Tan ladronamente sorpresivo
que alcanza metas de imprevisto
mediante impulsos inesperados.
Invisible y a la vez tangible.
Animalescamente humano
y contradictorio.
Descaradamente gallardo.
Es generoso al obsequiarme nuevos brotes:
ramos preciosos que colman estancias
rociándolas de vida frenética.
Tan locuaz y comunicativo
como inescrutable y laberíntico;
algunas veces suena simple y comprensivo
mientras otras resulta
incomprensible y complejo…
Así de rocambolesco se expresa,
cuando como muelle se estira o recula,
e introspectivo o miedoso se esconde
o aventurero e inquieto se alarga;
tal cual se muestra mi ser
-es de asemejarse a aquellos instrumentos
a los que nunca fui capaz de sustraerle
su total vibratoria elocuencia-
Agradecerle su mutar;
el norte que auspicia y el sur que contempla.
Sus cuerdas tensadas y el marfil de sus teclas.
El trigo que reparte durante todo el año
y hasta su hoz afilada, cuándo siega o degüella.
Mi ser muta,
tal cual hace la mar y lo mismo que el aire,
respira presente,
sopla el pasado
y silba futuro,
muta insaciable
y desentraña innovaciones
¡tiene grandes pulmones!
Es cantante porque tuvo buen oído.
Es cantante que evoca misterios
mientras vuelca emociones
alternando sonoridades.
Tanto me apacigua al arrullarme como brisa,
mostrándose pacífico y sereno,
como corre huracanado
e incontenible me arrastra por el lodo correoso
de arrozales y ciénagas.
Mi ser suena a tanto
que dudo al respecto de cuánto cabe en él.
Dudo…
si él debe reconocerse
como una suma y por tanto como muchos,
o es una resta que da como resultado;
un uno sedentario que vaga solitario
entre diez números posibles.
318-omu G.S. (Bcn. 2015)



