Por algo más que razones

http://www.youtube.com/watch?v=2CE6bgj-hx4

Mi fe no queda ridiculizada por un egoísta interés personal, va más allá de perdones salvadores, sacrificios, inocentes o culpables y demandas. No creo en un Dios para que sean disculpadas y lavadas mis equivocaciones, o se me reste trabajo al recorrer cualquier camino o para que se me conceda un billete hasta el edén soñado. Tampoco mi fe acontece alentada por ninguna cultura concreta ni por temor a las llamas del infierno o un padecer construido a base de miedos.

No observé nunca a mi Dios como a lavandera que de rodillas me sirve y quita de los vestidos sus manchas. Ni como a ufano sacerdote que, prepotente, con una de sus manos o mediante su decir hablado crucifica a unos cuantas de las ovejas del rebaño; hinca en sus vidas, astillas, condenándolos lejos del paraíso, igual que en sus mentes, prejuicios, que molestan y pinchan más que agujas punzantes o clavos afilados. Sacerdote que, con la mano que le queda por usar, a un tiempo y mediante gestos, marca signos en el aire que comenta son redención pues aromatizan purificadores y sagrados. Él: vanidoso; creyéndose con la gracia de eximir a sus congéneres de cualquier delito y culpa; conminándolos al arrepentimiento y solicitando el pago, garantizando el perdón tras someternos al rezo, (cuatro padrenuestros y tres avemarías), los cuales se sucederán tras la oscura y morbosa escucha, que espera, sentada y escondida, en una de las cuadriculadas caras de la celosía de un confesionario.

Mi fe ahonda alejada de símbolos y sotanas y de inquebrantables obligaciones; asoma dentro de la memoria del subconsciente, sujeta a razones inexplicables. Insiste e insiste en ser originaria; se aferra a un identitario vínculo fraterno. Rotunda, me hace saber que yo he estado formando parte de una partícula más primitiva que ancestral, de una mota minúscula y parada de nada donde se amasa y fermentaba todo lo que vendría. Partícula, la cual aburrida de su insulso estacionamiento, decidió multiplicarse y convertirse en multitud de «algos»; optó por estallar y expandirse como energía que progresa continua y desconoce lo que significa la vuelta atrás, que elude retornar para vivir sólo bajo un manto de impenetrable invisibilidad.

«… Tomó las maneras de aquella señal; la del caño de agua fresca de un manantial, que hacia el arroyo y más tarde hacia el río y el mar va, cuándo de entre las rocas emana.»

318-omu G.S. (Bcn-2014)

Ceguera

Aquí estamos; atrapados por los desastres de nuestra propia incompetencia.

Cuánta serenidad precisamos… La vida o la muerte, el placer o el sufrimiento de muchos seres depende, de un espíritu que va más allá de esta lógica ilógica humana que hoy impera, depende de la tolerancia y el respeto por cualquiera de las formas de vida y haceres que existen, pende de la virtud del amor, de su hacer pacífico y comprensivo lleno de temple, ¡MEJOR NOS IRÍA!.

Cuánta es la serenidad que necesitamos… la suficiente como para ser capaces de sujetar nuestros puños, mordernos la lengua, en pos de no echarle más leña al fuego, o relajar nuestros dedos que, involuntariamente, se tensan crispados. Todo con tal de no estrangular o destrozarle la cara a fuerza de contundentes golpes a algunos, (que son suficientes), de nuestros congéneres, de no reventarle la vida a muchos de esos que a sabiendas incendian hogares abarrotándolos de desgracias. (Me duelen tales expresiones porque soy persona que comulga con la no violencia).

Repaso la historia y quedo admirado por la respuesta de esos pocos grandes hombres, cuales no sólo predicaban cargados de palabrería, sino que, además, demostraban con cada uno de sus actos, situándolos en un lugar acorde al de su dicción, afianzarse sobre una propuesta de mejora y avance, sobre la propuesta saludable de vida que citaban.

Mucha es la falta de empatía. Cuánta hipocresía. Cuánto sarcasmo y cuántas falacias e ironía a de soportar uno, antes de convertirse en un «kamikaze» y batallar para intentar neutralizar a los leones que dominan los diferentes reinos.

Leones que demuestran ser como niños malcriados carentes de criterio. Infantes caprichosos que, malacostumbrados rompen sin contemplaciones preciosos juguete. Que requieren de rellenar su esencia vital, ( la cual extraviaron u olvidaron, despreocupados o amnésicos), por un sinfín de supuestas necesidades que quedan muy lejos de ser prioritarias.

Son eyaculadores precoces que, insaciables, necesitan auto-engañarse y creerse útiles salvadores, precisan cubrir su inexperiencia, su desconocimiento o poca práctica amatoria; copulando y copulando… malamente jodiendo y jodiendo, pero siempre quedándoles al terminar cada roto de sus tareas, la punzante agonía de la soledad y el vacío carcelario que representa sentirse diminutamente solos.

Los mayores y más desalmados asesinos. Los mayores y más déspotas tiranos han solido y suelen ser, grandes enfermos que perdieron el conocimiento de su origen conjunto con el resto, extraviaron la dignidad de reconocerse igual de humanos, son la suma de los peores instintos junto a la nefasta utilización del raciocinio. (Creo que la humanidad acaba de iniciar el salto al mundo de la razón, posee todavía más de animal de lo que prefiere reconocer).

Hay hombres que afianzados en el poder, (tanto visible como fáctico), no sopesan la consecuencia de sus decisiones, requieren de la opresión a otros y el mando, para tapar o disimular sus debilidades; son seres faltos de reconocimiento y aceptación de sus propios errores, de su propia verdad.

Incapaces de controlar si hay suficiente razón para sus leyes o demandas, o valorar el efecto posterior de sus decisiones o el peso intrínseco de sus argumentos o prejuicios, destruyen hasta a su propia familia y a su propio hábitat; se cagan encima de los seres que dicen que aman y sobre su casa. Suplantan su miserable verdad por la extorsión, el poder y el dominio.

Consigo entender a esa parte «anihumal», el mal funcionamiento de este mundo; sus desfases; las violaciones de cualquier noble derecho, su violencia incontrolada y extrema, las tantas separaciones hechas y que resultan lastre y perjuicio, el inmenso egoísmo que impera en todos los seres, definiéndonos como habitantes del cosmos repletos de idiotez; perjudicial idiotez que convoca a las realidades detestables y permite que se incrementen y persistan aquí, permanentemente presentes.

Para comprender el existir de trabas y dificultades parto desde dentro de mi propia casa, la cuestión y solución está anclado en mi epicentro. Rebusco en los pensamientos y las respuestas que yo tengo y ofrezco a cada instante y en cada uno de los días.

(Suelo pensar que estaría bien, sabiendo algunos lo que seguro conocen, que se atrevieran, en sus respectivos y nacionales debates parlamentarios, a exponer abiertamente la incongruencia de las decisiones socio/económico/políticas que nos imponen, así reconociendo que tales medidas y decisiones sólo se toman a base de sabotajes, primas, chantajes y extorsiones, se toman a sabiendas de que simplemente benefician a unos pocos; nada importando si las decisiones tomadas van en perjuicio del pueblo al cual representan. Estaría bien, sería fenomenal, que se abstuvieran de una vez por todas de un decir a medias con cifras etéreas y omitiendo compañías, lobits y nombres, o de procurar mantener la educada e ineficaz diplomacia implícita en su cargo.

La tierra es suficiente rica como para abastecernos a todos. Los números evidencian tal hecho, tendría que crecer mucho la población mundial como para dar unos índices de natalidad insostenibles, faltan todavía por nacer millones de ciudadanos para entrar en quiebra alimentaria. Existen suficientes avances tecnológicos como para lograr que sean productivas las partes que se determinan como improductivas en este planeta; los estudios científicos cantan. Disponemos de gente cualificada como para efectuar una verdadera revolución global. El saber de éstos, aunado a una conciencia responsable y honesta, procuraría una eficiente estructura tecnócrata que nos garantizaría las mejores decisiones en cualquiera de los ámbitos a tratar).

«El hombre se niega a encontrar el edén».

318-omu G.S. (Bcn. 2014)

Con buena vista, releo

NacerMorir[1]

Tras tanto oír hablar de elixires providenciales que rejuvenecen (y dícese por encontrar), acerca de pócimas mágicas que devuelven la vitalidad, sobre brujas malvadas cuales lanzan conjuros y de hadas bondadosas que rejuntan amantes y sanan de maleficios.

Tras conocer que también algunos gozan con la suerte de baños sangrientos y virginales para lavar sus pieles de arrugas y servirse de un ropaje inmaculadamente joven en su andadura, (aunque las vivencias igual les corroen sus entrañas como cualquier ratón hace con el queso).

Tras descubrir más de cien supuestas maneras, descritas en cuentos y leyendas, para prolongarnos en la carne así indultados de contemplar el peso de un calendario y el correspondiente chirrido estrepitoso del cuerpo cuando arriba a la vejez.

Tras tanto pedirle al universo que aquella parte muerta de mi vida alcanzara la resurrección. De suplicarle a cada amanecer que redoblara su luz y tomara cuerpo, esa, la mitad cual quedaba en aquella hora como ilusorio, sujeta a una envoltura ingrávida; como al justo punto de una ensoñación; asentada en la invisibilidad.

Tras tanto rogar que fueran desahuciadas las horas de manos quietas y despertara mi lengua dormida.

Tras ser un naufrago en mitad de un mar de asfalto que en su deriva recopiló el saber y la imaginación de tantos otros; llego a la conclusión que, los tuyos treinta años son; baño, pócima y elixir: renovación.

Un grato soplo que refresca mis mejores sentimientos y cierra las puertas de mi destierro.

Una imprenta de cordura moldeada con la justa locura que acalla terribles chillidos y derrite colores sobre mis oscuros pensamientos.

Una resta hecha sobre mis años que retirando el moho terrenal de los espejos vence a la enfermedad y vuelve amnésicas a las arrugas.

Aquel movimiento que, con el vaivén adecuado, fricciona hasta partir a la tristeza y embiste hasta arroyar a la fatiga y a la pesadumbre.

Una sonrisa sincera que, recordándome las fórmulas para construir, relata cuántas cosas quedan todavía por hacer y me incita al avance.

El guiño cómplice o la inocente travesura que rescata mis sueños de niño y, como experto mecánico, repara desvencijados deseos.

 

Entre tú y yo… sólo cabe un brote nuevo.

 

318-omu G.S. (Bcn-2013)

 

 

 

Quién tiene la llave de los principios poéticos…

 

Ya llegado el siglo veintiuno, no creo que nadie pueda ni deba encasillar dentro de ninguna regla, a un término tan incesantemente innovador, creativo y extenso; como es el de la poética.

Deberíamos abandonar la arrogancia a la hora de valorar el decir poético de otros, cada cual tiene su propio expresar y aunque no comulguemos con las maneras o con la exposición habida, la reflexión sobre unas circunstancias junto al peso de unas emociones en esas letras habita. (Sería bueno que nuestra lectura se arropara de humildad).

En diversas ocasiones he coincidido, tanto en foros como en blogs, con gente que delata esa arrogancia que menciono junto a un enorme menosprecio. Si la poesía tuviera una verdad única y absoluta, a mi ver, ya no estaría dentro del saco de mis predilecciones, ya no la consideraría poesía.

Quién es tan prepotente para encasillar dentro de un determinado orden, de exclusivas palabras, de estrictos numéricos o de encorsetadoras reglas, el mundo que decide como poético alguien; ese prisma o perspectiva, esa posible puntilla al respecto de una noticia, de unas vivencias, al respecto de los asuntos socio políticos o sobre temas surrealistas o claramente banales.

Quién es capaz de erigirse, hoy, en este siglo veintiuno; como un Dios crítico que sentencia lo que es vanguardia poética o lo que es irreverente o está caduco.

Cada cual tiene sus posibilidades, capacidades y maneras, y nos pueden gustar o no gustar las de otros, pero me resulta de un asco anormal, utilizar nuestras letras para despreciar, aquel decir escribiente que, seguro, con suma buena intención y máximo esmero y voluntad, hacen tecleando unos tantos otros.

 

«La humanidad refleja la situación de su actual identidad en pequeños detalles. Un individuo marca el paso… y cuando su paso repite y repite, da la sensación de que tal paso sigue el camino adecuado; así acabando por servir como ejemplo viviente. Cabe la posibilidad de que aún preñado de desatino, el acto, debido a su reiteración; adopte fieles, se formalice y haga cotidiano.»

 

omu G.S. (2013)

De una calle; una calzada y dos aceras

sofa y pareja 

Infranqueables, las hay de distancias.

Algunas mellan más que las leguas marítimas,

¡se alejan más que las antípodas!,

significan más que unos cuantos metros de altura,

¡que el alza imponente y con microclima de un tepuy!.

Existen distancias que dilatan o achican,

que separan más que las millas terrestres,

que aquellos tantos kilómetros,

cuales estirando los ojos,

convierten a los rasgados en redondos.

 

Hay distancias fatales que,

olvidándose de los vínculos de sangre,

burdas, son fratricidas,

y horadan hasta a la niñez sin contemplaciones.

 

Terrible es aquella distancia:

la que provoca la indiferencia cuando manda.

La que acude cuando un ser querido nos gira la cara,

porque unos ojos nos rehúyen esquivos

y no nos miran de frente,

cuando, huraños, se esconden,

cuando, poco cercanos, se agachan.

 

Esa distancia que pinta la mirada con tonos ásperos.

Esa distancia que delata la falta de empatía.

Esa misma que tiñe un encuentro inesperado de frío intenso.

La que toma por voz a los mudos silencios

cuando, estando en compañía, habla y habla.

 

De las peores: La que viste un rígido traje

y se ciñe a la indiferencia.

La que mutila los espacios conjuntos.

La cual sufre sordera ante los besos que se lanzan.

La que pone verjas donde no las había.

La que sujeta fronteras; alambradas y espinos.

La que a las manos unidas,

faltándole misericordia, confunde y separa.

 

Hay distancias insalubres,

que acudieron y se jactan:

de una sociedad construida con idioteces.

De un mundo que, hecho de porciones,

renunció al amor y a la comprensión,

y al hacerlo, sus deficiencias delata.

 

318-omu G.S. (Bcn-2013)

Historiadores modernos

entrant

De blog en blog. De post en post y tiro porque se me antoja

… porque me gusta degustar el contenido que aguarda en tus letras; las apuestas personales, las injusticias y reclamaciones, los poemas que delatan tú condición inmortal, y la que también tienes de hombre. Tus disertaciones venidas como fruto de la esporádica o continua locura o las desprendidas desde aquel árbol racional que inventa cultivos donde un desierto puso su nombre. O como no, igualmente, me agrada saber, acerca de las constructivas e intimísimas introspectivas que asoman siendo confesiones.

… porque me place saber que se esconde tras el escueto telón que titula e infiltrarme en los respiros de otros.

… por apetecerme ser descubridor y proveerme de diferentes entendimientos, así renovando la cara del horizonte, mis perspectivas.

… por la misma inquietud que fue vertida desde el inicio sobre el ser humano: para ampliar la amalgama de personajes con los que me cruzo en mi día a día.

Por ello… me aproximo a saborear blog tras blog; blogs cuales se acercan a ser pequeños museos; (recuerdos de historia pasada, voz de la historia actual y propuesta).

Recorro con un ansia vampírica, la sangre que se muestra volcada en la red. Me sumerjo dentro de un curso prolífico, en un río de creatividad, donde se llega a combinar en igual medida, la pasajera fantasía con el peso de la realidad. Donde fluyen multitud de posibilidades, de ideas, cuáles pretenden ir, en la mayoría de las ocasiones, más allá del carácter personal, más allá de ser sólo un añadido que se queda siendo plano y subjetivo.

Andando; como lector, de blog en blog; me siento un simple forastero, pero a la vez encuentro muchísimas reminiscencias que me hacen recordar lo próximo al resto que estoy. Cuántos símiles nos hermanan, nos interesan y preocupan, cuanta comunión existe en las mentes, en los sentires y en la memoria… Contradictorio; forastero y tan unido al resto.

«Como quejarnos de la falta de lírica, cuando por tantos espacios que visito, hasta en la misma forma prosaica vislumbro, un sinfín de recursos poéticos, contemplo al expresar escribiente rebosando estupendo lirismo.»

318-omu G.S. (Bcn-2013)

 

Desde las palabras a los actos… pasando por los pensamientos

incontrolable

Cuánto daño pueden hacer los “dimes y diretes”,

Claro ejemplo son, todas las intangibles palabras que acaban convirtiéndose en consistentes actos.

« … y Rosario, mi vecina del piso de arriba, cuchichea por la galería con la estirada Josefina, la mujer de Javier, y esta última, más tarde, ausentada de su propia perspectiva, al salir de la iglesia desprecia, le niega el saludo a Carmen, la panadera. Sin saber si era cierto o tan fatal aquello que le fue relatado en el patio de luces.»

Los medios de comunicación, regidos por intereses privados, inclinan sutilmente  al ciudadano hacia posturas determinadas. Provocan acercamiento o aversión. El fusilamiento o el perdón.

Con sagacidad actúan preponderando allá donde les convenga, pero casi siempre desentendidos de darnos una información objetiva de aquello que acontece. Sus maneras bien medidas, sujetan un propósito, unas conveniencias. Los ciudadanos solemos estar manipulados, mientras rezuma, como trasfondo, un insufrible hedor.

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¿De veras?

ball de colors ¿Amamos de veras?

Tal vez nos sienta bien creer que lo hacemos.

Existe la duda cuando esta cuestión yo acometo.

 

Puede ser quizás que quedo; sosteniendo el ansia, dispuesto, pero no al punto de converso. En el camino, pero sujetándolo tan sólo como a un inmenso anhelo, siendo una cometa que baila alzada, arremolinado su hilo en mis manos, pero a merced de los vientos.

 

Tanto oímos al respecto de su inmensidad, de su grandilocuencia, que nos apetecería, en alguna ocasión, degustar por entero el qué de su significado; amar y ser amados,(ser agua de su fuentes).

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Fumata blanca: la contradicción de un imperio.

jardín de las delicias

 

Ya fuera; blanca, rosa, verde  o naranja… para nada me importa.

 Que más me da el personaje o el nombre con que nos regalarán al próximo supremo del vaticano…

Si es que, fuera cual fuera, proseguirá permitiendo los tantos horrores, callando sobre la importancia de sus olvidados deberes. Mientras da, (con cara de santo), su peculiar bendición e imparte bautismos.

Venga, junto a ésta (la “fumata”); una elocuente sensatez falta de hipocresía. Recuerden, con sus actos, el mensaje que fundó el que hoy es su imperio. Tengan la vergüenza y la valentía que, para nada, antes tuvieron.

Vendan sus obras de arte. Vendan todas sus propiedades, y pongan los beneficios al servicio del pueblo. De un pueblo de feligreses que, sin techo y hambrientos; padecen lo indecible, sufren sin necesidad de sufrimiento, agonizan y mueren.

Dejen de abogar por el cielo, de simular pintar con el rosa y darle azul a sus plegarias, cuando al callar, defienden los intereses del diablo y la fe de los infiernos.

Quiero de nuevo, verles caminar con sandalias y túnica, comer mendrugos de pan, y contemplarles beber, de las fuentes, su agua.

Quiero reconocer en ellos la cruz que Jesús llevó, y no el maquiavélico gesto del poder, que derrama vinagre sobre las heridas.

318-omu G.S. (Bcn-2013)

 

Adonar-se’n / Darse cuenta

flors de tardor
Flors de tardor que omplin tots els nostres racons buits
donant-nos l’esperança que cal tenir sempre per estimar.
Escombrar les cendres del que no val la pena de guardar,
sense deixar que es perdi la intensitat d’aquell foc que mai mereix apagar-se.
No patir, angoixat, per un present que encara no està,
que no sabem si naixerà per agafar-nos, de cop i volta.
Tinc molt per aprendre; dolors que s’en van ja no pesen com pena.
Virtuts portant-me la vida, jo les agafo, per no deixar-les marxar.
Tinc la certesa del somiador esperançat que res rebutja al creure tot somni possible,
de l’ocellet que està boig de content, tant per poder remoure les ales com per volar o saber cantar.
Resoldré dubtes quines per fruit omplen les vides d’inseguretat. Pagaré deutes. Estriparé totes les carregues —les que porto des de l’inici, amb la primera petjada, les que arrossego des del començar—
Els sorolls s’esvaeixen del meu dia a dia. Avui puc dir que m’abracen, de la vida, les seves dolces melodies.
Hi ha vegades que entenc la pau i l’harmonia em xiuxiuega,
i la sang adormida que encara no em bullia, plena d’estels i de colors, ara disposa de prou força per a despertar-me dels mals somnis impossibles de pair.
Cuino alegria; la condimento amb la millor de les essències.
Vida! tornes a mi!… Bé saps que per a reconèixer la teva immensa vàlua, hem de recorrer hostils deserts i lluitar i lluitar dins d’un munt de croades.
Crec en el mateix «nostre destí» igualment present: tan lluminós com fosc.
D’entre les gotes de pluja ja fa temps vaig descobrir un cor de plata estampat amb molts símbols i ple de robins… Sé que per fi he trobat el nostre planeta.
(castellano)
Flores de otoño que llenan todos nuestros rincones vacíos
dándonos la esperanza que hay que tener siempre para amar.
Barrer las cenizas del que no merece la pena de guardar,
sin dejar que se pierda la intensidad de aquel fuego que nunca merece apagarse.
No sufrir, angustiado, por un presente que todavía no está,
que no sabemos si nacerá para cogernos, de repente.
Tengo mucho para aprender; dolores que se van ya no pesan como pena.
Virtudes trayéndome la vida, yo las cojo, para no dejarlas marchar.
Tengo la certeza del soñador esperanzado que nada rechaza, al creer todo sueño posible,
del pajarito que está loco de contento, tanto por poder remover las alas como por volar o saber cantar.
Resolveré dudas cuales por fruto llenan las vidas de inseguridad. Pagaré deudas. Destruiré todas las cargas —las que llevo desde el inicio, con la primera huella, las que arrastro desde el empezar—
Los ruidos se desvanecen de mi día a día. Hoy puedo decir que me abrazan, de la vida, sus dulces melodías.
Hay veces que entiendo la paz y la armonía me cuchichea,
y la sangre dormida que todavía no me hervía, llena de estrellas y de colores, ahora dispone de bastante fuerza como para despertarme de las pesadillas imposibles de digerir.
Cocino alegría; la condimento con la mejor de las esencias.
¡Vida! ¡vuelves a mí!… Bien sabes que para reconocer tu inmensa valía tenemos que recorrer hostiles desiertos y luchar y luchar dentro de un montón de cruzadas.
Creo en el mismo «nuestro destino» igualmente presente: tan luminoso como oscuro.
De entre las gotas de lluvia ya hace tiempo descubrí un corazón de plata estampado con muchos símbolos y lleno de rubíes… Sé que por fin he encontrado nuestro planeta.