Un sí hecho de intuiciones y de huellas

http://www.youtube.com/watch?v=LBpN5dPqgbk

 

Aquí, en mi ahora; corta resuena la voz del tiempo.
La lectura de él, que me otorga la gravedad y el astro sol, es simplemente como un cabello del flequillo de entre los muchos dispuestos en la cabeza y por el cuerpo.
Válgame abarcar más…

***
En mis manos no cabe el absolutismo de un fin que sólo pacta con la decadencia y la muerte perpetua -mi doctrina se afianza en el tránsito constante-
Sé que mi esencia sobrevive a cualquier tragedia hecha con segundos, al gozo supremo, pero vanidoso, egocéntrico y puntual, que reclama como pago, colapsos y taquicardias, e incluso resiste ante los holocaustos presuntuosos y prefabricados; mi esencia opta por permanecer como causa inmortal; deja hacer a la existencia y se prolonga.
Aunque, en algunas ocasiones, mi mente ejecutara vistiendo el hábito de traidora y negase a la fe que me da fuerzas… mis manos sujetarán, sin soltarlo, a ese hilo interminable: la continuidad. Ellas sostienen la intuición acertada que supera con creces constataciones que acaban por contradecirse y fórmulas científicas.
Mis manos reconocen, más allá del tacto humano, un baile de formas que nunca termina; danzas variadas que se reparten por espaciosos salones.

( Repetidamente asisto a sesiones de magia, donde una insignificante varita, extrae lo que desea desde una chistera que aparenta no guardar nada).

***
Por qué decir -adiós, cuando conviene mejor oír un -¡hasta luego!.
De seguro, proseguirá con sus acrobacias esta vida y, desde algún rincón, resonará el reconocimiento junto al triunfo. Se escuchará vitorear a alguien mientras completa su agradecimiento con palmadas.
– Han de sucederse, interminables, los enlaces energéticos, para significar la incontable proporción del infinito-
Por qué vivir angustiados y presos del temor, sabiendo que: Es ineludible traspasar el umbral del limbo; perecer y renacer seguidamente, para descubrir y degustar los qué’s del universo.

***
Mientras… absorbido por aquel pragmatismo que urde sentencias: Contemplo como la piel que antes reconocía húmeda y tersa, tras el asedio insistente y corrosivo de los días, resulta vencida por la sequedad y las arrugas. Como los labios exuberantes, provocativos y carnosos, se entornan hasta perder su volumen y encararse delgados. Como la consistencia dura de cada uno de mis músculos, se aminora y cae caduca por reblandecida.

Mientras cuento las horas, avisto mi camino hacia el ser de mariposa.

318-omu G.S. (bcn. 2014)

Sentencias chocantes

sentencias chocantes
Menuda la desfachatez e ineficacia del sistema judicial a la hora de dirimir sentencias en muchos de los juicios; al ladrón y estafador de millones se le condona la pena que le correspondería, si es que él se compromete y hace cargo de la devolución de una cifra que se estipula como digno pago para la estafa o hurto. Cifra cual cabe que no sea, en la mayoría de los casos, el total del botín robado, eso sí, se le reclama también, haga público su sincero arrepentimiento, que cabe suponerse debiera devolverle la confianza y aliviar el pesar y la indignación de los ciudadanos que han sido estafados, (al tratarse de una entidad financiera a la cual se le efectuó rescate, repercute en la economía, tal estafa, de absolutamente todos los ciudadanos).

Y así es como estos mangantes, mal usando la potestad de su cargo, resultan absueltos de pagar con la pena de presidio.
Tales sentencias no dejan de ser una fórmula perjudicial que incita a cometer nuevamente más de tales delitos, ya que en el supuesto de demostrarse la culpabilidad de dichos personajes, con el reembolso de la cantidad que se les solicita, no conocen las verdaderas consecuencias de contrariar a la ley, y pueden continuar libremente disponiendo de sus días, sin saborear la amargura que hay tras las rejas de una cárcel, en la cual si se impusiera una equitativa justicia, debieran haber hallado su destino.
En cambio si su negocio fraudulento no llegara nunca a salir a la luz, el disfrute de la recompensa les garantiza un poder y un status que, dadas sus ambiciosas características, les servirá para proseguir e innovar propuestas delinquivas que sacien sus antojos y llenen sus arcas personales.

Mientras, en la sala de vistas contigua, un vulgar y necesitado ladronzuelo, escucha como por seiscientos euros conseguidos tras un hurto buscando el descuido dentro de un comercio, sin tener la anterior y citada opción monetaria para librarse de su sentencia, es condenado sin remisión a su inmediata reclusión.

Claro queda, con tal diversidad de sentencias, que pesan más los intereses fueran cuales fueran, que ir equilibrando dignamente la balanza dentro de esta sociedad al administrar de igual manera la justicia.

De dos: una voz


Ahora ni una palabra vierte mi boca; dicen mis ojos, te hablan y piden. Descarados; como tramoyistas descorren el telón y abanderan al deseo —auspician el punto justo de lascivia cual es capaz de avivar las lenguas adormecidas—.
Tú aparcas toda vergüenza; la timidez, apocamiento y fragilidad que otros, fruto de su desconocimiento, te suponen, y te preguntas hasta dónde me permitirías… y te respondes «lo que te entregue, quede sólo para ti». Yo rememoro e intuyo —antes ya obtuve tus placeres, los conozco— luego, de seguro, ya encontraré de nuevo tus paisajes sobre la mesa.
Apuesto por ti: sé que apartas de las vías los cedas, los prohibidos y las limitaciones. Sé que te prestarás a darle libertad a mis demandas, que accederás a concederme, en todas sus posibles formas, la savia que salvaguardan tus montañas y tus sanadoras y revitalizantes propiedades marinas. Contigo merece la pena sumergirse y nadar.

 

Escuché: Entre sueños le confesaste a mi vigilia y a tu almohada, cuánta es la perdición que te sabe a gloria dentro del juego, que sólo negárteme sucedía para, invocando al animal, soltar de las cuadras su embiste; liberarle de su espera paciente-impaciente, y que éste, contigo jugueteara presumidamente erguido. Bien conozco, que hay veces que precisas de un vendaval para que, lleno de ímpetu, éste te arrastre con su carácter sorpresivo. Bien sé… que si persistiera por mucho tiempo la brisa suave, quedarías adormecida.
Rememoras días, dándote cuenta que conoces con precisión los enseres, amuletos y planos que protejo dentro de mi cofre humano-sagrado —hace ya algún tiempo que dejaste de jugar a los dados y a la ruleta, que tu ocio y placer no depende de ninguna apuesta que devenga ruinosa o te aporte victorias inciertas.
Mientras le susurras a la noche deleitas mis oídos: me delatas como poseedor de tu fusión predilecta… Repites con ganas, tomas y tomas de mis cócteles: De ese sexo —de dicción lenta— que consigue alzarte de a poco, frente al que se planta, creyéndolo como irrenunciable, cualquiera de tus trozos; el cual te sorbe y, repasando cada centímetro, te lleva en volandas hasta la cúspide donde solamente persiste un eco embriagador.
De ese sexo desmedido que es capaz de aunar sentimientos y así calzar hasta el porte romántico. De ese sexo explícito que te cuenta acerca de tu mucha valía: te hace saber que eres, con su dicción universal ¡insustituiblemente importante!. No una vacua simpleza que se utiliza por interés puntual. No un dibujo hecho con apetitosas curvas y atractivos colores, que aparece y se arruga y se desestima y se rompe. No un naipe, en partida de póker, del cual uno se desentiende en descarte.

Todavía no soy capaz de describir por completo, mediante el vocabulario que conozco, tu magnitud. Quedo a medias pero sabiéndote…

318-omu G.S. (Bcn. 2014)

La adolescencia (de los quince al millar)


– frente al esplendor –
La adolescencia está complacida de vivir.
Estirada sobre el césped de un valle o de una ciudad, esa pronta y humana edad, fusiona el ritmo de canciones.
La juventud ve nacer y marchar las formas y los dibujos que los elementos les conceden a las nubes, advierte claramente la suma existencial que prende en cualquier metamorfosis.
Silba para sí tantos sinónimos de identidad, que el cosmos la salvaguarda, ella se reconoce como un diminuto pellizco de todo lo que hay y al tiempo se siente tan ligera como libre.
La adolescencia mecida por las cortas cuerdas de una edad, cepilla con sus diez dedos la hierba frondosa que la acoge, por crecida, blanda y mullida, bien alimentada por los astros y la lluvia.

Adorable, la adolescencia, levita ingrávida. Se presenta libertaria. Pasea dentro de un jardín que es amparado por cuatro callejas, cuales delimitan con claridad, donde se encuentra la frescura del color y el verdor maravilloso que concede prender una senda plagada de posibilidades y sueños.
Sonríe limpiamente ante tanta inmensidad, que la reclama debido a la rebeldía innata, que a decir verdad, resulta más fornida y resistente que aquel poder establecido que a la larga resultará caduco y caerá vencido, o un sinfín de imposiciones o ataduras innecesarias.

Ella parece haber encontrado el edén que para otros, ¡ fieles del espasmo colectivo !, les aparece tan lejanamente apartado, al ser esclavos de unos intereses, o de la castración que otorga la propia incredulidad.

Tal edén resulta para muchos: un inmenso obelisco complicado de abarcar. Paraíso irreal e imposible utópico. Un objeto de difícil invención para sus mentes. Una vela de aniversario, que se apago sin antes pedirle un deseo o ni tan siquiera llegar a soplarla.

La adolescencia -quizás por disponer de excelente energía o tener presente a la magia blanca que la parió un día- nunca se queda estancada en ninguna certeza tan sólo tangible, pretende ante todo… descubrir y sentir lo tanto y mejor que puede abarcarse al disponer de una vida, degustar el placer dispuesto en cada uno de los respiros que le son concedidos.

– tras la maceración –
Hay adolescencias que perduran; se resisten a abandonar a esa madurez que se siente vigorosa y sabe que todavía le quedan muchas momentos nuevos por inhalar, demasiados tarros por destapar. A la misma que aún estrecha a la ilusión y a la esperanza como a inseparables compañeras, a cuáles jamás les dió destierro ni abandono cobardemente en ninguna batalla.

¿ Será que esa madurez es más joven de lo que creen los demás. Qué las arrugas no pesan tanto como algunos dicen, que suman hasta compensar las deficiencias y al añadir saberes multiplican la capacidad ?
¿Será que hay años que pasan y por ser cuidadosos no llegan a extraviar las valiosas perlas resguardadas por los sueños. Ni tampoco amainan ni un ápice las ansias de libertad ?

Existe una madurez que abraza todavía al verso niño, que tiene linda musa y bebe de las fuentes virginales, cuales cuándo remojan lo que tocan con su agua, esto queda impregnado de productividad. Existe una madurez repleta de exquisita adolescencia; que va mucho más allá de tabús inexplicables e incoherentes y de juicios en los que no cabe la ducha labor que ejercen las dudas y en los que acontecen los veredictos como absolutos.(Será que existe un Peter Pan que no requiere de psicoanálisis; ni de psiquiatras ni de psicólogos y es capaz de volar aún pisando con firmeza la tierra).

Verso niño aguarda el timbre; emplaza a la fe devota de amigos y opta por aprender mezclando juegos. Aborrece destruir el universo que se le ha dado, quiere y quiere procrear.
No se achica frente a códigos ni leyes absurdas, ni emblemas que agasajan doctrinas, ni tampoco teme al peso de los años, él cree en la eternidad.
Verso niño crece y crece, no se detiene, pero reniega de perder su fortaleza, el hechizo adolescente. Sus murallas son tan confortables que sobre ellas reposan millares de estrofas. Quiso pintar en ellas; cupidos desnudos, planetas orbitando y el arco iris dentro de un sinfín de corazones. A verso niño le sobran las puertas que quiebran la luz y traban la entrada, (él confía). Así mismo, no le presta importancia a la imagen o a los nombres, pues él aprendió a leer unos ojos, a escucharlos e interpretar.

318-omu G.S. (Bcn. 2014)

" Tossa de mar (Girona)"

» Tossa de mar (Girona)»

Raíz social (el secuestro)

" Pseig. sant Joan (Bcn.)"

» Pseig. sant Joan (Bcn.)»

Cómo sopesar ciertamente la pobreza si sujetamos el prisma de los valores que se anteponen en occidente.
Donde el consumo desmesurado siempre encuentra motivos para proseguir, cuando infinidad de productos, todavía útiles, terminan incrementando la altura de las montañas de tantos estercoleros, y muchos barrancos, acogen la deriva de aquellos alimentos que perfectamente podrían rescindir el dolor que sabe a hambre, al abastecer los estómagos de esos muchos seres necesitados que piden a gritos que apareciera y crezca en los hombres el carácter compasivo.
( El desperdicio e inutilización de alimentos está establecido dentro de la órdenes del día, su obligación se debe a que se mantengan al alza el precio de los productos indispensables de consumo. No importa la enorme productividad de una cosecha, los incrementos nunca se reducen fuera como fuera de bien la recogida de la siembra; al ciudadano le queda pagar lo que quieran, sea lo que decidan, sea como lo marquen).

«» Bien haría un gobierno que se precie de gestionar con justicia a su pueblo, de poner medios para controlar los tantísimos beneficios, cuales para nada son acordes al esfuerzo que les supone su labor a los intermediarios.
Los dirigentes permiten los incrementos abusivos, se abstienen de regular con criterio objetivo las barbaries que a este respecto se suceden, las cuales serían tachadas por cualquier juez justo de rocambolescas y deshumanas.»

Tan poco pesa la pobreza que clama en el norte si fuera comparada con la que desde los tiempos padece el sur. Sur, que asume con mayor dignidad su miseria, la misma miseria que a nosotros nos debería avergonzar. Por ella, nosotros, nos vamos todavía hoy repartiendo inmensos beneficios, que son producto, no lo olvidemos, de una fórmula permitida y soslayada de esclavitud, (la astucia y sutileza de los países ricos, de nuestro occidente, es impresionante; siempre encontramos razones para mirar hacia otro lado o lavarnos las manos).

Está claro que no existe ninguna diferencia en el hambre, ya la padezcan niños u hombres o mujeres situados en el hemisferio norte o en el sur.
El frío siempre es frío, y el hambre, haya donde estuviera, lo mismo pesa como hambre; igual puede causar sufrimiento y muerte allá donde se encontrara.

Las bases en cuales se afianza este sistema mundial, denotan constantemente sus fallas, (suelen aparecer discursos astutos, palabras llenas de falsedad y dedos que desvían la atención del ciudadano -intencionadamente acusadores- y que procuran hacernos creer o dudar según conviniera -andamos apresados por la continua manipulación que se viste con variopintas formas-
Diría que se evidencian los defectos, cuándo decimos y actuamos prescindiendo de mencionar la interrelación que existe entre absolutamente todo lo que ocurre en los distintos lugares y entre todos los seres del planeta. (Sería un grandioso homenaje a la vida efectuar un plan de avance conjunto).

Un reparto de la tierra por porciones sólo acarrea una división de intereses; los esfuerzos por separado ralentizan, hace que seamos menos productivos y raudos de lo que por medios y saberes podríamos ser. Fraccionar los territorios y denotar diferencias, aunque hoy quede faena por hacer, muchas asperezas por limar, termina por comportar enfrentamientos inútiles, una pérdida de tiempo y de energía. Nos sumerge en continuas luchas infructuosas que nos desgastan y desvían de un proyecto que para todos es primordial si es que pretendemos ganar en salud. (Hay que atreverse y no dudar de la capacidad que en nosotros se dispone. Cabría esmerarse al máximo, e igual serviría, el efectuar una labor a base de campos específicos tratados por gente cualificada que se entregara a un proyecto basado en una conciencia enraizada en el bien común y afianzado en una metodología tecnócrata).

Cómo puede ser que nos inclinemos ante una tendencia económica y productiva que nos perjudica a todos -norte y sur, dado el evidente vínculo, la corriente insalvable en la que estamos, los hombres de un mismo planeta, inmersos-
Que solamos advertir como minúsculos los problemas que acucian a otros, cuándo son problemas que acabarán por llamar a nuestra puerta, denota nuestra necedad o incompetencia.
La globalización debería aplicarse de forma total, sujetando todos, sin ningún tipo de distinción, las mismas reglas.

Cómo puede ser que una insignificante distancia, un determinado color de piel o un variado abanico de culturas y religiones, en vez de aportar por la magnífica variedad que nos suponen, solamente nos sirvan de escudo, para desentendernos de una problemática que sucede, en buena medida, con nuestro consentimiento y por nuestra permisividad.

La crisis que actualmente, aquí y en otras partes del planeta, hinca sus dientes, es fruto de un plan que, con premeditación, previamente se ha urdido para resucitar una tierra de amos y esclavos; la igualdad de clases sólo fue un puro espejismo.

» Hasta que los hombres no cambiemos la interpretación que hacemos, la que se estipula sobre una entidad hecha de individuos con diferentes intereses, basada en alambradas, códigos y divergencias; olvidada de las inquebrantables y mismas necesidades comunes y de las similitudes que nos identifican claramente como a un único pueblo, que si se uniera, lograría ganar velocidad y avanzar con mayor rapidez.
Mientras mande más un individuo que el conjunto. Mientras nos falte una conciencia empática, comprensiva e integradora, y piense, y golpeen una mente y unas manos, operando ineficaces, porque observan las vidas de esos otros que transitan, como alejadas, como ajenas. Mientras protejamos nuestros pasos con el honor absurdo que converge en las grandes mentiras cuales edificaron una insignificante minoría, para facilitarse la dirección y controlar a lo que ellos describen despreciativamente como a masas, para subyugar a ese resto -resto mayúsculo- en cual se encuentra mi amada familia y mi querido pueblo, hasta entonces… cada uno de los movimientos que realicemos sobre el camino -camino empinado, camino torcido- nos llevará hacia una noche cerrada y extensa que termina en el mayor de los abismos.
Si es que antes no acertáramos a sacudirnos las telarañas que nos maniatan, conoceremos el significado verdadero de la palabra ocaso.»

318-omu G.S. (Bcn. 2014)

Amigo y enemigo

"des de l'ull d'un castell (sta. Coloma de Farners)"

«des de l’ull d’un castell (sta. Coloma de Farners)»

Amigo del hielo, de la lluvia, de la niebla, del rocío y de la escarcha; cómo no, amigo del agua… Sumo gotas y formas allí donde me encontrara.
Escucho igual a las campanas que a los tambores o a los cencerros, lo mismo oigo el aire cuándo pasa y sale desde dentro de trompetas o de flautas que a las cuerdas que saltan dando vías sonoras a una guitarra o a las que el cosmos insiste en hacer vibrar.

Amigo y compañero de los gallos y del alba, de los crepúsculos visionarios, del aroma y gusto amargo e intenso del café, adicto y amigo de las letras, de los buenos postres, de la energía que se adereza con algún pellizco de calma. Amigo de equivocarme con mis actos o con el habla, dañando o confundiendo, aún sin querer, a otros pasajeros que en este viaje también me acompañan. Amigo del trazo imperfecto que avisa al ser que le queda trabajo y que el esfuerzo reclama.

Enemigo del sofá y de la cama que lastraran inundándome de pereza, del tic-tac monótono que causa arrugas; del tono que envejece al contar las horas apoyándose en un reloj, de cretinos que creen que lo saben todo, de cotilleos que enferman familias y vecindarios, de utilizar el pensamiento cuándo danzo o de escupirle a quién me advirtiera o aconsejara.

Amigo y enemigo de todo lo que existe o está por descubrir; no abandono el entretenimiento; juego a tener supersticiones ancestrales para lograr saber donde está enraizado mi hombre, si el siglo veintiuno que piso me corresponde.

318-omu G.S. (Bcn. 2014)

" monestir de Montserrat "

» monestir de Montserrat «

El tren

el tren
El tren recorre sus vías; rueda y rueda. Igual efectúa paradas y descubre equipajes itinerantes a los que recoge como deja atrás semblantes variopintos y el trajín de poblaciones.

El tren carga y reparte correspondencia, y también, transporta y despide viajeros, educaciones, conocimientos y culturas, dentro y desde el cubículo de sus vagones.
Entre silbidos que saludan y al tiempo advierten, y un traqueteo que adormilante nos abduce. El tren restaura sus ambientes mientras visita y se empapa de paisajes.

Su movimiento alimenta perímetros marítimos, muestra fotografías de bañistas y cangrejos, e incluso aquellos horizontes que son todavía una ficción, que viven intangibles pero que están por encontrarse. Le sopla secretos a los girasoles que giran como faros, dándole hermosa estampa a extensas planicies, y escucha la charla de las aves, y reverencia, cortésmente, la sublimación de los elementos, cuándo el firmamento al querer besar las cúspides rocosas, le permite a las montañas elevarse.

El tren, si fuera tirado por carbón; mientras sueña raíles tose humo -cualquiera diría que padece de bronquitis, que usa pipa y es un fumador empedernido-

Y ni el aire -como el mismo cielo, al transformar diseños hasta zamparse como golosinas las nubes-  no puede sujetar por mucho tiempo las figuras que, del tren, sus humos forman, cuales deleitan e inspiran para que aparezca la imaginación… De la misma luna que lo atiende prestándole su cara noctámbula. O del sol, cuándo majestuoso, doblega a la nocturnidad e invoca para él a la mañana.

¿ Bestias racionales ?

bestias racionales

 

La peor de las bestias asoma en los anales de la historia con un solo nombre; ella es el hombre.

Si existen «pecados» imperdonables, con todos éstos comulgan los hombres; el sadismo implícito que acontece bajo cualquier pretexto, (sordo ante el dolor ajeno), vocea junto a la tortura. Las violaciones más violentas se suceden, sujetando la manipulación de otros seres, estas violaciones procuran satisfacer al afán insaciable de control y dominio albergado en algunos de nuestra especie.

Traspasados los límites que determina un asesinato, (siempre injustificable), todas las demás barbaries quedan por debajo, por lo tanto, son admisibles para aquellos que son capaces de cometer tal atrocidad; la de matar.

También añadir al saco de los despropósitos demoniacos, la necesidad que tienen una parte de nosotros, los humanos, de someter a nuestros congéneres; así es como llega a tomar cuerpo el tráfico humano y cualquiera de las posibles fórmulas de esclavitud; ya fuera una esclavitud racial, cultural o genérica.

Hay hombres que precisan reafirmarse menospreciando y creyendo inferiores a una parte del resto.

Requerir del poder para sentirse realizados, válidos o completos, solamente deviene cuándo está claramente enraizado, (en la mayoría de ocasiones, inconscientemente), a una ambición desmesurada o a un complejo de inferioridad; cual demanda subyugar y controlar la vida de los demás seres o especies con las que se cohabita.

Los hombres no cejamos de instruirnos de sapiencias útiles, pero resaltamos nuestra necedad al, cerrando los ojos, perder de vista el conocimiento de donde estamos situados dentro del proyecto evolutivo, y al también desaprovechar el paraíso en que nos hallamos ubicados, (resulta de una idiotez dantesca la imagen que ofrecemos si es que alguien, desde algún otro lugar, nos estuviera observando).

No estaría de más… honestamente, con nosotros mismos sincerarnos; perder la vergüenza de reconocernos y al hacerlo procurarnos ese avance capaz de alcanzar una velocidad encomiable.

Para que esperar a las generaciones venideras cuando podría ser ya hoy.

Rumbo al norte

rumbo al norte

» El decidir es… ponernos en marcha, dar el primer paso.»

Antes prefiero perder la voz que decir sandeces o mentir o dañar intencionadamente, (unas pocas veces debí perder mi voz).

Aunque le doy continuamente el visto bueno a un carrusel gigante de payasadas, porque sé de seguro, que como una llave maestra abren las puertas de estancias que estaban de claridad negadas; erradican sollozos venidos por hondas tristezas al despertar sonrisas y hacer que los pesares queden por un instante en la nada.

Acoplé a mi montura una espada verbal y el gesto noble y leal, ¡son ruines los traidores!.

Adopté aquel retrato de desnudez que hasta al sexo le resta vergüenzas; al mostrarlo virtuosamente curativo, mágicamente transparente.

318-omu G.S. (Bcn. 2014)

Fronteras invisibles

besant la pau

Traspasé los hitos que delimitan los dominios donde mandan los gases y los líquidos, para convertirme en un compuesto adherido a una masa consistente y homogénea; para llegar a saber lo que se siente, al utilizar tendones y músculos, para así poder fraccionar mis gestos y movimientos al contarlos con un tiempo concreto. Para articularme limitadamente y desplazarme de otra manera que no fuera levitando incorpóreamente, sostenido por la ingravidez, o sinuosamente deslizarme entre un millar de virtuales y, aquí, fantasiosos acueductos.

Para también disponer de un cerebro que razonase así dotándome: De pensamientos y elucubraciones. De dudas que suelen atrapar en su deambular algunos miedos y otros tantos aciertos. De analíticas propuestas que todo lo desglosan, y ensalzan o crucifican, mediando los circunstanciales, a una existencia. E ingeniosas ideas que solventan cuando inventan nuevos diseños para la arquitectura.

Cruce infinidad de fronteras invisibles para afianzarme o crujir sobre unos huesos que definieran nuevas perspectivas, que supieran mantenerme erguido y dispuesto para nuevas andaduras que esperan a mis ansias descubridoras. Rebase las fronteras que delimitan la vida, porque preciso sentirme alumno que, incansable, sigue y prosigue aprendiendo.

Soy un ser que cabalga entre el tacto sólido y el soplo etéreo. Ser, hecho de porciones, de pellizcos que viajan como aire próximo a otros nacimientos; ser en busca de climatologías y nuevas estaciones.

Soy un ser que flotó y flotará siendo polvo de estrella. Que salpica esta u otras galaxias, añadiendo luminosa u oscura energía, según corresponda y dicte la madre naturaleza.

318-omu G.S. (Bcn-2014)