpetuidad siniestra y no en la prolongación evolutiva-
Existen quereres que cambian, cuales no quieren danzar cuando se les llama para que acudan al baile de difuntos; así de perseverante es el nuestro; locuaz y didáctico allá donde esté.

Acerca de tratos en la trastienda

acerca de tratos
… y el banquero cedió al impulso de la confesión. Con una de las manos dentro del bolsillo de su pantalón -hecho a medida por un sastre que tanto cobraba que servía a pocos- y en la boca un enorme cigarro, le comento a su partener, hombre de leyes y a la vez político:
-de los obreros sólo hablen el sudor y sus músculos, acepten lo que se les da ¡ni reclamen! ¡ni piensen!
Agradezcan el pan y ese techo, si es que tuvieran, que les permitimos, el cual les cobija.
El valor de sus vidas viene determinado por su capacidad de esfuerzo y nuestros máximos beneficios.
Los obreros cabe que perezcan habiendo remedios que les salven; ajustemos su número al triunfo de nuestra ambición. Escondámosles los comodines de la baraja amañada que les presentamos como válida y pulcra para jugar la partida.

 

Tratos y tretas.
Guiños a escondidas
                    y manos que se estrechan
                             en los palcos o por los pasillos.
Falsos discursos y trapicheos,
                               bla… bla… blas cargados de hipocresía
                                         que vomitan muerte;

                                         ¡ hacer de trastienda !

Intereses y exorsiones.
Chantajes. Cartas anónimas.
Leyes retocadas según convenga
                        para lograr acuerdos nauseabundos
                                    que hacen persistan

                        el hambre y la enfermerdad
                               junto a la miseria.

Perdones injustos
que acaecen como amnistías absurdas,
                                    son el ejemplo indudable
                                   de que desde las altas esferas
                                    dan el visto bueno y hacen
                                            apología delictiva.

Grandes beneficios clasistas que perduran
estando a la orden del día
demostrando que no ha muerto la picaresca.
                     Hurtos y estafas
            cuales se prolongan en el tiempo

                                aun habiendo claros culpables
                                    que disfrutan de su libertad
                                           sin pagar condena.

 

Hibernar entre pasillos


No confundir la lucidez con el extravío. Nunca darle, al que baraja soluciones y forja y posee sabias respuestas, sustancias que castren su potencial creativo o aneguen su capacidad para destruir muros desafiantes e inútiles que se presentan; gruesos, resistentes y toscos.
Nunca renegar del ingenio ni imposibilitar a aquel hombre que afanoso recaba en lo más fantasioso u hondo, en pos de abatir conjeturas estúpidas e inservibles o desarraigarse de ligazones que bloqueen y paralicen.
Nunca golpearle, siempre ayudarle a proteger su yo sensitivo y maestro; el comodín que para todo sirve y que todo lo puede.
Nunca darle pócimas que le aparten de su vocación y leyenda o minimicen su perspectiva hasta vaciarle de su inusual destreza.
No maniatarle. Dejarle saltar y saltar, que su osada valentía traspase las verjas que blanden en su alto y en sus costados el filo de intimidadoras cuchillas. Verjas y espinos: calvario que respalda la pobreza; las fronteras individuales de que se sirve el severo totalitarismo que desprecia la parte más humana de nosotros, mientras jactándose de tener y ser fiel a la cordura acumula un historial de despropósitos y lanza una horda de salvajes y contractuales e infranqueables mandamientos que sobreviven aun siendo la mayor y más intransigente e indigna de las locuras.
Jamás robarle las plumas o cortarle las alas. Jamás secuestrar el vuelo de aquel ave que planea despierta y libre, intentando alejarse de la insipidez que invade la analfabeta ingenuidad de nuestro mundo con sus pueblos.

***
Corren tiempos donde son sentenciados como locos los seres lúcidos, al igual que son nombradas extravagantes las personas que innovan y se atreven.
Hay quienes tachan de locura el hecho de contrariar e inhibirse de las normas establecidas… Porque todavía existen seres que rehúsan coartar el aleteo de su ave; promulgan la rebeldía frente al conformismo tedioso y el pragmatismo que limita las posibilidades -pragmatismo, de a todas, obsolescente-
( Hasta llegamos a encontrar en muchas leyes recitadas en alguna hora por la ciencia, su fecha de caducidad ).

***
Condenado a la insumisión;
cisne negro. Patito feo.
Condenado a la incomprensión;
padeció de encierro.
Habló por los codos
pero aprendió a callar.
Entre uniformes blancos
que olían a sedación y ansiolíticos,
a euforia descompuesta,
a traumas remolcados que agitaban el pulso
y a depresiones incandescentes.
Forzado a padecer dentro de un envoltorio
junto a correosos remedios, él, contó lo justo.
A su lengua se la comieron
los horarios nada dinámicos,
y a la alegre vitalidad de sus gestos la devoraron
anchos butacones gastados y soporíferos.
Conto lo justo,
pero bien sabía que había hallado
tantos pedazos importantes que estuvieron perdidos.

Se ajusto a decir ante la comisión que convenía en reunirse para efectuarle análisis y estudio…

-No llegan ustedes, en este su hoy, a leer e interpretar la magia de los signos que muestra claramente donde está varado nuestro cielo.
No alcanzan a observar con cuanta facilidad podríamos asir el mejor de los futuros, ni pueden reconocer su propia verdad al comprender grandes dosis de mentira, siendo objetivos.
Son incapaces de prescindir, loan las leyes. Cuantifican tantos por ciento y diagnostican presuntuosamente con nombres pretérritos. Ustedes alaban las ecuaciones complicadas que solo entienden unos pocos y aberrantes logaritmos que confunden; son sumisos de las leyes exactas. No padezcan, doctores, del cruel absolutismo pues es la mayor causa de ceguera. Eludan sentenciar al cuerdo como loco y a ese loco al encierro indigno que lo ha de perseguir, con la tinta burocrática y siendo longevo; lo mismo que un grito persigue siempre al ser histérico.

318-omu G.S. (Bcn. 2014)

 

Reverso

http://www.youtube.com/watch?v=bEB_qZA_Rd4
Hay mañanas donde manda el cansancio, que asoman como cimas heladas y se suceden siendo cordillera, Mañanas cubiertas de telarañas poderosas y adherentes que, atrapándonos, nos inmovilizan y desgastan hasta dejarnos extenuados, incapaces de erguirnos y andar siendo primavera. Mañanas cuales nos dejan teñidos de umbría soledad y mancos de comunicación, apartados dentro de una cueva escondida que calla tras el hielo.
Hay algunas mañanas que van sobradas de luto, en que, intempestiva, ulula la noche, e incesante, cría fecunda, la muerte, en que aún resuenan los ecos ingratos lanzando sus dagas y los números pares cambian de faz para resultar esclavos de aquel impar cruel y austero.

En éstas: Pasadizos laberínticos se repiten, faltos de madera y de farolas, hunden su monótono estribillo en el aroma de otro café azucarado por la sobreexcitación; su amargo es tan amargo que devora el trajín alentador del día, porque al dársele vueltas a su negrura buscando respuestas, él nos recita, desafinado y mordaz, estrofas que cuentan sobre pasados franqueados cuales sólo fueron capaces de incrustar en nuestras vidas; huellas pesadas que quedaron adosadas como vicios nefastos y costumbres enmohecidas.

Seguro que sabes acerca de amaneceres donde ni el son del sol es capaz de ahuyentar la desnudez invisible y también terca de los fantasmas; ellos permanecen despiertos mientras los más terribles dragones vocean su fuego y espolvoreando cenizas multiplican los trabalenguas, nos impregnan de sonambulismo e ingenian infiernos que, sorpresivos, salen e invaden la luz al acudir desde nuestro adentro… Ensordeciéndose los melodiosos clarines que hacía poco sonaban, e incluso subyugando a la imponente percusión de los tambores que extasiándonos nos recordaba los tantos puntos conexos.

Solicito una eficiente vacuna que me inmunice de la angustiosa desesperanza que transita arraigada al mal de amores… cuando veo estamparse sobre los cristales empañados por la alternancia de emociones, las letras de tu nombre.

318-omu G.S. (Bcn. 2014)

Edificando pobrezas

edificando pobrezas

Para la inmensa mayoría, la riqueza de esta tierra asoma cada vez más distante; sólo una ínfima minoría disfruta de los frutos que nos corresponden a todos. Cada uno de nuestros antepasados, de igual manera, contribuyó a los beneficios productivos de este hoy.
En este inicio del siglo veintiuno, la pobreza eleva más aún su voz; hasta inhalar el aire que respiramos acabará por tener precio.

***
Los salarios descienden y descienden, las horas extraordinarias se efectúan gratuitas y son obligadas. Los trabajadores, por aquella necesidad que manda ineludible, tragamos un sinfín de injusticias cuando callamos sin atrevernos a reivindicar. Injusticias que derogan el estado del bienestar que supuso tanto esfuerzo. Injusticias que recaen como imposiciones encubiertas por las leyes que se modifican a peor para el trabajador, y que debido a las mayorías absolutas habidas en cualquier congreso, se establecen impositivamente. (Impera una forma de manipulación y de miedo que se propaga con extrema sutileza).

Mientras sube y sube el precio de los productos elementales, el poder adquisitivo de cualquier familia merma al punto de la asfixia; año tras año, los incrementos nunca van en consonancia con el alza de los salarios.
Los finales de mes aparecen raudos; traspasada la primera quincena ya tenemos que hacer malabarismos para afrontar los pagos e ir llenando la nevera; resulta imposible aquel gasto que surgiera de imprevisto -un dentista asoma inalcanzable- O bien el precio de los productos insustituibles es excesivo, o los salarios están desfasados con respecto a las exigencias del mercado.

El incremento de los precios no es casual ni se debe a la facilidad o dificultad de producción que otorgan los contratiempos dados por la propia naturaleza o por los inconvenientes de una tecnología ineficiente, (en el último periodo de la humanidad, los avances en cualquier aspecto industrial y tecnológico han sido más que sustanciosos). Este incremento sobre el precio de los productos no es fruto de la calidad o cantidad que vuelca cada cosecha de nuestros campos; por mucha producción que hubiera al respecto de algún alimento, la tendencia de su precio nunca es la de ir a la baja, siempre existe algún motivo, real o ficticio, para que quede justificado el aumento de cualquier producto. Hay personajes que esperando pacientes, ya urdieron los planes, según conviniera, que les garanticen enormes beneficios.
Los intermediarios suelen ser los que se llevan la mejor tajada. Porqué, pues, no establecen los gobiernos; departamentos, un método eficiente de control que le facilitara al ciudadano unos precios más asequibles -el buen uso de una reserva nacional quizás resultaría de salvaguardar los derechos establecidos, como ley, dentro de nuestra tan mencionada constitución. (Cuando la productividad se multiplica, se acumulan almacenados dichos productos, para ofertarlos más tarde al alza durante otras anualidades que respaldaran su incremento).

Se realizan constantemente estudios de consumo que, chivatos, evidencian las tendencias de compra -mayormente obligada- de los hogares, tendencia que suele ir en consonancia a los ingresos y recursos que obtiene cada familia.
Así resulta que, si por disponer de una economía escasa, se tiende a comprar; pollo o calabacines, patatas, arroz, zanahorias, huevos o carne de cerdo, no lo dudéis, que al poco tiempo aparecerá una excusa perfecta y veremos cómo se incrementa el precio, todavía asequible, de estos productos; productos, cuales se acomodaban de mejor manera al tamaño de nuestros bolsillos.
Poco importan las posibilidades de los ciudadanos, somos peones dentro del enorme tablero de ajedrez que es este mundo. Las normas siempre han sido las mismas, igual de intransigentes como de injustas; la pobreza debe existir así como la esclavitud y el tercer mundo -desarmonizamos esta tierra cuando dividimos el planeta en proporciones desiguales- Las fórmulas o el sistema por el cual nos regimos, queda demostrado que solamente aporta desequilibrio; un desequilibrio compuesto de órdenes y sumisión. De leyes que apuestan por estar inacabadas al disponer de vacíos legales de los que se valen los poderes fácticos para proseguir con la criba de que o quienes conviniera -la justicia se evidencia utópica-
Unos pocos sustentan el mando. Esos pocos que amasan fortunas, que gestionan y sacan provecho de todo lo que existe en el planeta, que utilizan argucias e hipnotismos para disimular las cadenas y los yugos de los que se valen cuando implantan la doctrina del servilismo -quedar como siervos cuando somos igual de hombres y de amos. Incluso tener que agradecer, continuamente, las migajas que nos corresponden-

Esa minoría que ostenta el poder económico, es la que también le indica y ordena a la clase política las directrices a seguir; esa minoría precisa de una clara diferenciación piramidal; de cuerpos y mentes amedrentadas, de algunos pies que aplasten otras cabezas; abducen y promulgan la discordia, sus intereses reniegan de la paz e incitan a la guerra.
Necesitan que estén bien remarcados los status sociales. Un simple obrero no debe nunca poder coincidir con ellos en cualquier restaurante distinguido o en sus estupendos lugares vacacionales, esto no puede seguir sucediendo. Estas personas, alejadas de la carga implícita en la palabra humanidad, enarbolan un sinfín de argumentos diferenciadores, se enorgullecen del mismo elitismo que les proporciona a los demás unas perspectivas de vida nefastas -poco importa, de su agenda es borrada la anotación que respaldaba el bien común-

Los papeles, durante un par o tres de décadas, han parecido modificarse por un espacio breve de tiempo (sólo en occidente), fue un espejismo dentro del orden que aparece como inquebrantable y que unos pocos establecieron en algún momento y que todavía permanece.
Pero, tras un estudio concienzudo, se ha vuelto a poner en marcha un plan maquiavélico que garantice y haga perdurar una tierra de esclavitud.
El poder fáctico ha urdido un plan de irremisible sometimiento; está rompiendo en mil pedazos varios de los escalones de la escalera del bienestar -los intuyo irrecuperables- La mayor igualdad de bienes y prestaciones que, progresivamente, habíamos conseguido gracias al esfuerzo de nuestros padres y abuelos trabajadores, se desmorona y parece al punto de perecer. Sin nosotros, como familias y obreros, haber contribuido, excediéndonos, para que esto sucediera, (es mínima, según los analistas, la parte de culpa que le corresponde al pueblo, cuando se sopesa numéricamente la deriva económica actual).
Desde arriba, las clases dirigentes omiten la realidad de la bancarrota y el despilfarro, no culpan a quien debieran, desvían nuestra atención y señalan hacia otro lado, les viene bien generar en nosotros un sentimiento de culpa cual también ayuda a consentir el sometimiento. Van destinado todos nuestros ahorros a la salvación de empresas privadas que erraron en su gestión -con el permiso de los mismos gobiernos- las mismas que nunca otorgaron ningún beneficio añadido en los tiempos en que era suma su bonanza. Les han concedido, mediante disfraces y artimañas la gracia de un salvavidas, el cual el pueblo obrero prosigue hinchando con laborioso trabajo e impuestos.

Dos generaciones vagan en pos de empleo y solamente hallan puertas cerradas. Mientras, sus progenitores, las generaciones que los aman, echan mano del pequeño colchón que tenían para darles ayuda.
A gran escala, la sombra del tercer mundo se alarga y también atrapa al sur de Europa. Esa parte de Europa, que se ve obligada a vender esas riquezas que le pertenecen, a precio de saldo, al recibir sutiles extorsiones.
Son continuas las confabulaciones, la clase política de cada estado esta cohesionada para defender lo suyo, para ello no hay diferencia de colores o de idiomas; ante todo debe proteger su imagen y reafirmarse en el poder manteniendo sus posiciones. Los ciudadanos de a pie, simplemente quedamos relegados a ser los que soportamos el peso del mal hacer y despilfarro de los gigantes que quieren mantenerse en el poder, así como de aquellos que tras perder en sus apuestas de juego, demandan ser resucitados aun siendo perdedores.
Los ciudadanos proseguimos perdiendo nuestros derechos, asistimos a una gala de prestidigitación y observamos como la clase media desaparece.
Reaparece la dictadura. El totalitarismo, camuflado de democracia, utiliza los dientes y sus uñas; se cierne sobre el mundo un sistema efectivo de dominio, una acertada y disimulada forma de guerra, de racismo, esclavitud y poder.

Cuanto me agradaría que fueran mostradas las cartas, cuando esos señores que representan al ciudadano, jactándose de su sabiduría, nos muestran su visión y las hipotéticas fallas de un gobierno, frente a una cámara o delante de un micrófono y sobre un estrado.
Ellos, verdaderamente saben acerca de la manipulación a que ellos mismos están sometidos por parte de las grandes corporaciones internacionales. Ellos saben al respecto de las cadenas que los maniatan al margen de las propias ataduras que su condición humana y miserable les acarrea. Ellos conocen la poca medida que tiene su libertad y la nula nuestra. Ellos son cobardes: siempre ponen el grito en el cielo de manera interesada y comedida; no se atreven a alzar su voz para denunciar tantas imposiciones que traban el bienestar y avance conjunto de los seres en este planeta. Ellos, no están faltos de inteligencia, saben a la perfección, que caben fórmulas para que esta tierra acelere su paso hacia el paraíso.

omu G.S. (bcn. 2014)

Mil gotas recitan lluvia

"aigüeta de barbaruens (zona Benasque -Huesca-)"

«aigüeta de barbaruens (zona Benasque -Huesca-)»

He visto a Dios desnudo por las calles, el cual adoptando mil formas distintas y pretendiendo ser próximo se acercaba con la intención de contar.
He contemplado a una virgen complacida, renegando de tabús y prohibiciones; restando el hambre de su cuerpo con tremendas dosis de sexo.
He sentido la intimidación; el frío de un cuchillo en la garganta, y sobre mi sien, la boca del cañón de un revolver asido a su yo mudo -suerte que su gatillo optó por no hacerlo hablar-
He intentado leer el árbol de la vida repasando las hojas que, escritas por todas las estaciones y repartidas por el otoño, alfombraban la tierra cayendo casi vencidas -el ciclo de la vida también se presta a la decoración-
He constatado que tiene manos y boca la tentación cuando secuestra o seduce los actos y la voz de los hombres. He observado como los hombres decidimos y cedemos a la tentación eludiendo el hacer responsable -el hombre, por defecto, se queja y reniega; señala y tiende a buscar la culpa siempre fuera de él. En tanta medida elegimos que diría disponemos de gran libertad-
He percibido que puede caber una honda soledad aun estando en compañía -tal suele ser la más inhóspita- Y he comprobado que es posible encontrar a los demás; siendo un ermitaño; ante el rumor docto y sereno de aquella soledad introvertida y profunda.
He visto a Dios que, cordial, dialogaba con el demonio -parecían hasta amigos- y a una virgen disfrutando repleta de lujuria, renegando de halagos santos y de cualquier tipo de pudor -no siempre es imprescindible tener himen para ser una virgen y es preciso la duda para poder encontrar a nuestro Dios-
Cuestiono un montón de referencias si atisbaran alguna pizca de estrechez en su propuesta -No me guío por dictaduras. Son presidio las fronteras-
Reconozco el valor de cada fuente, la maestría implícita en cada instante. Cada segundo que pasa sostiene esa elocuencia que nos otorga enseñanza y como añadido claridad.
Soy capaz de contemplar como los dogmas, tarde o temprano, padecen la obsolescencia; al asomar decrépitos vagarán moribundos

-si pretendemos agarrar nuestro existir sólo a un respiro… posiblemente nos ahogaremos-
318-omu G.S. (bcn. 2014)

Personal

pintura esporádica

Mi sello de amor también resguarda a la pasión, jamás lo dudes.
Ese acorde, añadido e imprescindible, que nunca puede faltar, porque musicaliza completando nuestro mundo.
La pasión. Que pretende recorrer con su lengua y como vampiro el largo de tu yugular, mordisquearte los senos hasta que se tensen tus pezones, y separar, al tocar con un dedo tu vientre, tus piernas cruzadas. Ahora es cuando me pides, entre susurros y gemidos, que visite tu interior y, sin reparar en el decoro, transmute ya sin demora mi deseo en gozo; te entregas complacida y me empapo de las sustancias personales que guardas en tus adentros.
( En ocasiones; padece de un letargo, dormita fallecido mi yo romántico… espero que te agrade su descanso ).
Impere la sensualidad y el erotismo ornamentando el decir de nuestros sexos -ser niños implica vivir todavía alternando el estudio con los juegos-
Busco darte, aquel precio carnal que alcance para pagar tantas promesas convertidas en realidad que me regalas.
No sé, de cierto, si merezco que me deshueses del propio cuerpo, así tornándome una fuente de energía que consigue hasta volar.
Sí sé… que sólo cuando confío, dejándome llevar, alcanzo el éxtasis verdadero y amanecen nuevos imperios.

318-omu G.S. (bcn. 2014)

composició floral